Octava parte, ll

227 10 0
                                    

Araxa

Si las miradas matarán yo ya estaría tres metros bajo tierra.

Tengo a dos arpías que me miran fijamente con una mirada que supongo que debería de darme miedo.

Me paró delante de Rodrigo y le digo lo siguiente:

-vamos Rodrigo-susurro-no seas marica y dile a Marta lo que me hiciste esa noche-termino diciendo con una sonrisa ladeada.

Veo como rodrigo levanta las manos para darme dos cachetadas-creo que tengo las mejillas Rojas de tantas cachetadas-lo veo asombrada mientras me llevo una mano a la mejilla, realmente no pensé que llegaría a hacerlo, no enfrente de Marta.

Corro la mirada hacia donde está Marta que es al lado de Rodrigo y ella lo está disfrutando, ella disfrutó que el me pegará.

Empiezo a reír. Ambos se miran entre si

-que poco hombre-le digo a Rodrigo mientras me vuelvo a poner firme ante el-me da asco un ser tan repugnante como usted, es usted un asco de persona-termino de decir para luego voltearme a Marta.

~y usted, no debería de llamarse madre, ese maravilloso título le queda muy grande.

~me dan asco los dos-termino de decir mientras hago una mueca de asco.

Y eso fue el detonante.

Rodrigo me tomó por los hombros y me sacudió varias veces para luego tirarme a la cama.

Mierda mierda y más mierda, ¿Qué va hacer?

El voltio a ver a Marta y ella le dio un asentimiento de cabeza. ¿Qué significa eso? ¿Qué aran?

No me dio tiempo ni de gritar o hacer algo cuando Rodrigo me dio un fuerte golpe en la cabeza que me hizo ver todo oscuro por un largo rato.

---------------------

Me pesaban los ojos, fui abriéndolos de a poco, tuve que parpadear un par de veces más para poder tener buena visibilidad.

Empecé a ver para todos lados y estaba en la habitación de Rodrigo y Marta, tenía cinta en la boca, tenía amarrada las muñecas a cada esquina de la cama, también los tobillos, por lo tanto estaba en una Posición bastante abierta.

Aún tenía mi uniforme de la escuela, el cual se conformaba por una falda de cuadros que me llegaba 4 dedos arriba de la rodilla, una calcetas altas blancas, y la polo del instituto.

Tenía miedo, empecé a ver para todos lados a buscar a Rodrigo o a Marta pero no había nadie, solo había un silla enfrente de la cama.

Trate de quitarme las cuerdas de las muñecas pero siempre fallaba en el intento, no podía, no podía hacerlo.

Ya tenía las muñecas Rojas de tanta presión.

De repente la puerta se abre dejando ver a Rodrigo el cual tenía la misma mirada de aquella noche, esa mirada que me ha perseguido por años, en mis sueños, en la casa donde vivo, hasta en alucinaciones.

Y lo que dijo después hizo que yo hubiera deseado suicidarme cuando tuve oportunidad.

-¿estas lista para la diversión cariño?-dijo el poniéndose de rodillas entre mis piernas,  lo que no veía venir era que Marta entra a la habitación también y se sienta en la silla que estaba enfrente de la cama.

Empiezo a llorar, no quería hacerlo, pero a quien engaño. Estaba muriendo del miedo, y esta vez no había quien me salvara, ni mi hermanito, ni Carlos, ni nadie, el gano.

Lo que ustedes crearon {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora