Pista

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-Me preocupa Mitsuhide.- Zen levantó la vista del libro que tenía entre las manos y miró a Shirayuki.

-¿A qué te refieres?

-Últimamente está viniendo mucho por la enfermería. Siempre trae heridas nuevas, y no deja que se le curen las anteriores... Creo que los entrenamientos se le están empezando a ir de las manos.

-Lo sé. Ahora mismo está en el antiguo anfiteatro, entrenando su cuerpo a cuerpo... Kiki está con él.

-¿Entrenan juntos?

-No, creo que han llegado a una especio de acuerdo mutuo. Él permite que Kiki le siga y esté presente en los entrenamientos, y a cambio ella le da todo el espacio que necesita...Ella dice que entrenar ahí es un acto masoquista por su parte, y que se está castigando.

-Debe de ser duro para ella tener que ver eso sin poder hacer nada...

-Sí. Pero creo que sería aún más duro no verlo.

Shirayuki desvió la vista a los jardines. Al principio no era capaz de entenderlo, pero ahora sí. Cada uno había lidiado con todo aquello como había podido, no como había querido.

-La primavera ha venido fuerte este año.- Dijo Zen cambiando de tema.

-Sí, creo que nunca había visto tantas flores en estos jardines... Nos vendrá bien para volvernos a surtir de plantas medicinales.- Sonrió.

Zen no pudo evitar un gesto de desagrado. Habían pasado cuatro meses, y aunque Shirayuki se había esforzado por actuar como siempre, no había vuelto a sonreír igual. Su mirada estaba vacía cuando lo hacía. Pero no podía culparla. Ninguno había vuelto a ser el mismo.



La primavera llegaba a su fin, cuando Zen irrumpió en el salón del ala este, sobresaltando a todos los presentes, que estaban preparando la mesa para cenar, como era costumbre.

-¡Zen!- Shirayuki tropezó la jarra de agua, que se desparramó encima del mantel y los platos, arruinando la cena que había preparado Mitsuhide.

-Adiós al estofado.- Suspiró lamentándose de todo su trabajo perdido.

-Afortunadamente preparé algo por mi cuenta.

-¡Kiki!- Mitsuhide dejó caer los hombros, en señal de clara derrota, mientras miraba a Kiki como un cachorrito abandonado.

-Sólo por si acaso.- Se limitó a decir con una sonrisa.

-Más vale que tengas una buena excusa para entrar así y...

-¡Tenemos una pista!

-¡¿Qué?!- Exclamaron al unísono rodeando a Zen.

-¿De qué se trata?- Preguntó Mitsuhide ansioso.

-Bueno, no es una pista como tal, es más bien una... intuición.

Todos suspiraron, desilusionados. Los ataques habían vuelto a iniciarse hacía un mes y medio, pero pese a todos sus esfuerzos, nadie había logrado esclarecer nada. Aquel hombre parecía un fantasma. Nadie le veía. Nunca dejaba pistas.

-Zen, ¿recuerdas lo que pasó hace un mes, cuando estabas convencido de que la única forma que podía tener para moverse dentro del territorio eran las cloacas?-Todos notaron un escalofrío recorriendo su cuerpo.-No he vuelto a sentarme tranquilo en el baño...

La marca- Akagami no ShirayukihimeWhere stories live. Discover now