Tulips

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– Entonces se dejan los pétalos blancos en el colorante – Kuroo sacó una de las flores azules de la canasta y se la enseño. – ¡Y bam! Tulipanes azules.

Bokuto tomo un tallo y lo agasajó, examinándolo atentamente.

– ¿Qué tienen de especiales los tulipanes azules? – Lo acerco a su nariz e inhalo, pero no emanaba ningún olor característico. Solo era clorofila – Los blancos me parecen bonitos por si solos.

– A la gente le gustan lo que representan. – Aclaró, continuando con su labor de teñir pétalos mientras dejaba a su mente divagar – Pureza, tolerancia, serenidad...Aparte, no son creados naturalmente, por lo que añade algún tipo de metáfora de ideal inalcanzable ¿Qué se yo? Se venden muy bien en San Valentín; el Club de Química renueva sus herramientas cada año con esos fondos.

Eso explicaba porque el aula de química lucía como un Laboratorio de anfetaminas. Mesas cubiertas en su totalidad por frascos de colorante y flores ahogadas en ellos era la indiscutible señal de que febrero se acercaba a mediados de mes. Lo último que Bokuto tenía en mente era San Valentín; ni siquiera había hablado con Akaashi para hacer planes, si es que hacían algo. En realidad no estaba hablando mucho con Akaashi sobre nada últimamente. No diría que lo estaba esquivando; simplemente pensaba en los lugares donde sabría que estaría y los evitaba. Tenía una buena razón; sin embargo. Era malo guardando secretos y seguro que Akaashi adivinaría que algo le sucedía solo de verlo a la cara.

– ¿No hay algún tulipán que represente dar una noticia que podría cambiarlo todo? – Preguntó Bokuto.

Kuroo interrumpió su tarea para observarlo, su ceño ligeramente fruncido. De forma habitual, ese gesto de sus cejas significaría concentración, pero ahora consideraba que era inquietud.

– No se lo has dicho, huh. – Concluyó, algo de indulgencia cubriendo su tono.

No fue necesario responder. Bokuto dejó la flor que sostenía de vuelta a la canasta y con la mirada, le suplico un consejo. Antes de que Kuroo pudiera responder, Akaashi entró de súbito al Laboratorio, dando grandes zancadas a través del salón para llegar hasta ellos. No le dio tiempo a Bokuto de sobresaltarse ni de concebir una excusa. Pudo darse cuenta que estaba furioso. Apretaba los puños al caminar, sus ojos mirando directamente a los ojos escurridizos de Bokuto, cuyo corazón salió disparado a su garganta cuando comprendió que ocurría.

– Te he buscado por todas partes. – Dijo Akaashi luego de plantarse frente a él. – ¿Cómo que te retiras de la universidad?

– Sí, yo me voy. – Informo Kuroo, incorporándose de inmediato y saliendo a toda prisa del aula. Akaashi apenas lo notó, mantenía su mirada fija en Bokuto.

Pero él estaba mudo. Habría querido mirar al suelo, o al techo, o a cualquier parte que no fuera la fijeza herida y confundida de Akaashi. Bokuto supuso que no podría evadir esto regalándole un tulipán o invitándolo a cenar para San Valentín.

– Hablemos en mi dormitorio. – Pidió finalmente. Akaashi titubeo en su enojo por un momento captando la resignación, por lo que asintió sin agregar nada más. Dejaron atrás el tinte y las metáforas; ahora se enfrentaría a algo real.

Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora