⛓ 𝐐 𝐔 𝐀 𝐓 𝐓 𝐔 𝐎 𝐑

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«Manos arrugadas por jabón»

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«Manos arrugadas por jabón».

El maldito humano le había causado jodidas manos arrugadas. Seungmin echaba humo mientras colocaba el último plato en el escurridor. ¿Quién demonios no tenía un lavaplatos en estos días de todos modos? Gruñó. Él ya debía estar desnudo, no escuchando los sonidos tenues de una película que se reproducía en el dormitorio de Hyunjin.

«Bastardo».

Había envuelto el plato que contenía la fruta y lo puso en la nevera antes de comenzar con el lavado de platos. Lavar sus platos y tazas no había tomado mucho tiempo, pero sin la infusión de sexo que necesitaba para conservar sus fuerzas esta mañana estaba cansado. Se arrastró hacia el dormitorio.

—Ya terminé —exclamó.

—Increíble. Entra —contestó Hyunjin.

Seungmin abrió la puerta blanca parcialmente cerrada. La escena que recibió hizo pensar a Seungmin que los veinte minutos que pasó sumergido en espuma y agua habían valido la pena por completo. Hyunjin había abandonado sus bóxers y descansaba en la parte superior de su edredón de felpa azul oscuro desnudo. Exudaba una cómoda y relajada vitalidad que casi parecía tener una expresión adormilada. Ojos entrecerrados se encontraron con los suyos y el cuerpo de Seungmin le sorprendió al endurecerse. Su habitual control no estaba a la vista como es usual ante la presencia del cantante. Nunca se acostumbraría a su reacción frente a Hyunjin.

—Pensé que sería más fácil para ti tocarme si estaba desnudo —Hyunjin facilitó, haciendo un gesto hacia su cuerpo.

«Señor del infierno, que cuerpo».

Seungmin sólo había imaginado cómo se vería el cuerpo de Hyunjin cubierto de sudor y duro como una roca sin una prenda de ropa encima. La noche anterior le había dado una provocadora vista. Se lamió los labios para no babear.

—Bueno, ¿qué estás esperando? El aceite está en la cómoda.

Seungmin parpadeó. ¿Qué pasaba con este humano? Se sentía como si fuera un ser intoxicado por su presencia y no al revés. ¿Aceite? ¿Quería que lo follara?

—Pensé que eras más del tipo de arriba que uno de abajo —bromeó para ocultar su confusión. Hyunjin se rió.

—Para el masaje, tonto. —Se dio la vuelta sobre su estómago presentando su espalda a Seungmin—. Tu castigo, ¿recuerdas?

Seungmin suspiró e hizo lo que había ofrecido.

Las manos de Seungmin untaron el cuerpo de Hyunjin hacia abajo poniendo la piel de gallina a su paso. Seungmin sabía que el lento deslizamiento de su toque provocaría una respuesta puramente sexual. Podría haber presionado por más, pero estaba satisfecho con sólo sacar la tensión de los músculos tensos de Hyunjin. Ni siquiera le importó que estuviera dolorosamente excitado y sus instintos clamaran por sexo. Estaba disfrutando del simple acto de tocar a este hombre. Era una experiencia única para él. Estaba dando placer sin recibir ninguno y eso lo hacía extrañamente... feliz.

INCUBUS ;hyunminNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ