𝔼𝕩𝕥𝕣𝕒 𝟚

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Vᴇᴛᴇʀɪɴᴀʀɪᴏ ᴄᴏɴ Bᴇɴɴʏ

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𝟷𝟿𝟽𝟻 (𝟸𝟽 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Rose estaba colocándose la chaqueta, preparada para abandonar su apartamento y dirigirse a trabajar, cuando comenzó a escuchar a su perro Josh ahogándose en el salón. No era algo extraño, pues siempre había tenido dificultades para respirar, pero esta vez, parecía que estaba sufriendo de verdad.

Rose agarró a su perro rápidamente en brazos. Por suerte, debido a su condición, no había llegado a crecer mucho y no pesaba más de siete kilos.

Cogió las llaves de su casa y salió disparada en dirección al veterinario. Pero, nada más cruzar el portal y pisar la acera de la calle, una voz conocida hizo que se detuviera.

    —¿Rose?

No se lo podía creer. Después de siete años sin verse, ahí estaba Benny Watts, acercándose hacia ella con una mueca de sorpresa y confusión. Y parecía que el tiempo no había pasado para él, a pesar de que algunas arrugas más decoraban su cara, seguía vistiendo con la misma ropa que Rose recordaba con nostalgia y, para qué mentir, repulsión. Siempre odió el estilo de vestir extravagante que tenía Benny.

    —Benny… —respondió Rose totalmente sorprendida de verlo.

Benny, que ya había alcanzado a Rose, señaló la puerta por la que la chica acababa de salir con la boca entreabierta.

    —¿Vives aquí?

    —Ay, Benny… Ojalá nos hubiésemos encontrado en otro momento pero… mi perro se está ahogando, tengo que ir a un veterinario urgentemente.

    —¿Qué? ¿Qué le pasa? —preguntó Benny preocupado—. ¿Queda lejos el veterinario? Puedo llevarte en mi coche.

Rose aceptó la oferta asintiendo, cuanto antes llegaran al veterinario, mejor.

Ambos corrieron hasta el final de la calle. Porque, así era, Rose vivía en la misma calle que Benny, solo que él vivía al principio de la misma y ella al final.

Una oleada de recuerdos invadieron a Rose en cuanto vio la zona de la entrada al apartamento de Benny y su coche aparcado en la puerta. En esos dos años que Rose llevaba viviendo en Nueva York, había estado evitando a toda costa pasar por ahí. Era consciente de que ambos vivían en la misma calle, la chica había ido al apartamento del ajedrecista las suficientes veces como para saber su dirección de memoria. Simplemente, Rose se autoconvencía de que era mejor perder el contacto por completo con él.

Benny le abrió la puerta a Rose y, tras agradecérselo, la chica entró y se sentó en el asiento de copiloto con su perro en brazos.

Le intentaba hacer suaves masajes en el pecho como le había recomendado la veterinaria en muchas ocasiones, pero parecía que no aliviaban al animal en absoluto.

    —Guíame —pidió Benny.

    —Sigue recto —indicó Rose. El coche arrancó y condujo al límite de velocidad que la ciudad de Nueva York le permitía—. Izquierda. Derecha. Por ahí. Aparca donde puedas.

Benny detuvo el coche y Rose salió disparada hacia el veterinario. A él no le molestó en absoluto que Rose hiciera eso, podía llegar a entender cómo de preocupada estaba por su mascota, por lo que él salió del coche tranquilamente y se dirigió hacia la puerta del veterinario donde Rose había entrado.

I HATE YOU, BETH  ♕  [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕Where stories live. Discover now