Birthday

8 0 0
                                    

Olía a harina. La mesa era un desastre, con manchas grumosas que se habían secado y pegado como cemento en el mármol. Kuroo mezclaba lo último de la crema de mantequilla, suspirando por su brazo adolorido de tanto en tanto. Kenma se encontraba de cuclillas al lado del horno, esperando el timbrazo que le anunciara que el bizcocho estaba listo. Bokuto limpiaba como podía la montaña de trastes que se había acumulado en el fregadero, juzgando a los platos como la mismísima criatura mitológica de la hidra; por cada uno que limpiaba, aparecían dos más. Se había rendido con la mesa, tendría que bastar con ponerle un delantal encima para ocultar las manchas llegado el momento. Enjabono un vaso que no había visto desde el mes pasado. Bokuto quiso preguntarle a Kuroo la posibilidad de que su fregadero albergara una cantidad infinita de trastes, pero cuando estuvo a punto de hacerlo un timbrazo lo interrumpió.

De inmediato giro hacía Kenma, que le devolvió la mirada y negó lentamente cuando capto su apuro. No era el pastel. Siguió buscando el origen del sonido, que reconoció, después del impulso inicial, como su teléfono. Dejó el vaso remojándose y se secó las manos de su camisa antes de tomar el aparato, desbloqueándolo en un movimiento rápido para leer el mensaje. Era Akaashi, como supuso.

"Salimos temprano y voy de regreso ¿Te veo al rato?"

A lo que respondió meticulosamente:

"¡Claro!"

Y luego arrojo el teléfono al mueble, jalando algunos mechones de su cabello con pánico. Bajo las manos. Las subió de nuevo. Presiono sus sienes.

– ¡Mierda! – Siseo – ¡Mierda, Kuroo!

– ¿Qué sucede, Bo? Estoy algo ocupado aquí...

– ¡Es Akaashi! ¡Salió temprano!

– ¡Mierda!

El brazo removió más rápido la mezcla del tazón que sostenía, salpicando unas gotas por el piso que se encargó de limpiar con la suela de su zapato. Bokuto se agacho junto a Kenma, que no había dicho nada pero sus ojos miraban con mayor intensidad al cronometro del horno. El volvió a negar y las manos de Bokuto halaron otro poco sus mechones. Fue hasta el baño por una mopa y trapeo el suelo a velocidad máxima, tratando de disimular el cataclismo culinario que causaron. Otro timbrazo sonó, esta vez proveniente del horno. Bokuto se apresuró a alcanzarle los guantes de cocina a Kenma mientras Kuroo se concentraba en verter la crema en la manga pastelera. Otro sonido los paralizo a todos. Era el chirrido de una puerta abriéndose, luego unos pasos. Eso los puso en movimiento. Bokuto salto encima de la isla de la cocina y corrió hasta el recibidor

Akaashi seguía parado en el umbral, colgando su abrigo y su bufanda en el gancho de la puerta sin advertir que a pocos metros, en su cocina, un par de personas trabajan furiosamente para completar el trabajo.

– ¡Akaaaaashi! – Gritó. El aludido se sobresaltó en el sitio y lo miro desconcertado. – ¡Feliz cumpleaaaañoooos!

Bokuto lo atrapo entre sus brazos y no le dio tiempo de procesar nada antes de inclinarse hacia él para robarle un beso, profundo y pausado. Recibió unos cuantos golpes en el pecho con la intención de apartarlo, pero no retrocedió hasta diez segundos después para darle tiempo a los demás de terminar de decorar el pastel. Cuando se dispuso a alejarse, un brazo en su nuca se lo impidió. Akaashi retomo el beso, algo más acelerado, y duraron ahí medio minuto más antes de separarse.

– ¿Qué haces aquí? – Musito Akaashi cerca de su mentón, haciéndole cosquillas – ¿Cómo entraste?

– Kenma sabe cómo forzar cerraduras. – Explico sin pensar.

– ¿Kenma está aquí?

El inconfundible estruendo metálico de una cazuela cayendo al piso respondió antes que él pudiera hacerlo. Akaashi entró a la cocina, seguido por un suplicante Bokuto, para ver que ocurría. Encontró una escena que tenía el sello distintivo de su novio por todas partes.

En la mesa había, además de grumos, un bizcocho de vainilla encima de un plato de cartón engalanado. Los bordes estaban desmoronados y en algunas partes les faltaba un pedazo; producto de haberla desmoldado sin esperar a que se enfriase. Encima tenía desperdigada una crema blanca que se escurría por los lados. Bokuto notó espantado como se habían olvidado de colocar el mantel. Miró a Akaashi, esperando que le dijera algo como "¿Por qué no mejor compraste un pastel?" o que se molestara por entrar a su casa sin permiso. En lugar de eso, se acercó al pastel y lo contemplo en silencio.

– Feliz cumpleaños, Akaashi. – Le dijo Kenma.

– Sí; felicidades, 'Kaash – Secundo Kuroo.

Akaashi asintió. No parecía disgustado. Alternaba su mirada entre el pastel y Bokuto. Bokuto sintió la imperiosa necesidad de disculparse por las molestias. Antes de eso, Akaashi se había aproximado a él y lo halo hacia delante, plantándole un beso en la mejilla que lo dejo suspendido en el aire.

– Gracias. – Fue lo que dijo Akaashi.

Flufftober - Haikyuu! (Bokuaka)Where stories live. Discover now