📚Capítulo 17📚

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Aprieto mis manos con fuerza y las miro con cautela, el corazón me late demasiado rápido y un ligero nerviosismo hace que no deje a mi pie izquierdo totalmente quieto.

Desvío la mirada hacia otra dirección para al menos quitar de mi cabeza sus reacciones, ¿por qué se lo toman así? Solo he sido sincera.

—¿Lucy, estás segura de lo que dices? —Valery habla tan lento como si tuviese miedo de lo que vaya a hacer.

Llevo mis manos a mi cabeza y me despeino sin importar que todos los presentes me vean, no puedo calmar la ansiedad que siento justo ahora.

—¿Por qué no habría de estarlo? Jardel es un chico guapo y me ha salvado. ¿Por qué no podría llegar a desarrollar sentimientos por él cuando se convirtió en mi héroe? —Hablo tan rápido que si me entienden sería un milagro.

—Si hasta hace poco lo detestabas...

—Vane, eso quedó en el pasado, además todo eso fue por culpa de mi madre, tengo derecho a decidir por mí misma. —Entrecierro mis ojos hacia ella para buscar algún indicio de que cree en mi palabra.

Sin embargo, solo se limita a agachar la mirada y unir sus manos para luego apretarlas, al igual como lo hago yo.

—Cuando te conviene es que decides por ti misma —espeta la rubia.

—Val, no me molestes. —Ruedo los ojos y llevo mi vista a la barra donde se supone que pondrán lo que hemos pedido en esta cafetería—. He decidido que le daré una oportunidad a Jardel, es un descerebrado pero tiene algo que me gusta.

—Yo solo espero que sepas lo que estás haciendo y que no hagas lo que estoy pensando —dice Vanessa, luego de quedarse un largo rato en silencio.

¿Por qué ahora quieren cuestionar mi decisión? Como la adulta que soy he decidido esto; quiero salir a divertirme, quiero explorar, quiero dejarme llevar y poder disfrutar de lo que se me fue privado.

No quiero darle el gusto a mi madre de que me quedaré sentada viendo como sigue tratando de buscarme un marido que esté a su altura, porque es obvio que de la mía no será.

Además, Jardel se ha portado muy bien a pesar de que es un poco intenso, es chistoso a su manera y promete que puedo olvidar mis problemas por aunque sea, unos breves minutos.

Quiero esto, quiero hacer lo que quiera, sé que no es lo usual, pero que al menos me permitan lo que se me antoje.

Si algo sale mal yo asumiré las consecuencias, mientras tanto, haré lo que me plazca.

—Tranquila, las cosas saldrán como tienen que salir, deja de preocuparte —le digo a Vane.

Pasamos el resto de la tarde hablando de nuestros trabajos, las chicas y yo habíamos quedado en que comeríamos juntas, así que por eso estamos aquí.

Han surgido ciertos temas, de los que a veces no todas estamos de acuerdo, pero que aun así nos apoyamos.

Para mí siempre es un placer contar con ellas, a pesar de que ahora se mantienen alerta por lo que dije de Jardel, no es para tanto pero ellas no piensan igual.

Me pongo de pie y me despido, quería pasar más tiempo con ellas pero ya había quedado con cierto chico moreno.

Salgo del local y al ingresar a mi auto me dirijo al parque de la ciudad. Llego antes de lo esperado y tras estacionar me coloco mis auriculares; salgo de mi vehículo y me encamino hacia una de las bancas.

Cada paso que doy es acompañado de una suave melodía que me transporta a mis quince años; aquella edad donde me auto domine insuficiente para todo, supe desde aquel momento que aunque todos esperaban algo diferente de mí, yo siempre iba a ser un desastre andante.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora