𝔼𝕩𝕥𝕣𝕒 𝟛

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Cᴜᴍᴘʟᴇᴀɴ̃ᴏs ᴄᴏɴ Bᴇɴɴʏ

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𝟷𝟿𝟽𝟾 (𝟹𝟶 𝑎𝑛̃𝑜𝑠)

Era domingo y, por ello, Rose había decidido apagar el despertador y seguir en la cama hasta media mañana. Pero sus planes fueron frustrados al oír el timbre de su casa sonar. 

Intentó fingir que no estaba en casa para poder seguir durmiendo, pero la persona que estaba al otro lado de la puerta seguía insistiendo. 

Finalmente, Rose se levantó gruñendo, pues, si no fuera suficiente con el desagradable sonido del timbre, su perro no paraba de ladrar. 

La chica abrió la puerta totalmente despeinada, ojerosa y con cara de pocos amigos. Frente a ella estaba Benny, que tuvo que aguantarse la risa para no estallar en carcajadas por la apariencia de Rose. 

    —Feliz cumpleaños, Rose. 

Benny le mostró a Rose la caja de una pastelería y, aunque no podía ver el interior, no tenía ninguna duda de que en ella había una tarta de cumpleaños. 

    —¿Cómo sabes que es mi cumpleaños? —preguntó Rose sin expresar emoción alguna por el detalle—. Que yo recuerde, nunca te lo he dicho. 

    —Tú, no —respondió Benny—. Tu padre, sí. 

    —¿Qué? 

    —Como lo oyes —contestó Benny asintiendo—. Tu padre me llamó a principios de semana para sugerirme que hoy pasara el día contigo. Claro que yo le pregunté por qué. Me pareció raro que tu padre me obligara a pasar el día contigo. Teniendo en cuenta lo que hacemos cada vez que nos vemos… No me parece el sueño de ningún padre y, sabiendo lo sobreprotector que es el tuyo, menos aún. Entonces me dijo que era tu cumpleaños, que cumplías treinta. 

    —Lo mato… —murmuró Rose mientras se pasaba la mano por la frente. 

    —Y también me dijo que sería una buena ocasión para venir con un anillo y proponerte matrimonio —continuó Benny—. Así que, ahora, me vas a dejar pasar para que deje esta tarta en algún sitio y me expliques a qué vino todo eso. 

Rose apretó los labios avergonzada y asintió mientras se hacía a un lado para dejar pasar a Benny. El perro de Rose comenzó a subir las patas en las piernas del recién llegado, pues se alegraba de verlo. Pero Benny no podía acariciarlo como solía saludarlo siempre, así que continuó caminando, ignorando al perro, hasta que dejó la tarta sobre la mesa y se giró hacia Rose colocando las manos en sus caderas y una expresión que la invitaba a comenzar a hablar. 

    —Voy a por un par de cucharas —dijo Rose incómoda—. Sería una lástima que la tarta se echara a perder. 

Benny se pasó la lengua por los dientes de la mandíbula inferior mientras soltaba una pequeña risa y negaba con la cabeza. 

Rose fue hacia la cocina y, cuando cogió una cuchara, la utilizó a modo de espejo para comprobar su aspecto. Si ya estaba desaliñada de por sí, verse deformada por la curvatura de la cuchara fue mil veces peor. Ahogó un grito con sus manos y rápidamente se dirigió al fregadero para lavar su cara. Se secó con su propia camiseta del pijama y, luego, se recogió el pelo rápidamente con un moño improvisado. 

A continuación, salió de la cocina con las dos cucharas y le ofreció una de ellas a Benny. Luego, agarró la caja y la dejó sobre su regazo después de sentarse en el sofá. Con cuidado, levantó la tapa y sonrió tímidamente al ver una tarta completamente rosa con un treinta dibujado con glaseado azul. 

I HATE YOU, BETH  ♕  [ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ɢᴀᴍʙɪᴛ] ♕حيث تعيش القصص. اكتشف الآن