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«He perdido a Khalid». Me repito una y otra vez en la cabeza. Pero lo cierto es que no sé si lo he perdido o ha vuelto al pasado. ¿Ha vuelto? ¿Se ha ido de verdad? ¿Hemos conseguido lo que él más ha ansiado desde que llegó aquí? 

Todo ha sido tan extraño y rápido. Hemos ido a rezar. Los dos lo hemos hecho, he estado a su lado todo el tiempo, he repetido sus palabras una tras otra, los turistas nos han observado con interés, nos han grabado y fotografiado sin nuestro permiso. Khalid sin embargo, ni se ha percatado de ello, estaba tan inmerso en la oración, tan centrado con los ojos cerrados y la mente en otra parte. Yo no he logrado estar a su nivel, no me preocupa, claro está, pero me gustaría haber experimentado lo mismo que él.

He de confesar que he pasado miedo estando a su lado. ¿Y si yo también desaparecía con él? ¿Y si mi madre volvía a olvidarse de mí? ¿Y si esta vez era para siempre? Eso ha hecho que me distrajera en algunas partes del rezo y que perdiera el ritmo. Además de eso, también me preocupaba que Khalid desapareciera frente a la multitud. ¿Qué pensaría la gente? ¿Se quedarían siempre con ese recuerdo en la mente, pensando en aquel chico raro que desapareció frente a sus narices? 

Pero no ha sido así, después del rezo la gente permaneció en silencio. Creo que al principio pensaban que era algún tipo de exhibición, de espectáculo proveído durante su visita. Pero, claro, ¿por qué irían los supuestos actores vestido completamente de turistas? Creo que eso les ha confundido y han pensado que simplemente éramos unos turistas muy raros. 

Después de eso la multitud comenzó a dispersarse con fluidez y Khalid y yo seguimos nuestro paseo entre los pasillos del lugar. En algún momento me he parado a fotografiar unas escrituras y, al darme la vuelta, Khalid ya no estaba. En realidad, no sé si lo he perdido antes de eso. No ha dicho una palabra desde lo del rezo, y ha caminado a mis espaldas. Si le hubiese pasado algo habría gritado, ¿verdad? Y si hubiese vuelto a su tiempo, ¿habría podido gritar? ¿Al menos para hacerme saber que se iba?

-¡Khalid! -grito de nuevo mientras camino a paso rápido, asomando mi cabeza en cada pasillo que me encuentro. 

Encuentro a una familia de turistas, con hijos adolescentes, que hablan en inglés, y vienen en la dirección contraria a mí. 

-Perdone -les paro a medio camino, cerrándoles el paso en el estrecho pasillo del templo. O de lo que queda de él-. ¿Han visto a un chico... más o menos de su estatura? -explico mientras señalo a uno de sus hijos-. Con el pelo negro. Ojos azules. Piel bronceada. 

Los integrantes de la familia se miran los unos a los otros, la confusión sola todas y cada una de sus caras.

-No, lo siento -me responde el padre-. Pero si le vemos, le haremos saber que le está buscando -asegura, antes de liderar a su familia para pasar junto a mí. 

Suspiro y, a la vez, un escalofrío recorre mi cuerpo de pies a cabeza. Suelto un sollozo, el mismo que un niño suelta al perderse en medio de la multitud y no poder encontrar a sus padres. Quizás sea el momento de admitir que se ha ido de verdad. Las posibilidades de que haya ocurrido tal cosa son demasiado reales para ignorarlas. Debería estar feliz por él, ¿no? Y sin embargo, una horrible sensación de vacío me recorre. Echaré de menos tener a alguien agradable de mi edad a mi lado. Siempre recordaré cada buen momento que he pasado con él, las risas que me ha provocado ver cómo, poco a poco, se adaptaba a la vida actual. 

-¡Khalid! -grito por última vez, mientras salgo de los restos del templo. 

La multitud se detiene a mirarme. ¿Una chica desesperada en busca de su hermano pequeño, quizás?

Entonces lo veo. Unos ojos azules se asoman de entre un pequeño grupo de personas que lo rodean. Khalid se levanta, pues estaba agachado en el centro de la familia asiática, que parece estar arropándolo. Corro hacia ellos, que abren paso a Khalid mientras este se levanta y camina hacia mí. La sonrisa ocupa toda su cara, y algo que podrían ser lágrimas o sudor brilla en su mejilla derecha. 

LA HIJA DEL TIEMPO (ANTIGUO EGIPTO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora