La oscuridad

2.4K 211 31
                                    

Todo había pasado tan rápido... en un momento estaban los cuatro juntos, en otro su sensei fue a explorar el entorno, y en otro unos bandidos habían secuestrado a su amiga y compañera de equipo, y ahora estaban en un confrontamiento, otra vez... 

- ¡Te digo que es mas seguro ir por Minato-sensei y regresar por Rin a salvo! - El peliplata quería ir a la segura y eso le molestaba mucho al pelinegro. 

- ¡Si esperamos a Minato-sensei, quien sabe que le pasara a Rin! - Ambos estaban gritando, ambos tenían razón, ambos se gustaban, pero no era momento de sentimientos, y ese era el único pensamiento de ambos. 

- ¡Pero...! - Lo interrumpio. 

- Este no es el Kakashi de quien me enamore... - Susurro de forma que el peliplata no escucho. 

- ¿Que...? - Dijo sin entender lo que su compañero había dicho casi en un susurro inexistente. 

- No seas egoísta Kakashi, no se que vayas a hacer, pero yo voy por Rin. - Finalizo con un tono frió y cortante, para así luego salir corriendo en busca de su amiga, ella siempre lo apoyo, incluso cuando el se enamoro perdidamente del peliplata, no dejaría que nadie le hiciera daño a esa castaña. 

No tuvo que correr tanto para ver una cueva bien escondida entre el bosque, se sentía feliz, pero debía de buscar una forma de entrar. 

Pero ni el Sharingan es tan rápido, un ninja se acercó por atrás con un kunai con la intención de clavarlo justo en su cuello. Algo detuvo el impacto o más bien alguien... 

- ¿C-Como alguien que tiene el S-Sharingan no ve un a-ataque asi? - Sonrio ironico el peliplata mientras con una mano sostenia su ojo sangrante. 

- ¡¿K-Kakashi?! - Se sorprendio al verlo parado enfrente de el, sonriendo y con una herida en su ojo. Lo sostuvo cuando estuvo por caer al suelo, sin darse cuenta estaba llorando. 

- Te arrepentirás... - Susurro viendo al ninja con una mirada fulminante, era claro el odio en sus ojos. De un momento a otro, el pelinegro había salido del alcance del ninja, este sin saber que hacer trato de huir, pero grande fue su sorpresa al sentir algo perforar su abdomen, al bajar la mirada, se encontró con un Sharingan completamente perfecto, tenia las tres aspas. 

- M-Maldito mocoso... - Dijo con su ultimo aliento, para después desplomarse. 

- Te dije que te arrepentirías. - Lo vio caer, para luego correr hacia el peliplata. - Con esto aguantara hasta que lleguemos a la aldea con Minato-sensei. - El peliplata solo asintió con una pequeña sonrisa, haciendo sonrojar al pelinegro. 

- ¿Esta ahí, cierto? - Pregunto el peliplata al ver que el pelinegro no había despegado la vista de esta. El contrario solo asintió. - Bien. - Sin mas, saltaron del arbol de donde estaban, y se adentraron a la oscuridad de aquella concurrida cueva. 

Al ver el interior notaron que no había guardias, ninjas, o algo parecido que evite que rescataran a su compañera, era muy facil, algo estaba mal. 

Siguieron su camino hasta ver a su amiga castaña atada de las manos en un poste de madera, rapidamente la sacaron del ninjutsu de donde se encontraba, trataron de huir, pero el techo se caia en pedazos, claro... Era una trampa. 

El peliplata estaba cansado, había gastado chakra al correr tan rápido por los arboles para llegar con el pelinegro, y luego recibir el ataque para hacerse el héroe tampoco ayudaba. 

Estaba por desmayarse, y un enorme pedazo de roca iba a acabar con su cansancio, estaba listo, al menos había rescatado a las dos personas mas importantes para el... Se sentía tan lleno, tan feliz, y un segundo vasto, para que en su mente creara una historia de amor con el pelinegro, se confesaría, seria correspondido, se besarían, se abrazarían, y tal vez hasta tendrían hijos... 

Pero el pelinegro tambien queria un futuro en el que el peliplata encontrara a alguien mejor, en el que el, la persona que mas ama... Respire. 

En un rápido movimiento, cambio de lugar con el peliplata, lanzandolo con todas sus fuerzas al final de la cueva, al final de la oscuridad... 

Habia mucho polvo, escuchaba quejidos agudos, gritos ahogados, se supone que el cielo es un lugar pacifico y silensioso... Entonces porque parecia estar escuchando a su amiga castaña llorar, y gritos ahogados de parte de esta? No lo entendia... Habia muerto, verdad? 

Su mundo se derrumbo cuando lo vio abajo de la roca que se suponia le iba a caer encima, pero como siempre el pelinegro tenia que salvarlos a todos. 

- ¡Maldicion! - Grito al tratar de mover la roca, esta ni siquiera se movio un centimetro. Derrotado se dejo caer de rodillas. 

- Cierto... No t-te di n-nigun regalo... baka-kakashi... - Dijo el pelinegro con las pocas fuerzas que tenia. ¿Como podia ser tan atractivo el peliplata? Incluso llorando se veia perfecto... Sonrio al darse cuenta en que pensaba. 

- ¿Q-Que? - Pregunto el peliplata al no entenderlo. 

- Rin... Has el intercambio de mi Sharingan a Kakashi... - Formulo con una pequeña sonrisa. 

- ¡Eso no! - Gritaron al mismo tiempo. 

- No pueden negarse... E-Es mi regalo, hazlo Rin... - Ante esto no pudieron decir nada, y sin mas la castaña hizo el cambio limpiamente. Justo habían acabado cuando la cueva empezó a caer nuevamente. - Salgan de aquí... No quiero verlos tan pronto de nuevo. - Observo por ultima vez al peliplata... era tan hermoso... quería abrazar ese cuerpo tan frágil... quería besar esos delgados, y  rosados labios. Tal vez en otra vida... 

Con ese ultimo pensamiento sonrió, mientras las rocas caían una tras otra encima de el. 

Te amo... baka-Kakashi. 

Se escucho en un susurro poco audible, hubiera querido decírselo en persona. 

- Kakashi... - Nombro, señalando al bosque aterrorizada, el peliplata volteo, y se tenso, había mínimo 15 ninjas rodeándolos, solo les quedo correr hasta que pudieran encontrar al rubio. 

- Maldición... Aun nos persiguen... - Hizo una mueca al notar que el numero de enemigos solo aumentaba. - ¡Rin, debes correr hasta que encuentres a Minato-sensei! ¡Yo los detendré! - Grito parando de golpe en un árbol cercano, la castaña solo repitió su acción. 

- E-Entonces si es así... Yo d-debo de... - La interrumpió. 

- No Rin, yo te abandone, Obito quería ir por ti en cuanto te separaste... El te amaba Rin... - Al pronunciar lo ultimo fue como si ya no existiera, simplemente ya no quería existir... 

- N-No el... - Debía de decirle, decirle que lo amaba a el y no a ella, decirle tantas cosas que su amigo pelinegro no pudo. 

- Solo corre Rin... - Sin mas se lanzo a ellos con su técnica mas poderosa, el chidori. En algún punto el cansancio y la falta de chakra pudo con el, para al final desmayarse y caer. 

Solo había oscuridad en su vida, siempre estuvo solo, no había ni un rayo de luz en el, hasta que conoció a el, tan alegre... tan lleno de vida... tan deslumbrante... Ese pelinegro era todo para el... ¿Que sentido tenia vivir si el ya no estaba con el? A su lado, siendo un dolor de cabeza, siendo tan persistente, oh... cuanto lo extrañaba. 

¡Baka-Kakashi! 

Despertó de golpe con lagrimas en los ojos... por mas que su sueño durara tan poco, había amado cada segundo, su voz... su sonrisa... su inquietante atractivo. 

- ¿Ya despertaste Kakashi? - Se escucho la voz del rubio con una pequeña sonrisa. 

- Minato-sensei... - Inconscientemente empezó a soltar lagrimas. - Discúlpeme... No protegí a mi equipo... ni siquiera complete la misión... - Mantenía la cabeza gacha, no podía verlo, sentía que había defraudado su confianza. 

- ¿De que hablas? No tienes porque disculparte, los ninjas que los atacaron no debían de estar en esa zona, debían de estar en la niebla, pero parece que avanzaron mas rápido, los rollos que tenían que recuperar, lo hicieron... Y sobre tu equipo... - Se tenso al oír lo ultimo. - Ven conmigo. - Así salieron de la habitación del hospital, para luego entrar a otra. 

- ¿Por que esa cara baka-kakashi? ¿Tanto me extrañaste? - Reino el silencio, mientras bajaban lagrimas por sus mejillas. 

El...   El... El estaba vivo... 


¡Me gustas... Idiota!  - OBIKAKAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant