Tonto

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El mayordomo nunca se había sentido tan avergonzado en su demoniaca existencia, era la primera vez que algo así salía de su interior de forma asquerosa, corriendo se encerraba en el baño para esconderse.

—Sebastian... Déjame entrar.

Era el llamado lleno de preocupación de Bard mientras trataba de abrir la puerta, estaba confundido ciertamente pero ahora le preocupaba más el estado de su amado mayordomo.

—¡Vete! —Gritaba el demonio dentro del baño mientras se limpiaba— No mejor no te vayas.

—Que idiota es... —Murmuraba Ciel desde su cama. —Déjame pasar cariño.

—No... Limpia la porquería del joven amo y te dejo pasar. —Ordenaba el demonio desde adentro.

—¿Cómo que porquería? Por lo menos lo mio fue vómito normal.

El conde le hablaba con molestia notando como de prisa el idiota cocinero salía a buscar implementos para limpiar lo que su amado le había ordenado.

—Joven amo... ¿Qué le digo? —Sebastian le hablaba al darse cuenta de que Bard se había marchado se asomaba un poco por la puerta tapándose la nariz.

—Él es tan idiota que si dices que comiste petróleo y lo vomitaste... Te creerá... Pero — Ciel le respondía con desgano— ¿Por qué no aprovechas a decirle la verdad?

—Te dije que se lo confesaré cuando estemos casados.

—Yo creo que deberías decírselo antes.

Su conversación fue interrumpida por el cocinero que entraba y se dispuso a limpiar mientras Sebastian dentro del baño pensaba que hacer, era la oportunidad perfecta para revelarle el secreto de su naturaleza y tal vez su amo tenía razón ¿Debía confesarselo antes de casarse? ¿Y si Bard se resentiría por contarle algo así después de la boda? ¿Su boda sería considerada una mentira? Ahora estaba en un tremendo dilema que sin darse cuenta habían pasado unos minutos cuando la voz de Bard resonaba tras el otro lado de la puerta del baño.

—Ya terminé de limpiar... ¿Puedo entrar? O ¿Vas a salir?

Sebastian abría lentamente la puerta invitándolo a entrar sintiendo como este le abrazaba con fuerza.

—Sebastian, me preocupé tanto por ti... ¿Estás bien?

—Si... Estoy mejor aunque muy apenado.

—No debes apenarte por eso, es normal tener náuseas y vomitar.
Sebastian internamente notaba que su novio no parecía muy alterado por el vómito nada común que vio minutos atrás.

—Lo que si me preocupa... —Murmuraba el rubio separándose un poco de el para mirar su rostro fijamente, el demonio se prestaba a dar su respuesta sincera si le insinuaba algo al respecto— No deberías comer el carbón de las comidas que hago solo para no regañarme, es un detalle tierno de tu parte pero comer eso te hará daño y a los bebés. up Sebastian sonreía extrañamente ante la suposición tan extraña de su rubio futuro esposo que conmovido y emocionado le sonreía como podría quitarle esa ilusión diciéndole la verdad así que decidió callarse y admitir su suposición.

«Tonto... Eres realmente un tonto»

Era el pensamiento del demonio viendo fijamente el rostro conmovido del otro dándole un beso en la mejilla lo abrazaba cariñoso porque a pesar de ser un tonto sus sentimientos eran sinceros, "un tonto enamorado" pensaba ahora al tenerlo cerca. Sentía a la vez como los bebés dentro suyo no dejaban de retorcerse quizás también estaban emocionados al igual que su idiota padre.

—Trio de tontitos... —Murmuró el demonio con una sonrisa.

—Les dices así a nuestros bebés, eso es un poco cruel.

Ese demonio... Tendrá un bebéWhere stories live. Discover now