Ellos: Son la lujuria, el placer, el deseo, el dominio, el poder y... el pecado.
No los mires directamente.
No los toques.
No les dirijas la palabra sin su permiso.
Respétalos como los reyes que son.
Ella: Es el sarcasmo, la espontaneidad, la bellez...
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Otra fotito de Dani en multimedia
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Adriana
Los nervios se instalan en mi sistema al oír la voz del intruso. Es algo que simplemente no puedo evitar.
Podría jurar que se pueden escuchar los engranajes de mi cerebro funcionar a toda velocidad mientras el entendimiento llega a las facciones de mi rostro.
La mano que antes reposaba sobre mi boca evitando que emitiera cualquier tipo de sonido se retira lentamente hasta que solamente la mano sobre mi cintura queda haciendo contacto con mi piel.
Miles de preguntas se plantean en mi mente en solo una fracción de segundo.
"¿Qué hace él aquí?"
"¿Cómo entró a la habitación?"
"¿Fueron ellos los causantes del sonido que minutos atrás escuché en mi ventana?"
"¿Qué carajos quiere?"
Lentamente el cuerpo de Axel retrocede, alejándose de mi cuerpo. Me giro sobre mi eje para quedar frente a él.
Una máscara de neutralidad se plasma en mi cara, pero por dentro estoy nerviosa hasta las trancas. No tengo idea de qué está haciendo él a estas horas aquí, y el hecho de no tener ninguna cosa que me dé alguna pista sobre el motivo me altera de mala manera.
Frente a mí, el cuerpo de unos de los sexys hermanos Walker está parado de brazos cruzados mirándome con una sonrisa ladina y burlona.
Apenas y puedo echarle un mejor vistazo cuando mi línea de pensamientos se ve interrumpida por su ronca voz.
—Hola, fiera.
Tratando de no demostrar ningún indicio de lo intranquila que me pone su presencia respondo.
—¿Qué carajos haces aquí Axel? —Mi tono es bajo, pero firme.
De repente la luz de la habitación —que solo tenía una tenue iluminación producida por mi lamparita— se enciende, dejándome ver que no solo contaba con la presencia de Axel, sino también la Daniel. Debí suponerlo, estos dos vienen en un mismo paquete, jamás por separado.
¡Yei! Nótese el sarcasmo.
—La verdad es que estábamos aburridos —responde Dan a mi pregunta mientras se acerca hasta quedar junto a su hermano, ambos en la misma posición.
Vale, ahora me siento un poco chiquita ante la impotente presencia de estos dos.
Carajo.
—Ah, claro, es obvio, cuando me aburro también allano la habitación o las casas de otras personas, porque, ya saben, asustar hasta que casi dé un infarto y romper la ley está de moda.
