HOGWARTS: SEIS

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RELATOS

Alexandra.

No volví a ver al profesor Lupin en toda la semana. Ni siquiera apareció para las clases. Al parecer un día después de la salida a Hogsmeade había atrapado un resfriado y estaba indispuesto para enseñar; por lo tanto, nos vimos forzados a pasar la clase con Snape.

Caminaba junto a Henry hacia el salón de DCAO, donde probablemente estaría Snape.

— Desearía que Lupin se mejorara ya —soltó mi amigo sentándose y lo imité.

— Yo también —mentí; no es que quisiera que el profesor no se mejorara. Pero después de lo que había pasado, «que probablemente imaginé», lo menos que deseaba era verle la cara a ese hombre.

Todos los acomodamos esperando y la puerta principal se abrió.

— Buen día, disculpen la demora —la voz amable de Lupin en lugar de la de Snape me hizo tensarme en mi lugar—. Sé que estamos hablando de una semana de retraso, pero mejor tarde que nunca —los alumnos rieron. Sentí como pasaba a un lado mío mientras que yo hacía lo posible por no levantar la mirada.

Lupin se sentó en su escritorio y suspiró. Sentí un codazo de Henry y levanté la mirada encontrándome con los ojos de Lupin mirándome directamente.

— ¿Qué mosca te picó? —preguntó mi amigo.

— Nada, solo estaba recordando la tarea que entregamos antes de que desapareciera.

Y como si me hubiera escuchado, el profesor tomó los pergaminos y caminó entre nosotros entregando los y dando comentarios a cada uno.

— Buen trabajo, Henry —le sonrió mientras le pasaba el pergamino—. Fairfax —no dijo nada más mientras ponía mi trabajo sobre mi escritorio.

Estaba molesto, definitivamente estaba molesto por haberlo incomodado.
Me odié por un momento. Miré mi trabajo.

"E"

Extraordinario. Esa era mi calificación. Pero a diferencia de todos mis compañeros, el mío no tenía ni un solo "Bien hecho". Agradecí que el profesor se hubiera comportado profesional y haya calificado objetivamente el trabajo.

— ¿Cómo rayos hiciste? —preguntó Henry mirando mi trabajo.

— Supongo que el profesor no lo creyó la gran cosa y por eso no escribió nada.

— Deja de ser modesta —rio—, eres la única en la clase en sacar un maldito "extraordinario".

Fruncí el ceño y miré los trabajos de todos. Henry tenía "A" y todos los demás también.

— En ese caso, soy fabulosa.

Aparecium —dijo Lupin en voz alta y la pizarra mostró letras grandes que formaban la clase de hoy.

El profesor me miró a los ojos como tratando de decirme algo, bajé la mirada.

La clase se pasó muy rápida y los gemelos, Henry y yo salimos del salón de clases. Sentí la mirada del profesor al salir, pero solo seguí y continué mi camino.
Una vez en la sala común me dejé caer en el sofá, aún con mis libros en las manos.

Aparecium —susurró Fred al Mapa del Merodeador y este reveló sus secretos—. Mierda, con esto si Snape nos atrapa estamos muertos.

Me quedé callada mientras los chicos intentaban emitir hechizos para impedir eso. Tomé lo que tenía en las manos y me levanté.
Los chicos estaban demasiado ocupados como para notar que me fui. Subí rápidamente y una vez sola tomé mi ensayo y lo puse sobre mi cama.

El arder de los astros [Remus J. Lupin]Where stories live. Discover now