Séneca decía que todo el mundo aspira a una vida dichosa, pero nadie sabe en que consiste. Nos llenamos la boca diciendo que queremos ser felices, que lo merecemos, pero, ¿realmente hacemos lo suficiente? Si la verdadera misión de la vida es ser feliz, ¿Por qué tendríamos que tenerla al alcance de la mano para cuando quisiéramos tomarla? Se supone que hay que luchar por ella, que en eso consiste, en una meta que alcanzar. Antes el ser humano se dejaba la piel por poder subsistir y ahora por ser feliz. Si echamos la vista atrás nos daremos cuenta de que el número de muertos por hambruna es apabullante, los mismos que ahora consumen Prozac y todos esos derivados que nos dejan entrever que con una pequeña cápsula, alcanzaremos la felicidad.
Todo el mundo se imagina su vida ideal. Una casa enorme, perros y gatos, coches, cuadros, fiestas, comidas, una hermosa pareja. Y en el momento en el que ese esquema no se cumple, nuestra felicidad desaparece y en vez de salir a buscar a esa cabrona escurridiza, nos conformamos, porque quizás miramos demasiado alto y tenerlo todo fue un plan realmente loco. Esa era la conclusión a la que Alba había llegado mirando aquel puzle.
-¿Por qué me dio un puzle sin resolver?- inquirió Alba-.
-Buenos días, señorita Reche- la saludó animadamente-. Nuestra sesión comienza en diez minutos, pero podemos anticiparnos un poco.
Iván sonrió al hacerla pasar y le tendió una taza de café. Al principio Alba nunca se lo tomaba, pero conforme habían ido estrechando su relación las tazas de café volvían vacías a sus manos, así que lo consideraba una pequeña victoria personal. Alba le dio un sorbo y le clavó la mirada tomando asiento, con esa pose poco femenina que utilizaba cuando las cosas se escapaban a su control.
-Es una marca nueva- señaló la taza-, regalo de una paciente. Espero que le guste.
-¿Por qué?- insistió Alba-. ¿Por qué un puzle?
-En la vida casi nunca tenemos todas las piezas- le sonrió-. Necesitaba que lo viera con sus propios ojos. Usted camina creyendo que toda su vida está escrita, como si estuviera atada a algo mas grande que sí misma.
-Sigo sin entenderlo- confesó Alba-. ¿Por qué tomarse tantas molestias para burlarse de mi?- no se lo estaba tomando nada bien-. Que tenga tiempo libre, no significa que usted tenga derecho a jugar con él.
-¿Alguna vez seremos un puzle completo?- Iván se puso en pie-. ¿Conoce hoy más de lo que podrá saber de si misma dentro de unas semanas?- levantó la mano-. No responda, por favor. Lo que intento decirle es que la vida no es una sola, no tenemos una historia y cuando esta se acaba, dejamos de ser alguien. Ahora, ha puesto el punto y final a un capítulo de su vida, pero puede escribir mil más, porque la historia continúa. Solo está en su mano, usted decide- la miró a los ojos-, es su momento.
-Una vez pensé en demandarle- reconoció Alba-. Incluso llegué a llamar a mi abogado.
-¿Por qué no lo hizo?- Le preguntó con curiosidad-.
-Realmente no lo sé- confesó Alba-.
-En el fondo me aprecia- le sonrió-. Valora esto que tenemos.
-Se está dando demasiada importancia, ¿no cree?- Alba frunció el ceño-. Además, debo reconocerle que su estúpido puzle, sí que me aclaró las ideas.
-¡Lo sabía!- Iván se puso en pie-. Esto tenemos que celebrarlo señorita Reche, por fin un poco de reconocimiento.
Alba rodó los ojos, pero al final accedió a brindar con un poco de café. La antigua Alba le habría llamado cuanto menos lunático abandonando la consulta después de asegurarle que no volvería a ejercer la psicología en ninguna parte del mundo, pero lo cierto era que Iván le inspiraba confianza y la ayudaba a sentirse más tranquila, mas cercana de sí misma. Puede que sus métodos no le convencieran del todo, pero había sido de los pocos, que no había tirado la toalla y ella le apreciaba.

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Una droga de diseño
FanfictionLa vida, un sorprendente y continuo sin sentido... Natalia y Alba se conocen prácticamente desde que nacieron, siempre han sido unas fieles compañeras de vida. De risas y llantos, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. Entre ellas todo flu...