OXFORD: SIETE

132 17 1
                                    

Capítulo 44.

— ¿Vas a venir o no?

— No tengo muchas ganas en realidad...

— ¡Moony, vamos!

— James, no quiero ir —susurró el chico levantando la mirada de su libro dejando ver una cicatriz que cruzaba su cara completa.

Su piel pálida contrastaba con el rojo vivo de la cicatriz nueva y sus ojos se veían con manchas rojas también.

— Remus...—Sirius saltó a la cama de su amigo acompañado de James—. Moony no se portó bien esta vez.

— Por Merlín, debes ir con Madame Pomfrey de una buena vez —habló James acomodando sus gafas en el puente de su nariz.

— No iré, estoy bien, solo es otra cicatriz y ya... pero no puedo ir a Hogsmeade así, vayan, no importa en realidad.

— No, nos quedaremos contigo —sonrió James y Sirius asintió sonriendo también.

— Oigan, chicos vamos a... oh Remus —Peter entraba a la habitación.

— Chicos, no se pueden quedar, James, ibas a comprarle ese collar a Lily hoy, vayan.

— Puedo hacerlo después, Moony, nos quedaremos contigo. Sirius puedes poner uno de esos discos que tienes y jugaremos ajedrez mágico, ¿qué opinan merodeadores?

Remus sonrió ampliamente y el movimiento de su piel hizo que su herida ardiera, no lo detuvo y siguió sonriendo.


Despertó de un golpe.
La habitación estaba oscura y fría. Descubrió la ventana abierta y se levantó, dejando que las sabanas se deslizaran por su cuerpo desnudo. ¿Por qué dormía desnudo? Porque así podía no rasgaba su ropa con las constantes pesadillas que tenía. No había sido una pesadilla, pero sí un recuerdo de lo que alguna vez parecía una vida simple (aunque no lo era).

Cerró los ojos nuevamente y cayó en un sueño profundo hasta que sintió a alguien agitarlo del brazo.

— ¡Despierta, Remus!

— ¡Merlín que sucede! —se incorporó.

Frente a él, estaba su amigo, de brazos cruzados, sus lentes reposaban como siempre en su nariz, pero su cara se veía mayor a como lo recordaba, como si no hubiera sido eternamente un chico de 21 años.

— ¿James?

— Qué difícil es hacer que despiertes, Moony —suspiró—. Mira a quien traigo conmigo.

Henry Campbell le sonrió también. Otro chico que también tendría 21 años eternamente.

— ¿Esto es un sueño?

— Por supuesto que es un sueño, tonto, aun así vengo a preguntarte, ¿cuándo dejarás de ser un cobarde y lucharas por Adhara Black?

— James tiene razón —apoyó Henry.

— Por Merlín, ni siquiera puedo soñar en paz.

— Lo siento, Moony, ¿preferías que te dejáramos de nuevo con ese sueño de ti y Adhara en la cocina de la casa de Sirius?

— ¡James!

— Oh, no actúes como si no lo disfrutaras, cobarde.

— Déjame dormir, eres un sueño creado por mi mente, obedéceme.

— ¿Por qué la señorita Black estaba arriba de la mesa en ropa interior en ese sueño, Moony?

— ¡James!

— Bien, está bien, lo dejaré por ahora.

Remus abrió los ojos de nuevo, exaltado por su nuevo sueño. Gruñó y se vistió para bajar a beber un vaso de agua. Se encontró a Sirius enviando una carta.

— ¿Correo a esta hora?

— No podía dormir y tenía que hablar con Addie sobre algo.

— Ah...

— ¿Todo bien?

— Tampoco podía dormir... ¿Qué pasa con Ada?

— Nada, en realidad, me escribió una carta un poco confusa hace un par de noches y tenía que responderle algo sensato, o al menos eso intenté —Remus lo miró con una ceja alzada—. Ella está bien...

— Me alegro.

— Bueno, Moony, iré a dormir ahora. Espero que Prongs me deje dormir, su presencia interrumpió mis sueños esta noche.

Remus levantó la mirada sorprendido, Sirius subió sin tomarlo en cuenta. La duda sobre si había sido coincidencia o no, simplemente existió sin respuesta.

El arder de los astros [Remus J. Lupin]Where stories live. Discover now