𝙲𝚊𝚙 𝚗𝚘𝚟𝚎𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚘

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—¿Alguien me puede explicar de dónde demonios sacan el dinero para hacer estas cosas? —Cuestionó Andrea con una mueca.

—No lo sé, genio, ¿de los bolsillos de nuestros padres? —Ofreció Charli con expresión de obviedad—. Recuerdas el pago de matrículas cada semestre, ¿verdad? Y seguramente recuerdas que los pagos exceden las cuatro cifras.

—¿Alguien puede explicarme lo que está sucediendo, por favor? —La chica ucraniana ladeó la cabeza en confusión ante el panorama frente a ella—. ¿Esa es una vaca?

El patio trasero de D'amelio High había pasado de ser un lugar extenso con mesas, sillas y bancas con un césped brillante y bien cuidado, a un lugar con un par de silos, un granero, animales de granja y mucho heno por todas partes. Había un gran arco de madera que ponía "Rancho D'amelio" en letras negras, y todos los estudiantes habían recibido un memo el día anterior con la indicación de vestirse de acuerdo a la ocasión.

Alrededor también se encontraban algunos puestos de comida de feria, tales como manzanas cubiertas con caramelo, algodón de azúcar y palomitas dulces o saladas, y los puestos eran atendidos por estudiantes junior de D'amelio High.

—Es el día de granja —respondió Dixie con voz alegre. Vestía una camisa blanca con las mangas dobladas a la altura de sus antebrazos, vaqueros oscuros, un par de botines de piel ya llevaba el cabello recogido en una trenza—. Creí que te habíamos hablado sobre esta semana.

—Esperé esta semana durante todo el maldito año —Avani -vestida con vaqueros gastados, botas de montar, una camisa a cuadros en color rojo de manga larga y una texana- exhaló con emoción apenas contenida, y ante las miradas de sus amigas, añadió—: Charli va a enseñarme a ordeñar una vaca.

—Oh, querida Diosa, suerte con eso —murmuró Andrea al tiempo que palmeaba el hombro de la chica a modo de apoyo. La corredora hizo una mueca—. ¿Charli siquiera sabe qué es una vaca?

—También sé cómo romperle la boca a una imbécil —espetó la castaña al tiempo que se remangaba la camisa y alzaba los puños—. Ven aquí si tienes ovarios, maldita chilena.

—¡Soy argentina! —Chilló Andrea antes de también ponerse en guardia.

Todo lo que Dixie alcanzó a ver antes de tomar la mano de su novia y arrastrarla lejos de la escena, fue que Avani se colocó entre ambas chicas para tratar de apaciguarlas, pero la pelinegra estaba bastante ocupada dirigiendo a Addison hacia el granero como para prestarles atención.

Conociéndolas, terminarían envueltas en una pelea de todos contra todos una vez más.

El interior del granero estaba parcialmente lleno con montones de heno y algunas gallinas estaban comiendo maíz del suelo, pero Dixie no estaba con ánimos de jugar a la granjera, por lo que tomó asiento en una pila de heno y se dedicó a mirar a su novia con detenimiento porque no lo había hecho más temprano.

Vestía vaqueros blancos que ya tenían algunas manchas de suciedad, y una camisa azul que resaltaba el color de sus ojos y se ajustaba de forma pecaminosa a los brazos de Addison, misma que estaba metida de forma ordenada dentro de la cinturilla de los vaqueros, y a través de las presillas de estos pasaba un delicado cinturón de cuero negro. El los pies, la chica ucraniana llevaba botas de montar -que seguramente compró el día anterior- y su cabello estaba recogido en una coleta.

—Vaya, señora Rae, su rancho se ha levantado desde los cimientos y ahora usted es una de las mujeres más poderosas del condado —murmuró la pelinegra en tono bajo y sugerente, pero Addison le dedicó una mirada llena de extrañeza.

—Creo que solo entendí como dos palabras de lo que dijiste —respondió la rubia con una mueca—. Si soy honesta, me sucede la mayoría del tiempo. Sigo teniendo algunos problemas con el idioma, pero no me gusta molestar.

—No pasa nada, era una tonta fantasía donde fornicábamos aquí —Dixie se encogió de hombros y luego se colocó de pie.

—¿Forni... qué? —Addison volvió a hacer una mueca.

—¿Tener sexo? ¿Follar? —Ofreció la pelinegra, y solo entonces una mirada de entendimiento cruzó el rostro de la chica ucraniana—. Hacer el delicioso.

—Hacer el delicioso —repitió la rubia con cierta duda, y se veía tan linda así de confusa, que Dixie se abrazó a sus hombros y la besó en la boca—. Solo para aclarar, ¿puedo decir "fornicar" delante de tus padres? ¿O follar? El otro día Avani me enseñó una palabra, que es tirarse. Dijo algo como "ayer me tiré a Charli en mi auto", ¿puedo decirle eso a alguien?

—Por favor, no lo hagas —respondió Dixie rápidamente—. No digas ninguna de esas palabras, o alguna otra palabra que te hayan enseñado Charli o Avani, frente a mis padres.

Addison aceptó sin rechistar y sujetó las caderas de su novia antes de inclinarse por otro beso, y si bien las intenciones de Dixie habían sido recostar a la chica ucraniana sobre una pila de heno y divertirse un poco, Nai, Nick Y Carla ingresaron al granero para ver a las gallinas un rato, lo que obligó a la pelinegra a dejar a Addison en paz, saludar a los intrusos y dirigir a su novia de nuevo al exterior.

Todo parecía estar en órden mientras esperaban su turno para comprar manzanas cubiertas con caramelo, el ambiente solo estaba impregnado con el sonido de las ligeras charlas de jóvenes emocionados y el ocasional relincho, cacareo o mugido de los animales, sin embrago, pronto el silencio tranquilo fue roto por el estruendo de algo rompiéndose.

Dixie se giró hacia el sonido justo a tiempo para ver que una vaca pateó un cubo de madera y resopló hacia Charli, quien tragó saliva forzosamente aún con la mano sobre la cabeza del pequeño becerro de dicha vaca, y antes de que cualquiera pudiera siquiera decir algo, la vaca empezó a correr tras la castaña.

Todos empezaron a reírse y al mismo tiempo se preocuparon, pero era Charli de quien estaban hablando, así que pudo escapar rápidamente de la vaca y saltó una valla antes de seguir corriendo por la calle.

Avani se quedó de pie con expresión pasmada al ver la huida de su novia, con un cubo a medio llenar con leche en la mano y su texana en la otra.

"𝚂𝚝𝚘𝚕𝚎𝚗 𝚔𝚒𝚜𝚜𝚎𝚜"Where stories live. Discover now