CINCUENTA Y CUATRO

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El silencio reinaba en el ambiente mientras ambos se mantenían quietos en sus lugares. La mayor los miraba fijamente con los ojos entrecerrados, escaneándolos detalladamente.

Jongho se removió algo incómodo y carraspeó sin mirarla.

—Mamá, ¿es necesario qué hagas eso? —cuestionó Yunho con fastidio, dándose cuenta de la incomodidad del menor a su lado.

A él le daba igual, su madre siempre había hecho cosas raras, y ahora mismo no era la excepción.

—Sólo intento encontrar algo mal en ustedes al estar juntos —explicó tranquila mientras seguía mirándolos de arriba abajo. Se rascaba el mentón y gruñía pensativa—, pero no encuentro nada, por eso tengo que asegurarme.

Jongho agachó la cabeza y escondió su sonrisa.

—¡Papá, ¿puedes apurarte?! ¡Mamá ya está haciendo sus cosas raras! —gritó el pelinegro esperando que su padre se diera prisa.

Los mayores decidieron cumplir con la apuesta y salir a cenar los dos, por eso el hombre estaba arreglándose mientras su madre los acosaba en la sala. Ella ya había terminado de prepararse, pero Yunho sabía que lo había hecho a las apuradas para ir con ellos, porque en realidad solía demorar más.

—Lo siento, cielo, es que estoy feliz y de alguna forma tengo que demostrarlo —dijo ya sonriendo y dejando de mirarlos—, aunque también estoy molesta, ¿por qué no dijeron nada? Niños maleducados, no tienen que esconderle cosas a sus mayores.

—¿Quieres sinceridad, omma? —preguntó Jongho ya serio. El pelinegro lo miró curioso mientras él sólo miraba a la mujer que asintió en silencio—. La verdad es que yo era heterosexual, sólo me gustaban las mujeres. Yonho me caía mal, llegué a odiarlo al igual que el estar en esta casa, sólo quería irme y regresar a mi vida de antes, pero entonces comencé a sentirme atraído por él y sin querer empecé a tener aprecio por ustedes y la casa. Me sentí mejor estando acá, y durante mi estadía cosas pasaron con hyung, pero luego todo se arruinó y yo me fui, estuve viviendo con otro chico que fue mi novio durante una semana, ambos creímos tener sentimientos por el otro, hasta que apareció Yonho y más cosas pasaron; hablamos, y todo se arregló, usted nos descubrió y está feliz, cosa que en serio me da tranquilidad y le agradezco porque de alguna forma me da ánimos para ir con mis padres y decirles que estoy enamorado de un chico, esperando que sean cómo ustedes para que me acepten y no me crean una mierda por besarme con hyung. De verdad gracias por todo, pero en realidad no estamos juntos.

Tres pares de ojos lo miraban fijamente, contando al hombre que había llegado a mitad de sus palabras y sólo se había quedado a un lado de la mujer para escucharlo.

—¿Cómo qué no estamos juntos? —inquirió Yunho ya saliendo del trance, mirándolo con reproche.

—No lo estamos, hyung —afirmó tranquilo.

Los mayores se miraron entre ellos y enseguida decidieron que era hora de irse.

—Bueno, les dejé preparada la cena —avisó la mujer rápidamente mientras se levantaba.

Ellos se fueron y el silencio rápidamente reinó entre ambos chicos que seguían sentados en el sofá de la sala.

—¿Quieres explicarme eso de "no estamos juntos"? —pidió el pelinegro con molestia. No estaba entendiendo a Jongho.

Es decir, se habían dicho todo, tuvieron una muy buena reconciliación y ahora le salía con eso, no entendía que estaba mal ahora.

—No me lo has preguntado, bobo —soltó simplemente.

—¿Y por qué tengo que hacerlo yo? Tú también puedes hacerlo —reclamó cruzándose de brazos—, además, no lo veo necesario. Hablamos, tuvimos sexo y quedamos bien, no veo necesario hacer la estúpida pregunta, Jongho.

Malcriado | 2HoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora