Décima cuarta parte, lll

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Araxa

-Valla, valla-digo-¿sabes? en este momento podría usar muchos insultos y podría decirte un sin fin de cosas pero de igual manera no tendría importancia ya que ningún insulto te definiría ¿ verdad? -le digo mientras pasó el cuchillo por todo su asqueroso cuerpo mientras me voy haciendo pequeñas cortadas.

El chilla igual que un marrano y trata de liberarse pero le es inútil.

~Yo creo que deberías dejar de intentarlo mi rey, deberías guardar energía. La necesitarás-termino de decirle para hacerle unas cortadas en las rodillas.

Recuerdo a ver visto en una película que un hombre secuestró a una mujer y para que ella no escapara le quitó los ligamentos de las rodillas, obvio que en la película el hombre lo hizo con una operación, pero este marrano no necesita de tal cosa.

~Deja de gritar tanto, es inútil. Nadie te va a escuchar-le digo ya harta que ande pegando tantos gritos.

Voy a ver en las cosas que trajo Marta y veo unas muchas tijeras de diferentes tamaños. Tomo la más grande que hay y se podría decir que son de jardín.

En el momento que me doy la vuelta con esas grandes tijeras en mano el rostro de Rodrigo se pone más pálido de lo que estaba.

Abro y cierro las tijeras dos veces haciendo que se escuche un sonido perfecto para mis oídos y un sonido aterrador para los oídos de Rodrigo.

-¿Que piensas hacerme maldita zorra?-dice Rodrigo.

-Ay Rodrigo! Ni en los momentos en los que deberías de ser amable conmigo lo eres, porque literalmente si vives o mueres, lo decido yo-le digo con una sonrisa en mi rostro.

Quiero llorar y gritarle a la vida lo injusta que ha sido conmigo y con la persona que amo, pero no puedo hacerlo, no enfrente de la persona que nos dañó y por eso pongo la cabeza en alto y sonrío. Jamás dejaré que alguien vuelva a lastimarme.

Pongo la tijera en la planta de los pies de Rodrigo haciendo que el de un respiro y yo sonría.

-Hey, tranquilo que aún no hemos empezado-le digo para luego sin pensarlo abrir y cerrar la tijera en unos de sus dedos del pie derecho-Mierda-digo-Si que esta afilada-termino de decir para luego reír.

Rodrigo no tarda en gritar y eso hace que me ría más.

Me da miedo que me guste hacer esto y que luego ya no pueda parar.

La sangre que sale de su dedo salpica manchando me toda la cara.

Le pongo un trapo a su dedo ya que no quiero que muera desangrado tan rápido.

Voy pasando las tijeras por todo su asqueroso cuerpo hasta llegar a su pene.

En el momento que paró en el, levanto la mirada y la conectó con Rodrigo, el se da cuenta de mis intenciones por lo que empieza a rogar.

-No, por favor no, todo menos eso, te lo suplico-chilla y su vos me desespera.

-CALLATE-Grito-lo que te haga o no será mi decisión, así que hazme el favor de cerrar la puta boca-le digo para después abrir las tijeras y colocar su asqueroso pene en medio de estas.

La cara de horror que tiene Rodrigo es para pagar y verla.

Lo observo un poco más, me deleitó viendo su cara de pánico, esa mirada llena de miedo, una que probablemente tuve yo todas las noches que el abuso de mi.

-¿Sabes?-es muy probable que la cara de miedo, pánico, horror que tienes ahora también la tenía yo todas las malditas noches que abusaste de mi. Esto-le digo señalando su pene-es una cosa asquerosa, que al igual que tu no deberían de existir-termino de decir para cerrar las tijeras con fuerza.

Sus gritos, su llanto, sus súplicas para que pare no hacen más que hacer que yo disfrute esto.

Tenerle a mi merced, inútil e indefenso no hace más que hacerme sonreír.

Veo como Rodrigo se desangra, veo como sufre, veo dolor en su rostro y aunque suene retorcido a mi me gusta verle de esta manera.

Doy una sonrisa ladeada y vuelvo a tomar el cuchillo.

Me subo en Rodrigo para luego decirle.

-Esta será la primera y la última vez en la que yo este consciente de estar arriba de ti, y lamento decepcionar que no sea para lo que tu tanto has deseado desde que yo tenía 9 años si no es que mucho más antes. Eres el ser mas asqueroso que conozco en este mundo, y realmente espero que te pudras en el infierno-sigo diciendo-al final de todo tu y Marta son tal para cual, ambos nunca debieron de existir pero para eso nací yo, para acabar con ustedes-digo.

~Y otra cosa-sigo diciendo-quiero que mi mires a los ojos mientras yo te quito tu asquerosa vida- termino de decir para luego apuñalarlo con el cuchillo.

Una puñalada...

Dos puñaladas...

Tres puñaladas....

Cuatro, cinco, seis puñaladas.

¿Es suficiente? Jamás será suficiente.

Pierdo la cuenta de las puñaladas, solo veo que el ya no se mueve, y sus ojos están vacíos, sin ningún punto a donde mirar.

¿Murió?... si, pero ¿a que costó?

Lo que ustedes crearon {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora