La Cámara De Los Secretos: La Palabra Prohibida

2.7K 225 79
                                    

Todos estaban entretenidos observando como Fleamont y James Potter, los varones Black (incluidos los Lestrange y los Malfoy), Remus Lupin, y los más cercanos a los dos familias, incluso, Damián ya le había dado un golpe al rubio.

Jackson quien había jalado a Arthur Weasley a su lado, observaba como su futuro esposo estaba golpeando a Lockhart con un bolillo.

Todos observaban como los presentes golpeaban a Lockhart, por lo cual estaban entretenidos. No fue hasta unos minutos después que decidieron que lo mejor era seguir leyendo.

- Ya después lo golpeamos entre todos - propuso Athenea

- Me parece bien - sonrió Sirius

Todo se acomodaron, Damián había hecho aparecer con ayuda de Euphamia, Walburga, Druella, Eileen y Madame Sprout unos bocadillos, parecía que los elfos estaban de acuerdo con que tuvieran algo de comida para mantenerse entretenidos.

- Gideon, ¿Lees tu? - cuestionó Fabian, pasando el libro a las manos de su gemelo

- Sí - asintió el pelirrojo

- Capítulo cinco, la palabra prohibida -

Muchos se miraron curiosos, ¿Qué pasaría ahora?

Durante los días siguientes, Harry pasó bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo veía acercarse por un corredor, tomando una gran probabilidad de hacer que Damián le metiera una buena demanda para que le dejara en paz.

Damián sonrió, hubiera disfrutado verle la cara al rubio teñido cuando llego la demanda solo semanas después.

Pero más difícil aún era evitar a Colin Creevey, que parecía saberse de memoria el horario de Harry. Nada le hacía tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones sonaba irritada.

- Vaya, si que es muy alegre - dijo Belletrix

- Como no tienes ni idea - aseguró Athenea, aunque su voz sonaba un poco apagada.

Hedwig se había dignado ha parecer en una mañana, parecía que por fin se había acordado que existía, aparte de traer su ración de galletas caseras para él y Athenea.

Así que, entre unas cosas y otras, Harry se alegró muchísimo cuando llegó el fin de semana, porque podría descansar un buen rato, posiblemente iría a pasear con sus amigos y primos. Pero el capitán del equipo de quidditch de Slytherin, Marcus Flint, despertó a Harry con un zarandeo varias horas antes de lo que él habría deseado.

- Blaise grito asustado, pensó que era un pervertido - expresó Draco

- ¿Ese fue el grito poco masculino que escuche? - interrogó Athenea

- sí - se burló Draco

-¿Qué pasa? -preguntó Harry aturdido.

-¡Entrenamiento de quidditch! -respondió Flint-. ¡Vamos!

Harry miró por la ventana, entornando los ojos. El agua del lago estaba totalmente oscura, posiblemente el sol aun no hacía acto de presencia. Una vez despierto, se preguntó cómo había podido dormir con semejante alboroto de las criaturas marinas.

- Marcus -observó Harry con voz ronca-, si todavía está amaneciendo...

-Exacto -respondió Flint. Era un muchacho alto y fornido de sexto curso y, en aquel momento, tenía los ojos brillantes de entusiasmo-. La mayoría tienen clase de reforzamiento y quiero que tenga el tiempo libre, sin necesidad de interrumpir sus clases. Venga, coge tu escoba y andando -dijo Flint con decisión-. Ningún equipo ha empezado a entrenar todavía. Este año vamos a ser los primeros en empezar...

𝐋𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐲 𝐄𝐬𝐭𝐞𝐥𝐚𝐫Where stories live. Discover now