CUARENTA Y CUATRO

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—¡Ho! —llamó Mingi desde la sala jugando con las llaves, totalmente impaciente.

Ya eran las seis y cuarto, y debían ir a casa de Hongjoong. Woo les había dicho que fueran después de las cinco, pero estaba seguro que se refirió a quince o media hora después, no a una hora y cuarto.
Jongho estaba en la habitación cambiándose y todavía no salía, y eso comenzaba a poner impaciente al mayor que odiaba hacer esperar a la gente.

—Espera un momento, no encuentro mi chaqueta —dijo rápidamente el Choi mientras aparecía en la sala, buscando cómo loco.

Mingi alzó una ceja y lo miró mientras el menor rebuscaba en todos lados, preguntándose dónde había dejado su abrigo.

—Mi amor, la tienes puesta —señaló con tono cansino.

Jongho inmediatamente se miró y sonrió avergonzado. Se la había puesto distraídamente mientras hablaba con su madre por teléfono, así que luego simplemente lo olvidó. A veces era muy despistado, pero no era su culpa, su madre lo había vuelto a llamar mientras se preparaba.

—No es hora de estar en la luna, astronauta —se burló Mingi mientras se acercaba a la puerta, haciendo sonreír a Jongho—. ¿Tu auto o el mío? —preguntó mientras miraba las llaves colgadas en la entrada.

—El tuyo —respondió abriendo la puerta y saliendo al corredor mientras el mayor agarraba sus llaves y luego salía detrás suyo.

Caminaron al ascensor que no demoró en llegar y enseguida entraron en completo silencio.

—¿Qué dijo tu mamá? —preguntó mientras se apoyaba en la pared.

—Que el próximo viernes ya vuelven. Estuve a punto de decirles que ya no estaba en casa de los Jeong, pero al final me decidí por contarles todo cuando llegaran.

—Cuando dices "todo", ¿a qué "todo" te refieres?

—Tú eres ese "todo" —aclaró sonriendo a través del espejo en la pared del elevador mientras se acomodaba el cabello que estaba algo levantado—, no voy a decirles lo que pasó con Yunho, no lo veo necesario, sólo les diré de tí, sobre mis estudios y que seguramente voy a seguir trabajando. Quizá se pongan felices —murmuró lo último mientras ahora se miraba a sí mismo con cierto gesto de pena.

Esto no pasó desapercibido por el mayor que sonrió y enseguida se acercó para abrazarlo por detrás, apoyando el mentón en el hombro del menor que lo miró enseguida.

—Estarán felices. A decir verdad, no sé cómo eras antes, pero por lo poco que me has contado puedo decir que cambiaste para mejor, y estoy seguro de que ellos van a apreciar eso. Eres su único hijo, y a pesar de lo que eras antes igual te amaban, sólo que les daban ganas de golpearte, pero nada más —dijo sonriendo divertido mientras apretaba el agarre alrededor del mayor que sonrió con gracia.

—Querían golpearme con amor —dijo siguiéndole la broma, haciendo que Mingi soltara una pequeña risa y asintiera. Jongho se dio la vuelta y lo abrazó—. Será difícil decirles sobre tí, es que para ellos soy heterosexual. Mi salida del clóset fue después de que se fueran, y no he querido contarles por teléfono tampoco.

—¿Te preocupa?

Jongho se mantuvo en silencio un momento mientras descansaba su cabeza sobre el hombro del mayor, haciéndole cosquillas con su respiración en el cuello.

—Un poco —admitió.

—Estará bien, todavía no te preocupes por eso, aún queda tiempo.

—Tienes razón —dijo regresando a su buen humor de antes. Depositó un casto beso en el cuello de Mingi y se separó, no sin antes pasar sus dedos por la piel que acababa de besar, viendo las ronchas—. Creo que me pasé —dijo sonriendo.

—Sí bueno, es que no te has visto a tí mismo —comentó con mofa, ganándose la mirada recelosa de Jongho que no dijo nada.

No necesitaba fijarse, porqué bien sabía que tenía prácticamente todo el cuerpo con marcas, incluso su espalda por todos los besos que le había dado Mingi cuando estaban en la cama.
No se quejaba tampoco, si le molestara ni siquiera lo dejaría hacerlo.

Salieron cuando el ascensor se detuvo, encontrándose con un par de residentes que los saludaron cuando los vieron, reconociendo a Mingi cómo su vecino.
Fueron al estacionamiento subterráneo y se subieron al coche del mayor que no tardó en salir.

Durante el viaje no hablaron mucho, Jongho ya sabía que Mingi no hablaba mucho mientras conducía, y él respetaba su decisión así que no le buscaba charla.
El edificio de Hongjoong no quedaba demasiado lejos, así que en unos diez minutos llegaron.

Mingi se quedó mirando un coche que estaba estacionado enfrente. No pudo evitarlo, sólo que ya lo conocía y realmente esperaba que no fuera lo que estaba pensando, porque sino sería un problema.
Agarró la mano de Jongho cuando entraron al edificio y no les quedó de otra que usar las escaleras porqué el ascensor de ahí seguía fuera de servicio.
Cuando llegaron al piso, Jongho sólo se dejó guiar por el mayor ya que él nunca había estado en casa de Hongjoong, apenas y lo conocía, así que no podía evitar estar un poco nervioso.

El Song tocó el timbre y esperó impaciente y algo tenso, incluso apretó la mano de Jongho sin darse cuenta y esto causó la mirada curiosa del menor que estaba a su lado.
Cuando la puerta se abrió, no fue Hongjoong ni Woo el que los recibió, fue San.

—¡San! —exclamó el menor alegre de ver a su amigo. Hace bastante no lo veía.

En realidad, veía muy poco a San, la mayoría de veces cuando se iban los tres de fiesta, o cuando el de pelo rosa les pedía acompañarlo a algún lado, pero fuera de eso no se juntaban, así que verlo en ese momento le supo una agradable sorpresa al menor.

Mingi no podía decir lo mismo, puesto que lo miraba desde el umbral con cierto recelo.

¿Qué hacía San ahí?

Wooyoung debería haberle dicho que el Choi estaría también.

—¿Cómo estás, Ho? Hace rato no te veía —saludó el chico con una sonrisa mientras se separaba del menor. Enseguida miró a Mingi y le dedicó una sonrisa que escondía más de lo que en realidad mostraba—. Hace mucho no te veía a tí tampoco, Mingi.

—¿Ya se conocen? —preguntó sorprendido Jongho, mirándolos a ambos.

—Sí, somos...

—Amigos —interrumpió inmediatamente el mayor—, San y yo somos amigos desde hace bastante, y la verdad, no sabía que estaría aquí —admitió sonriendo entre dientes.

Enseguida agarró la mano de Jongho y lo abrazó de forma posesiva bajo la atenta mirada del chico que alzó una ceja.

—¿Me perdí de algo, Ho? —preguntó rápidamente.

—Mingi es mi novio —respondió el menor sonriendo—. Te lo iba a contar cuando te viera, aunque me parece genial que ya se conozcan.

—Sí, genial —afirmó su amigo con una sonrisa ácida.

—Al fin llegaron, creí que mi cabello ya era por las canas y no por la tintura. Se demoraron una eternidad —exclamó Wooyoung llegando con ellos, aunque rápidamente sintió el ambiente algo pesado por parte de los mayores, cosa que al parecer Jongho no estaba captando para nada.

Mingi lo miró con reproche silencioso, mientras San le sonrió con fingida amabilidad, porque en realidad quería agarrar al chico y ahorcarlo.

Wooyoung sonrió tranquilo. Tarde o temprano esos dos iban a verse, no podían estar sin darse la cara cuando lo compartían a él cómo amigo, y ahora también a Jongho.
Había mucho que contarle al Choi, pero se dijo que no le tocaba a él decir algo, eso se lo dejaba a Mingi porqué era algo suyo, y debía serle sincero al menor.

Malcriado | 2HoWhere stories live. Discover now