...A veces las personas nos fichan de una manera, y cuando nos venimos a dar cuenta, nos comportamos exactamente como ellos quieren...
– Este es tu desayuno –digo mientras termino de preparar la comida más importante de día y vi al invitado-obligado vestido con uno de los pijamas viejos de mi padre con dibujitos de carritos, no pensé que algo así se pudiese ver sexy...
Me equivoqué terriblemente.
Solo vestía los pantalones que a duras penas había logrado que se pusiese y ahora su cabello largo y sedoso estaba suelto, y no sé por qué, pero esto solo le daba un aura más poderosa.
Él se queda de pie junto a la mesa mientras yo termino de cocinar el huevo frito y las tostadas que estoy preparando.
Volteo hacia él, parece soldado, me intimida aunque quiera aparentar que no es así.– ¿Puedes sacar la jarra con jugo del refrigerador? –pregunto y le señalo el frío, él se dirige hasta este si decir media palabra, lo abre y toma la vasija de contenido naranja para luego colocarla sobre la mesa.
Sigo en la preparación del desayuno pero la presencia abrumadora de esta persona me pone extremadamente nerviosa, ya cansada giro sobre mi eje quedando cara a cara con él.
– No vas a crecer más –expreso pero no parece captar la indirecta–. ¿Te crees poste de luz? –pregunto pero su ceño fruncido es lo único que recibo–. Siéntate por Dios, me pones ansiosa –pido y eso basta para que tome asiento a la mesa.
Esto me hace cuestionarme muchas cosas, fue como si tuviese un robot delante en vez de una persona. Decido no seguirle dando vueltas al asunto y le sirvo en un plato sentándome delante de él a comer.
Lo veo mirar su plato con confusión, luego a mí y a su plato nuevamente, yo me sirvo un vaso de jugo y hago lo mismo en otro ofreciéndoselo. Él vuelve a mirar todo con total extrañeza.
– ¿No vas a desayunar? ¿No tienes hambre? –pregunto curiosa.
Él no responde, toma las tostadas y me mira, yo remojo la mía en la yema del huevo para luego comer, él imita mi acción, es como si no supiera que hacer con aquella comida.
Veo que su rostro cambia, esta vez con sorpresa, vuelve a mirar el plato pero ahora come irracionalmente, toma todo con sus manos y lo mete directo a su boca, con total necesidad, estoy sorprendida por la acción, se acaba su desayuno en menos de cinco segundos, incluso lamió el fondo de su plato.
Él mira su ahora vacío plato y luego a mí, con mis manos empujo mi platillo hasta que queda frente a él.
– Puedes comer el mío, no tengo tanta hambre –expreso y sin mediar palabras lo toma.
ESTÁS LEYENDO
Zarek. Mi Dios Griego personal
RandomUn guerrero griego ha sido invocado del pergamino que lo mantiene en cautiverio con el único propósito de servir a su invocadora, en un siglo donde todos es completamente diferente. Su nueva ama no quiere utilizarlo pero el tiene una misión que cump...