Eye contact

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Había sido un juego extenuante. Akaashi no puede comprender como es que ha resistido los tres sets de ritmo desenfrenado sin desmayarse. El cansancio eran como piedras atadas a los tobillos que lo hundían en medio de la cancha, impidiéndole moverse como le gustaría, retrasando sus jugadas en momentos críticos. Lo retienen. Los pulmones arden, pero no puede detenerse; Bokuto le sigue pidiendo el balón.

Bokuto es el único que sigue con la energía al mil por ciento. Salta de una esquina a otra, bloqueando ataques y levantando el balón heroicamente cada vez que siente que va a caer. A Akaashi le gustaría tener la mitad de la voluntad que su capitán ostenta, pero era muy difícil hacer cualquier cosa con los músculos agarrotados, gastados, rotos. Flexiona las rodillas y hace una colocación pobre, la peor que ha hecho en el partido, aun así Bokuto remata, rebosando confianza. Es tal la seguridad que Akaashi se sobresalta cuando lo paran al último segundo.

Todo el Fukurodani retiene el aliento, asaltados por la resignación de saber que ese pequeño incidente era básicamente perder el partido. Bokuto se deprimiría y no habría tiempo de reponerlo antes de que terminase el último set. No había esperanza. De repente, Akaashi percibió como todo el agotamiento sobrevivo sobre el peligris, encorvando su postura y apoyándose en las rodillas para calmar su respiración, incluso su puntiagudo cabello pareció desinflarse. Se mordió la lengua para impedir soltar ese grito de frustración atorado en su garganta.

El oponente hacia el servicio. Lo recibieron y ahora era el turno de Akaashi. Tuvo un presentimiento, una insistente presencia en la esquina de su vista periférica. Se permitió desviar los ojos y se encontró con la mirada de Bokuto.

Brillante, vivaz, casi enloquecida. Sobre todo una plegaria, escondida en el mortal dorado que componía sus pliegues. Conocía bien esa silenciosa suplica, retándole que confiase en él una vez más. El corazón de Akaashi saltó, y el pecho, independientemente de su falta de oxígeno, se encendió como una hoguera moribunda que recibe el aliento requerido. Fue solo un instante, pero fue todo lo que necesito. Cambio ligeramente la postura de sus manos y dirigió el balón hacía el número 4.

Bokuto se elevó. Ni rastro de la debilidad que hace pocos segundos lo asediaba. El brazo giró con toda la fuerza de su cuerpo y anotó.

Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)Where stories live. Discover now