CAPÍTULO 15 ✔

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Ya ha pasado una semana desde la llegada de ese mensaje

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Ya ha pasado una semana desde la llegada de ese mensaje. Una semana extrañamente tranquila, y eso me pone los pelos de punta. Es como la calma antes de la tormenta, ¿y lo peor de todo? Esto no es una simple tormenta, es Alec, él es un huracán entero que va de la mano de un tsunami.

Daniel y Axel no se separan de mí en ningún momento, y cuando ellos no pueden estar conmigo, Acke hace su glorioso acto de presencia. Al principio lo agradecí —los dos primeros días— ya los demás fueron un poco agobiantes. ¡No estoy sola ni para bañarme! Siempre uno se queda cerca por si pasa algo. En serio, me falta muy poco para estrellarles la cabeza contra la pared.

También ha sido una semana desde que Rose apareció nuevamente. No la dejo salir, no hay necesidad de ello, pero de vez en cuando escucho sus susurros en mi cabeza, es muy molesto. Debo admitir que traté, juro que traté de contenerme el mayor tiempo posible, pero es simplemente inútil, tarde o temprano sabía que ella tomaría el control, solo que no esperé que lo hiciera frente a los chicos y tan pronto.

Ellos no han comentado nada al respecto, siguen como si eso fuera algo normal, su comportamiento hacia mí es básicamente el mismo, exceptuando que ahora andan pegados como lapas, claro.

En noticias más alegres, Mattias y yo nos hemos hecho muy cercanos estos días, resulta ser un tío muy leal y gracioso. No puedo evitar reírme cuando lo tengo cerca, es como... un payaso personal. Al principio mis tres "guardaespaldas" no estaban muy contentos con la idea, en realidad no lo están todavía, pero les planté cara y finalmente después de unas horas de convencimiento logré hacer que al menos se calmaran un poco, están reacios pero obedientes.

—Saquen el libro en la página 176, por favor, hoy comenzaremos con la reproducción humana

La profesora de biología ordena y a regañadientes abro la página.

—A ella sí le haría falta una buena follada, esa cara de amargada solo se quitará con un buen palo —susurra a mi lado Mat.

—Uy, sí, a ver si nos trata mejor, parece que tiene un palo metido en el culo —Respondo de la misma manera.

Ambos reímos por lo bajo.

—¿Pasa algo, señorita Méndez? ¿Señor López? —Nos regaña la señora Bush.

—No, profesora, estamos bien —Contesta él.

Ella nos dedica una de esas miradas tan amorosas que la caracterizan —nótese el sarcasmo— y se gira para continuar la explicación.

La hora se me hace realmente lenta porque puede que hayamos seguido hablando, puede que nos hayan atrapado y puede que nos hayan sentados separado, ojo, puede.

El timbre suena y siento como si el alma me volviera a cuerpo. ¡Al fin! Un minuto más y me lanzaba por la ventana.

Recojo mis cosas a toda velocidad y voy hacia la puerta, donde me espera Matt para ir a la siguiente clase.

Evil Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora