Capítulo 5

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A Lisa le entraron ganas de gritar, de taparse los ojos para no ver a Jennie Kim entrando en la habitación, con su madrastra pegada a los talones, como si fuese su guardaespaldas.

Lisa sin duda deseó enfadarse, pero su cuerpo la traicionó.

Aquella hermosa mujer de mirada felina había despertado en ella algo que no quería sentir.

–Hola, Lisa –la saludó Jennie.

Al oír aquello, su madrastra salió de detrás de Jennie, sorprendida.

–¿Quiere decir que ya conoces a mi hija... a Lisa?

–Sí, ya nos conocemos –respondió Lisa, obligándose a hablar.

Intentó recuperar parte del control que había perdido al ver a aquella  sensual mujer de mirada felina.

Tal vez hubiese comprado su casa, tal vez ella acabase de enterarse que iba a tener que marcharse a vivir al pequeño piso que había encima del salón de té, pero no iba a permitir que Jennie Kim notase su consternación.

¿No tendría aquella consternación otra causa, además del miedo al futuro?
¿No estaría también motivada por el deseo que sentía por Jennie?

Apretó los labios con fuerza para intentar que le dejasen de temblar y tardó un momento en sentirse capaz de volver a hablar.

–La señorita Kim estuvo aquí el otro día, de hecho, me dio un buen susto, pero yo, en vez de llamar a la policía y contarle que había una intrusa, fui tan tonta que la dejé entrar y permití que me contara una ridícula historia. Algo de un camino que te llama la atención por su belleza y te preguntas adónde llevará.

–Es todo un halago que recuerdes tan bien mis palabras –comentó Jennie.

–Pues no era mi intención halagarla, señorita Kim–replicó Lisa–. Estabas merodeando por aquí...

–¿Cómo una criminal? –intervino Jennie en tono dulce.

Lisa apretó los puños y la miró fijamente a los ojos.

Entonces recordó el momento en que se la había imaginado vestida de licra negra.

Cuando ambas se habían coqueteado mutuamente.

Cuando se había sentido aturdida con la sensación de estar con una mujer tan atractiva y sensual.

–Como una criminal indeseable –la corrigió Lisa fervorosamente.

–¡Lalisa! –exclamó su madrastra, que se había colocado entre ambas como si estuviesen en un ring de boxeo–. No deberías ser tan grosera con la señorita Kim. Me ha hecho una oferta muy generosa por la Granja... una oferta que no he podido rechazar sin duda.

–¡Puedo hacer lo que me plazca! –dijo Lisa–. ¡Yo no he llegado a ningún acuerdo secreto con ella!

–Siento mucho todo esto –le dijo su madrastra a Jennie, dedicándole una tensa sonrisa–, pero me temo que, como tenemos casi la misma edad, con está niña, nunca he sido capaz de disciplinarla, ni siquiera cuando mi difunto marido vivía.

–¿Que tenemos casi la misma edad? –repitió Lisa con indignación.

Jennie se dio cuenta de que Lisa estaba muy pálida y, enfadada y movida por el deseo de protegerla, se giró hacia la otra mujer.

–Señora Manoban, ¿Le importaría traerme algo de beber? He venido directamente desde Nueva York y....

–Por supuesto señorita Kim. Debe de estar agotada. ¡A mí también me sienta fatal el cambio horario! –comentó la madrastra–. ¿Le apetece un café?

Falso Honor (Adaptación Jenlisa G!P)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ