Alfaverse- Malec 🐺

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Extra de Celo.

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El tiempo había pasado. Después de haber tenido esa cita, Magnus le había pedido otra, y después otra, así hasta que habían comenzado una relación formalmente. Y Magnus era el Alfa más feliz del mundo, porque tenía a un Omega maravilloso por compañero de vida.

Llegado el momento, Magnus le había presentado a Alec a su familia. Ellos lo habían amado, y él encajó perfectamente en esa familia como una pieza de rompecabezas.

Pero la historia fue distinta cuando fue su turno de presentarse con sus suegros.

Todos estaban tensos. Sus cuñados trataban de aligerar el ambiente, pero no lo lograban. Conforme más escuchaban sobre su relación, más se tranquilizaban. Magnus llegó a la conclusión que le tenían desconfianza.

Pero una pregunta fue la que lo puso alerta.

-¿Te marcó con tu consentimiento?- Magnus estaba sorprendido. ¿Qué clase de bestia pensaban que era?

-Sí, papá. Fue durante el celo- su padre se tensó- pero recuerdo que se lo pedí. No tienes de qué preocuparte. Él no es Hodge.- ese nombre encendió una alarma en su cabeza. Tenía que hablar con Alexander.

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Cuando llegaron al loft, ambos dejaron sus sacos, y Magnus se armó de valor.

-Alexander, cariño ¿te puedo preguntar algo?

-Dime.

-¿Quién es Hodge?- Alec se tensó.

-¿Por qué la pregunta?

-¿Por qué la respuesta?

-Si en verdad quieres saber... te advierto que es algo más o menos triste.

-Te escucho.- dijo, palmeando el asiento a su lado. Alec anunció su derrota con un suspiro.

-Tienes que prometer que te mantendrás tranquilo.

-Uf... Okey, bien. Lo haré- Alec le miró con una ceja levantada-Por Lilith. Te lo juro.

-Eso está mejor. Bueno, Hodge es la razón por la que las pastillas Alfa existen.

-¿Qué?

-Fue nuestro tutor desde que éramos niños, pero conforme fuimos creciendo, se dedicó sólo a mí. Nunca lo entendí... hasta que cumplí 14...- Magnus se tensó, sabiendo a donde iría eso.

-Entonces llegó mi primer celo- Magnus cerró los ojos- Dijiste que te ibas a mantener tranquilo.

-Lo estoy- Alec lo imitó- En serio.

-Yo tenía clases de Química, que se me dificultaba mucho. Entonces él cerró la puerta, y me dijo que me hablaría sobre el celo, las feromonas y todo eso. Al principio fue profesional, como cualquier otro. Pero cuando solté más feromonas, me dijo que a veces teníamos el olor muy fuerte, y que los Alfas se veían atraídos al punto de tener que satisfacerse.

-No recuerdo mucho porque para ese punto yo ya era un mar de hormonas, pero sí sé que me empezó a desnudar, me puso en cuatro y puso la punta de su miembro en mi entrada.

-Como yo esa noche- dijo el Alfa, desanimado.

-Exacto.

-¿Y te...?

-No, no pudo llegar a tanto porque mi padre había descubierto su historial criminal. Al parecer yo no era el primero en sufrir eso. Llevaba un arma por si acaso, pero cuando nos vio así, no se le ocurrió algo más que dispararle para que se quitara. El sonido me trajo de vuelta a la realidad, y desde entonces había tenido miedo de cualquier actividad de índole sexual. Hasta esa noche.- Magnus meditó.

-¿Y las pastillas Alfa como interfieren?

-Oh, eso. A raíz del suceso mi padre comenzó a investigar, hasta que encontró con la receta y me la dio. Lo probamos y funcionó. Me dio la opción de no usarlos, y yo al contrario me aproveché, hasta que llegué al punto de casi morir. Ambos hicimos lo que creímos conveniente.

-La buena noticia, es que ya no vas a tener que usarlas, porque me tienes a mí.

-Exacto. Y no sabes lo feliz que estoy por eso.

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Pequeño pero con mucho amor.

Gracias por leer ♡