📚Capítulo 38📚

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Un hormigueo inusual cubre mis manos, mi corazón bombea a una velocidad descomunal y mis emociones están a flor de piel.

Cierro los ojos recordándole a mi cabeza que esta ha sido la mejor decisión, ¿por qué? Es simple, yo estoy en paz con ella.

La felicidad que aflora todo mi interior es como si por fin me hubiese ganado el mundo, en este caso, gané al tomar una decisión que me costaría bastante.

Abro los ojos y mis amigos me miran expectante, quieren saber qué decidí, pero es tanta la emoción que cargo que me es casi imposible articular palabra.

El nudo en mi garganta se siente tan palpable que mis ojos se cristalizan, de tal manera que torrentes de lágrimas se deslizan por mi mejilla. Y por primera vez lágrimas de felicidad.

Todo mi cuerpo se estremece al ser consciente que esto definitivamente es real, no es un sueño, no es un comentario que hayan dicho; es la realidad, una realidad por la que he luchado.

—Menos lloriqueo, más palabras —agrega Liam en tono sarcástico.

Austin y yo lo miramos y estallamos en risa. Liam es... Liam.

—¿Qué ha pasado? Ya nos tienes preocupado —interfiere el rubio—. Tu llamada de ayer nos alertó, sabemos que tomaste una decisión, pero ya dinos cuál.

Escruto sus rostros y limpio mis mejillas. Suelto un jadeo inevitable y una sonrisa se extiende por mis labios.

—Es mía —les afirmo, ambos me miran sorprendidos—, la propiedad finalmente es mía.

Decirlo en voz alta es como hacerlo más real. Ya no es un sueño imposible, ahora lo puedo palpar, ahora sí puedo demostrar de lo que soy capaz.

Año tras año luchando por esto y por fin lo he logrado.

Cuando la señora Stella me puso a elegir entre Lucía y mi sueño más anhelado, elegí sin dudar mi sueño. Mentiría si digo que no me dolió, pero estoy tratando de comprender que hay luchas que no me corresponde pelear.

Es una guerra familiar dañina, yo no quiero ser infeliz si me involucro con ellos.

Ya fue demasiado sin yo ser parte de ellos, no me quiero imaginar si lo fuera.

He pensado cada minuto en aquella chica de ojos avellanas, su sonrisa sigue grabada a fuego en mi memoria, no la fingida, más bien la real que pocos conocen.

Sé que habrá momentos donde quizás me arrepiente por no haberla elegido, pero también estoy seguro que ella podría entender que entre sus miedos, mis limitantes y su madre, esto no tendría ningún futuro.

Primero ella debía ser libre, y si no es lo que quiere ser son cosas de ellas.

No todo me concierne a mí por más que ella me importe.

Y justo por eso estoy en paz conmigo mismo.

—Por un momento pensé que dirías que preferías a Lucy —añade el pelirrojo.

Los chicos se sientan en mi sofá de la sala de estar mientras yo voy por unas bebidas.

—Yo también lo pensé —le sigue mi otro amigo.

Ruedo los ojos y bufo. Sé por qué lo dicen, era demasiado predecible.

Tomo las bebidas entre mis manos y voy hasta ellos. Le entrego la suya a cada uno y en completo silencio degustamos nuestros aperitivos.

—Si no fuera porque Lucy aún no tiene el valor para enfrentar a su madre —empiezo a decirles tras darle un sorbo a mi zumo—, me hubiese confesado sus sentimientos y de una vez por todas fuese honesta conmigo, tal vez y solo tal vez, la hubiese elegido.

—¿Pero no estabas seguro de lo que ella sentía? —cuestiona Liam. Lo miro por una ráfaga de segundos y doy vueltas a lo que ha dicho en mi mente.

—Lo estaba —le confirmo mientras una sonrisa triste adorna mis labios—, pero aunque yo lo estaba necesitaba escucharlo de ella, sabía que en el momento que lo dijera toda su máscara se rompería en totalidad conmigo.

Pero a veces cuando intentamos crear una versión muy distorsionada de nosotros, es difícil solo cambiarlo porque conociste a alguien que te prometió amarte con o sin ellas.

No soy un experto en el amor, más bien en lo que he vivido.

—No puedo negar que me has sorprendido —comenta Austin. Me sonríe con esa cursilería característica de él y palmea mi hombro con sus manos—. Ella me agrada, pero tú eres mi mejor amigo y prefiero tu bienestar a que dejes el pellejo por algo que no puede ser.

—Al final yo siempre se los dije. —El rubio y yo miramos con desdén a Liam—. Pero debo admitir que estoy orgulloso de tus decisiones. Sé cuánto significa esto para ti.

Al final esto es lo que cuenta, tengo el apoyo de mis amigos y saben que tomé la decisión correcta.

Que sea la correcta no significa que en algún momento no me sentiré triste por la manera en la que sucedió esto, pero la madre de Austin siempre me enseñó que si algo debemos tener en cuenta es que de acuerdo al momento, tu actitud y aptitud, demostrará lo maduro que fuiste en cierta ocasión.

Sé que habrán momentos difíciles, donde me preguntaré por qué no elegí a mi chica, pero también sé que tengo una vida, una autoestima que trabajar, un futuro por construir y amar a la persona más importante, o sea, yo.

En mi corazón y en mi mente ella sigue siendo mi chica, aún con el corazón roto y sufriendo las dagas que me disparan los recuerdos, ella lo sigue siendo.

Sé que mi querer hacia ella fue genuino, eso no lo cambiaría.

Pero si de algo estoy seguro, es que esta circunstancia me enseñó que no siempre obtendremos lo que queremos, a veces bastará un momento para recordar lo que nos planteamos desde un principio y pensar si aún estás a tiempo de continuar con tu proyecto de vida.

¿Costará? Por supuesto, si esto hubiese sido fácil carecería de diversión y te perderías la oportunidad de disfrutar la montaña rusa que es esta gran vida.

Tan solo una sonrisa ✅ [TST. Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora