Advertencia: esta historia fue escrita dando rienda suelta a mis ridiculeces. Es un poco diferente a lo que suelo escribir y quizás sea una reverenda caca. Leer con precaución.
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Las cosas en la UA marchaban bien y con tranquilidad. Hacía tiempo no tenían un ataque de villanos, y aunque no podían salir del predio escolar, los alumnos vivían su vida como alumnos normales que se preparaban para ser héroes.
Denki estaba acostado en su cama pensando en los últimos hechos de su vida. Estaba feliz como una lombriz, todo era paz y armonía. Excepto por sus notas y el temperamento de su novio. Jamás habría paz en esos aspectos. Que Dios se apiade de nosotros.
Un escalofrío recorría su cuerpo cada vez que recordaba lo fiero que se ponía Katsuki cuando le iba mal en un examen. Aunque también se veía bastante sexy. Su novio era muy lindo. Soltó un suspiro de enamorado. Cualquier persona podría ver los corazones que flotaban alrededor de su cabeza. Cada vez que pensaba que Bakugo era su novio sentía ganas de saltar por todo el lugar y cantar canciones tontas como en las películas de princesas de Disney. ¡Ah, qué más daba! Iba a hacerlo en ese momento. Se levantó de la cama y abrió la ventana para que los pájaros vinieran a él con su canto celestial.
—¡Libre soy, li...! Ah no, esa no. ¡La puerta es el amoooor! ¡La puerta es...!
—¡Kaminari! —Iida lo estaba llamando desde el balcón.
—¿Qué pasa presi?
—¿Podés cantar más bajo o cerrar la ventana?
—Pero si cierro la ventana no van a venir los pajaritos —explicó Denki con un puchero.
—¿Qué pajaritos? Ag, no importa. Si necesitás un pájaro pedile ayuda a Koda, pero no cantés más, o al menos no tan alto. —Luego de decir eso se metió en su habitación. Kaminari pudo ver que su ventana estaba abierta. "Él debería cerrar su ventana" pensó enfurruñado.
Bueno quizás debía ir a pasar el rato con su novio. Su novio. S-u-n-o-v-i-o. Salió de su habitación cantando de nuevo, alzando la voz a propósito cuando pasó por el cuarto de Iida.
Subió al cuarto piso y golpeó la puerta de la habitación. Bakugo abrió un momento después.
—Katsukiii —Denki se colgó de su cuello.
—¿Qué querés? —Aunque le había hablado con una evidente mala onda, sus ojitos brillaban. Abrazó a Denki por la cintura.
—Vine a pasar el rato con vos —respondió con una sonrisa enorme. Bakugo esbozó una sonrisa. Caminó hacia atrás para ingresarlos a la habitación y cerró la puerta.
—¿Tenés ganas de hacer algo en particular? —preguntó sin romper el abrazo y repartiendo besitos por toda la cara. Los besos cortos llegaron hasta la mandíbula y bajaron un poco más. Kaminari rio divertido y se retorció en sus brazos.
