Confesión

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Las cosas iban peor de lo que esperaba.

Desde que Ocho aceptó ser su amigo pasaba más tiempo con él, sí, eso era lo que quería, pero el brillo en los ojos del chico, las risas compartidas y los sonrojos ocasionales que tenía ya no existían, Ocho parecía bastante normal a su lado,ya no era nadie especial para él.

Una vez más tuvo una especie de duelo donde quería, de alguna forma, afrontar lo que estaba pasando. Primero intentó con Ari, invitándola a vivir unos días en su casa, cosa que terminó peor porque ahora ni siquiera se hablaban gracias a una fuerte discusión y seguia teniendo a la otra chica en su santuario, a veces era algo incómodo de ver como la otra se paseaba por ahí molesta, al menos intentaban no toparse mucho. Lo segundo que intentó fue buscar un reemplazo con alguien más, Axozer era buen candidato pero no funcionó del todo, con Karchez pasó lo mismo, incluso con Cristinini pero nada, la sensación que tenía con el otro no se igualaba para nada.

Le frustraba un poco el hecho de que ahora era él quien sufría, mientras que Juan se partía la cabeza buscando algo que llenara el hueco de Ocho dejó este parecía muy feliz de la vida. De un día a otro ya tenia a todos sobre él, fueran de otro pueblo o hasta del mismo, todos estaban muy pegaditos con Ocho y eso no le gustaba, por el momento, Fargan era uno de sus mayores rivales, se había convertido en el nuevo cómplice de aventuras de su amigo y también estaba Nia, quien se escondía detrás de esa faceta de "niña buena" pero él sabía que era lista, bastante, solo engañaba a todos, y luego, al final, estaba su maximo enemigo.

El cuervo.

Si bien Focus siempre estaba en todas partes y en todo lugar ahora parecía ser el ángel guardián de Ocho, cuando intentaba hablar con él ahí estaba, no había momento donde lo encontrara solo.

Todas esas emociones lo hicieron dudar, el sentimiento de pérdida que dejó Ocho no se comparaba a nada que antes hubiera sentido, ni siquiera cuando su puerco araña se fue se sintió tan devastado, la desesperación lo hacía molestar, sus pensamientos y no lo dejaban dormir y, cuando se dio cuenta, su corazón roto le hizo llorar pues después de tiempo pudo aceptar aquella realidad.

A él le gustaba Ocho, pero a Ocho ya no le gustaba él.

¿Sería demasiado tarde admitir un error así? Había pasado un buen tiempo y Ocho ni siquiera parecía estar cómodo con él, tal vez era su mente pero creía que lo odiaba, no lo sabía, pero fuera cual fuera el caso intentaría hablarlo con al menos una última vez, aunque claro, tenía que ser paciente y esperar el momento.

Después de una semana se dio.

Casualmente era Ocho quien lo había buscado en su templo. Los dioses le habían dado una misión donde necesitaba ir con el hechicero supremo por alguna pócima especial, cuando estuvo ahí, las palabras de Juan desaparecieron debido a los nervios pero, al saber que no tendría otra oportunidad, decidió hablar por fin.

—Quiero disculparme contigo —

—No tienes porque hacer- —

—Déjame terminar — Interrumpió — Lamento todo lo que te hice, lamento haber jugado contigo de esa forma, lamento haberme burlado de ti y lamento que nos hayamos separado... — Suspiró, apretando sus propias manos, manteniendo su cabeza abajo — Lamento lo que hice en nuestra cita, lamento haberme reído de ti, lamento que hayas tenido que buscar refugio con otras personas cuando estabas triste, lamento haberte hecho llorar, lamento hacer todo entre nosotros muy incómodo, lamento darme cuenta tarde, lamento no darte una buena disculpa, ¡Lamento muchas cosas!...pero lo que más lamento es ya no tenerte a mi lado —Murmuró, alzando su mirada hacia el otro notando su rostro lleno de confusión.

Juan se acercó a Ocho notando que este no retrocedía, él, llevó una mano a la mejilla del chico acariciandola suavemente

—Se lo que sentiste antes porque ahora yo lo siento, es muy difícil no estar junto a la persona que te gusta — Los ojos de Ocho se abrieron sorprendidos al escuchar aquello, pero Juan ni siquiera lo dejaba hablar — Me gustas, Ocho — y dando un paso bastante grande, se atrevió a besar los labios del chico, apegándolo a su cuerpo tanto como podía en un fuerte abrazo teniendo que el otro se fuera.

Ocho estaba por completo anonadado, no podía reaccionar a aquel beso pues su mente estaba hecha un lío, sentía demasiadas cosas pero pronto el miedo comenzó a aturdirlo, en un pequeño ataque de pánico, tomó los hombros de Juan separándolo de golpe viéndolo a los ojos antes de huir de ahí, por completo confundido y sintiéndose algo asfixiado.

¿Que demonios había pasado?







|| ¡Hey! Hola a todos.

Lamento aparecerme tan de repente, solo quería darles las gracias por las primeras mil lecturas y la cantidad de votos que la historia tiene, me gusta leer sus comentarios y también estoy abierto a cualquier diferencia o petición especial que quieran tener, espero la historia siga siendo de su agrado y que las nuevas cositas que vayan apareciendo no los termine decepcionando.

¡Nos leemos luego!

Babosa (Juanx8Cho)Where stories live. Discover now