DIECINUEVE

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Las manos de Yunho no demoraron en pasarse por la espalda del menor apenas le dijo aquellas palabras, sonando tan suplicante y necesitado que fue imposible no darle el gusto al instante. Había tenido intenciones de hacerlo sufrir un poco más, pero se dio cuenta que se estaba muriendo por tocarlo.

Jongho lo besaba entre jadeos cuando sentía las manos del mayor apretar porciones de piel, hasta que una de las manos subió por su espalda camino a su cabello, el cual agarró con algo de fuerza para hacerlo separarse con un gemido involuntario, haciendo sonrojar al pelirrojo que miraba por debajo de sus pestañas al pelinegro.

Su corazón latía fuertemente dentro suyo, no podía evitar estar ansioso e impaciente porqué realmente estaba esperando que Yunho no se detuviera para nada.
Era cierto que nunca había estado de esa forma con otro chico, pero también era verdad que quería estarlo ahora mismo, saber que se sentía.

—¿Aún sigues de curioso? —preguntó Yunho con la voz ronca, sin soltar el cabello rojo mientras su otro brazo rodeaba su cintura, manteniéndolo prácticamente pegado a su pecho.

—Sí, hyung —dijo seguro. Separó sus labios y gimió por lo bajo cuando los dedos tiraron un poco más.

Estaba desconociendo al mayor.

Yunho era serio cuando debía serlo, pero también sonreía mucho cuando le hacía bromas o lo molestaba con cualquier cosa, incluso a veces le pareció hasta tierno cuando se concentraba leyendo algo de sus clases y estiraba sus labios o sobaba sus ojos con cansancio, sin embargo ahora estaba siendo algo agresivo y hasta dominante, y Jongho descubrió que ese lado también le gustaba.

El mayor tenía su lado lindo y adorable, bromista y risueño, pero ahora estaba siendo dominante y brusco... y le estaba gustando.

Él nunca había sido así en todas esas veces que había tenido sus momentos con las chicas de las fiestas, o incluso con sus compañeras del antiguo instituto, pero ahora acababa de descubrir que tenía un lado sumiso que disfrutaba de ser dominado, o quizá sólo disfrutaba que Yunho lo hiciera.

Quizá le estaba gustando que el mayor tuviera esa apariencia de ángel, que ahora siguiera viéndose como un ángel mientras lo sujetaba del cabello para dejar expuesto su cuello y así besarlo a su antojo.

Jongho cerró los ojos y apretó los hombros ajenos mientras sentía la húmeda lengua pasarse sin descaro alguno, haciéndolo gemir por lo bajo, entregándose por completo a la sensación.

Yunho repentinamente lo empujó a la cama y se levantó de un salto, ganándose la mirada de reclamo por parte del menor que lo miró ir hasta la puerta. Jongho estuvo a punto de decir algo, pero se quedó callado cuando el pelinegro le puso llave a la puerta y enseguida regresó a la cama.
Agarró las piernas del menor y lo jaló para acercarlo un poco más al borde, abrió sus piernas y enseguida se acomodó entremedio, siendo recibido por los labios de Jongho que rápidamente lo agarró de la nuca para llevárselo consigo y así ambos terminar acostados.

El menor enseguida tanteó hasta agarrar el cierre de la campera ajena y bajarlo rápidamente, casi torpe. Las manos del pelinegro no demoraron en apartar las suyas para quitarse las molestas prendas mientras se arrodillaba en el lugar y le sostenía la mirada oscurecida al Choi que mantenía su brazo debajo de su cabeza, viéndolo con suma atención mientras Yunho se quitaba la parte de arriba y quedaba igual que él.

No demoró en echarse nuevamente para volver a besarlo, comenzando a moverse contra el menor que gimió ahogadamente al sentir la creciente erección chocar contra él.

No lo había pensado realmente, pero estaba disfrutando demasiado.

Inmediatamente enredó sus piernas en las caderas ajenas y volvió a besarlo con demanda mientras sus manos bajaban hasta el cinturón de Yunho y comenzaba a quitarlo, pero no pudo seguir cuando las manos del mayor apretaron las suyas para detenerlo a la par que se separaba de sus labios.

Malcriado | 2HoWhere stories live. Discover now