Capítulo 9:

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#Aiden

Me quedo en el coche en silencio durante un largo rato, soy incapaz de salir y subir a mi habitación. Por mucho que me esfuerce e intente por todas mis fuerzas arrebatarle algo, no lo consigo. No consigo arrancarle ni una palabra y esto me cabrea. Parece una chica frágil e inocente, fácil de manipular, pero es de las personas más tozudas y obstinadas que he conocido nunca, incluso más que Nathalie, incluso quizás más que yo. No lo sabré hasta que la lleve del todo al límite. Es como una tumba, pero me lo acabará diciendo. Lo hará ella misma, solo tengo que encontrar la manera. ¿Qué cómo lo sé? Por mucho que haya jurado que no entrará en mi juego, le gusta jugar.

Hacía mucho tiempo que no sentía estas ganas de hacer algo, que no sentía la atracción de conocer tanto a una persona. Admito que la atracción física también existe, no puedo negar que la muy jodida tiene un cuerpo de lujo y con el vestido que llevaba dejaba que desear, solo tenías que ver como Ethan babeaba por ella. Ethan, otro traidor que no me quiere ayudar a averiguar quién es, prefiere conocerla con el tiempo.

Pues yo paso de dedicarme a conocerla, necesito saber qué coño hace aquí ya. Necesito encontrar un argumento, una explicación de porque Nathan ha decidido adoptar a dos perritas abandonadas. Y, ¿qué coño pasa con aquella clínica? ¿Qué hacían ella, Bella y Nathan allí dentro? Era una clínica de salud mental y desintoxicación, ¿son drogadictas o están mal de la cabeza?

Nada tiene sentido y cada vez tengo más preguntas y más ganas de descubrir quiénes son. Y esto es culpa de Audrey, ella me pone las cosas difíciles, ella me provoca con sus frases y sus prejuicios. Por nada del mundo me habría imaginado que sabría jugar al billar y todavía menos tan a la perfección, joder, cada bola que tocaba, la metía en el agujero.

Estaba segura de ella misma, la confianza se le notaba en los ojos. Es una cara completamente diferente de la que muestra. Siempre tan recta, siempre tan correcta y educada. Nadie se cree tanta perfección, ni siquiera Nathalie es tan perfecta. Ni siquiera yo.

Salgo del coche y entro en casa en silencio. Son las cinco de la madrugada y no quiero despertar a nadie. Joder, ¿tan importante es para mí saber quién es? ¡A tomar por culo, a la mierda!

Abro la puerta y entro silenciosamente en su habitación. Trago saliva y miro el cuerpo tumbado encima de la cama. Es muy poca cosa, es alta, pero muy delgada y duerme con el cuerpo acurrucado como un ovillo de lana. La sábana cubre parte de su cuerpo, pero tiene una de las piernas medio descubierta. Un impulso me pide que la tape del todo y otro que le eche un jarrón de agua fría. Me limito a seguir mirándola.

¿De dónde has salido, Audrey Parker? ¿Qué es lo que escondes? ¿Quién eres?

Abro la luz de la habitación de repente, provocando que la adoptada cierre los ojos con fuerza y su cuerpo se menee molesta por la claridad. Rodeo la cama y me coloco delante de ella para mirarla directamente a los ojos cuando los abre y cuando lo hace, no se puede decir que se lleve una grata sorpresa. El grito que suelta hace que tenga que taparle la boca con una mano. Ella intenta deshacerse, pero no la suelto en ningún momento. Se inclina adelante intentando darme patadas, le acaba resultando un esfuerzo inútil. Subo encima de la cama y pongo una pierna a cada lateral de su cuerpo para bloquearla y dejarla inmóvil.

—Cállate y tranquilízate, te soltaré cuando lo hagas —le digo serio. Audrey abre los ojos de par en par incrédula y vuelve a intentar deshacerse indignada, pero al final acaba quedándose quieta y levantando las manos en modo de defensa—. Así me gusta, obedeciendo como un perrito abandonado. —Intenta decir algo, pero sus palabras quedan ahogadas por mi mano—. Y ahora, ni se te ocurra chillar o intentar hacerme un arañazo. No te conviene, princesa. ¿Entendido?

Todo lo que quisimos ser [Tocando las estrellas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora