Capítulo 25:

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 Elín daba vueltas en su cama. Era el primer día siendo nuevamente novia de alguien y ya había arruinado las cosas. ¿Pero qué esperaba? ¿Que lo besara y tomara su mano teniendo a su madre que podría salir de cualquier lado? Tomó su celular dispuesta a llamarlo, pero al ver la hora desistió. Eran las 2 am de un jueves, mañana tenían clases y ella trabajo. Debería estar durmiendo.

Cerró sus ojos con esfuerzo y cubrió su cuello con las mantas. Quizá estando más calentita fácilmente se rendiría al sueño. Pero por el contrario comenzó a sentir todo a su alrededor. El sonido del tik-tak del reloj comenzó a enloquecerla. Se levantó y tomándolo lo sacó al pasillo. Cerró la puerta y volvió a acostarse. Comenzó a escuchar la vibración del respirador en el agua de la pecera. Tapó sus oídos con la almohada. Quería gritar.

De repente un sonido que no conocía comenzó a desequilibrarla aún más de lo que ya estaba. Se sentó en su cama dispuesta a encontrar el origen y apagarlo, pero no veía nada en la penumbra. Cubrió sus ojos cuando unas luces bajas se reflejaron en el vidrio de su ventana. A paso temeroso se acercó a la ventana y divisó una camioneta que bien conocía. Su semblante se suavizó de inmediato y se sintió extremadamente feliz. ¿Sería posible que él la estuviera entendiendo por lo de esa mañana?

Abrió al ventana y le pidió que la esperara con una simple seña. Luego de eso fue al pasillo para asegurarse que su madre no se hubiera enterado. Al comprender que estaba segura, se cambió de ropa y trató de bajar por su propia ventana sabiendo que si lo intentaba por su puerta principal, estaría muy jodida.

Se acercó con cuidado a la camioneta porque aún no sabía en qué condiciones estaban. Teitur la esperaba junto al capó. Las luces le bloqueaban la vista del chico. A un metro de él vio que vestía un gorro y campera de jean, estaba más arreglado de lo usual. Lamió sus labios, no sabía qué decir. Levantó su vista y la penetrante mirada de su supuesto novio le aclaró todos los magullados pensamientos. Él tomó su mejilla y la acarició lentamente. La tensión entre ellos era muy densa. Elín enroscó sus manos en su brazo y él la acercó hasta unir primero sus frentes y luego buscar sus labios. Respiró su aliento y absorbió su cálida boca.

Una vez en la camioneta pusieron música {somebody de Dagny} y condujeron por la costa. Llevaron las ruedas a la arena y aceleraron con los vidrios bajos. El pelo de la rubia se mecía de un lado al otro, pero nada le importaba más que el hecho de ser ella misma con alguien a quien comenzaba a amar lentamente. Apoyó su espalda contra la puerta y posó sus pies sobre las piernas de Teitur quien conducía totalmente relajado cambiando marchas cada que fuera necesario.

Bajaron en la arena descalzos y corrieron las pequeñas olas, dibujaron figuras con sus pies frente a las luces de la camioneta y se besaron unas mil veces. Allí solos en el medio de la nada. En un momento Teitur sacó del baúl una pequeña heladera portátil y tomó dos botellas de cerveza. Elín sonrió sorprendida cuando le entregó una. Le extendió una mano para pedirle ayuda, y apoyando un pie sobre la rueda delantera de la camioneta, subió al capó y comenzó a bailar tomando de su bebida. El chico, entre aplausos y palabras de aliento, subió el volumen de la radio. Hasta ese momento nada se habían dicho con respecto a lo de aquella mañana, y tampoco parecía que fuera necesario. Ambos entendían que había cosas que se tenían que ocultar, incluso sin realmente quererlo. Al fin y al cabo tenían estos momentos.

Elín finalmente se sentó cuando una canción lenta comenzó a sonar. Y Teitur no perdió chance para meterse entre sus piernas y besarla plenamente en los labios. Ella rodeó sus brazos alrededor de su cuello y respiró profundamente su aroma. Sabía que se estaba metiendo en un problema del que no podría salir. Se enterraría en la arena hasta que la marea subiera porque jamás se había sentido tan cercana a alguien, ni siquiera con su ex novio. Teitur tomó su cintura y cuando la música volvió a ser divertida bailó moviendo su cuerpo y el de ella como si vibraran en sintonía ambos a la par del otro.
Una hora después, la devolvió a su casa. Desgraciadamente sabían que no podían quedarse mucho más rato despiertos ya que el nuevo día se les venía encima. Se detuvo en la puerta de su casa, apagó el motor y besó la mano que tenía entrelazada con ella. No querían separase. Atrasaron lo más que pudieron la despedida, se besaron una vez más y unieron sus frentes solo para sentirse el uno al otro. Esa noche no hacía falta el sexo, porque ya con tenerse el uno al otro era suficiente. 

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2021 ⏰

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Mi porción de sangre (Elín y Teitur)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora