Respuesta

418 66 0
                                    

—¿Entonces sabemos cómo pasó? —

—Creo que fueron los enemigos —

—Nadie estaba tan chetado para hacer eso —

—Quizá fue alguien de su pueblo —

—No creo que alguien sea capaz —

—Quién sabe qué ocurrió —

Había pasado una semana desde el atentado contra Ocho y las cosas solo se ponían más y más pesadas. La noticia se expandió por todos los pueblos, habitantes vecinos iban y visitaban el santuario pero pocos lograban ver a Ocho, Juan se encargaba de cuidarlo y de que nadie lo dañara estando tan desprotegido, su pareja no era un objeto de exhibición para que otros fueran a verlo como si se tratara de algo raro, odiaba que hicieran eso a pesar de que intentaban convencerlo de que querían ayudar.

Aún no sabían que había pasado, Ocho seguía respirando y tenía signos los cuales se iban haciendo poco a poco más débiles, cosa que lo preocupaba con el pasar del tiempo. Día y noche se encargaba de intentar encontrar respuesta, leía los libros prohibidos e intentaba hacer algún hechizo que le ayudara, pero nada funcionaba y por muchos errores que tuviera no quería darse por vencido, esa no era una opción.

Los de más de su propio pueblo ayudaban a su manera, aunque Juan sabía que era algo totalmente inútil y se llegara a frustrar un poco en el fondo estaba agradecido, todo esfuerzo era válido solo para volver a ver esos lindos ojos abiertos otra vez.

Quien estaba poniendo también de su parte era Auron, él, al tener más contacto con los dioses, se encargaba de hablar con ellos junto a los chamanes intentando encontrar alguna pista, aquello les estaba afectando a todos, el pueblo perdía su brillo poco a poco, los ánimos estaban por los suelos y su preocupación por sus compañeros era muchísima, en especial al ver a cierto cuervo tan callado, era triste ver cómo no dormía, no comía, ni siquiera cuidaba de su huerto como lo hacía todos los días, sabía que intentaba mantenerse fuerte pero nada servía, nada.

Heberon y los de más se movían bastante, no les habían dado tregua desde que llegaron al pueblo con Ocho en brazo, incluso habían ido a una isla misteriosa, donde un oso que sabía de hechizos residía pero ni con eso lograron hacer algo que se acercara a lo que Ocho necesitaba, se sentían muy perdidos e impotentes.

Hasta que cierto día un misterioso sobre llegó a la casa de Auron.

Si era sincero no le había puesto mucha atención, es decir, no es que estuviera muy al cuidado de su correspondencia, estaba tratando de salvar la vida de Ocho, pero había sido una de esas coincidencias donde su cuerpo se movía en automático y hacía cosas sin pensarlas realmente, así que lo tomó, abrió el sobre, sorprendiéndose con el contenido que había dentro.

Un mapa, un amuleto y un "Ahí está la cura" era lo que había en su interior.

Fue claro que, en cuanto lo vio, Auron fue directo a con los dioses para que explicaran que ocurría, al finalizar el día estaban todos en el santuario atentos a lo que decían.

—¿Entonces es una isladesconocida? — Preguntó Ibai

—Ni siquiera Heberon ha estado ahí — Suspiró Auron.

—Valdrá la pena si es para esto — Fargan habló

—Es un lugar muy peligroso, si los dioses no pueden poner mandato sobre esas tierras es porque algo igual de grande las cuida —

—O hasta quizá hasta más poderoso —

—No importa — Juan frunció su ceño, viendo el amuleto — Yo iré, incluso si lo hago solo —

—No podemos dejarte solo, los dioses nos dieron cinco protecciones, iremos en grupo —

—Yo te acompaño — Focus fue el primero en alistarse

—Si vas tú voy yo — Dijo Auron.

—¿Pero sabes quien te dejó el sobre? Quizá esa persona sepa más de ese lugar que nosotros — Preguntó Nia

—No encontramos nada, desapareció igual que apareció, no pudimos seguir el rastro —

—Entonces iremos a la suerte — Fargan habló, haciendo saber que sería el cuarto en alistarse y pronto el quinto salió, Luzu también los acompañaría.

Juan, a pesar de saber que tenía que ir, estaba nervioso por dejar a Ocho solo pero Nia lo convenció que estaría en buenas manos, es así como, esa noche, Juan se despidió de su novio, acomodándole el cabello y besando su frente, dejándolo dormir tan pacíficamente como lo había estado haciendo hace una semana, en la cama favorita que solía robarle cada que la veía incluso después de ser novios, prometiéndole que regresaría pronto y, cuando lo hiciera, volvería a escucharlo reír, jugaría con él, lo iba a salvar.

Estaba decidido, esa noche, los cinco héroes del pueblo uno tomaron marcha a tierras desconocidas jurando que no regresarían con las manos vacías, salvaría a su compañero costara lo que costara.

Incluso su vida.

Babosa (Juanx8Cho)Where stories live. Discover now