Capitulo 1

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Recién me estoy despertando, creo que son las 6:30 de la mañana, pero no estoy segura y mi alarma no para de sonar, si sigue así voy a tirar mi celular por la ventana, ese ruido de alarma me va a dar un infarto en el cerebro o algo peor.

Abro los ojos y lo primero que miro es la lámpara del techo de mi cuarto, frunzo un poco el ceño al despertar, porque quería seguir durmiendo, es en lo único que soy buena, me levanto de la cama con bastante pereza y luego me miro en el espejo, pongo los ojos en blanco al ver la misma basura de todos los días.

Luego de vestirme y arreglarme un poco empiezo a escuchar los gritos de mama para que baje a desayunar:

- ¡Hijaaa apúrate que se te hace tarde!

- ¡Ya voy bajando las escaleras!

Al llegar a la cocina lo primero que miro es que el desayuno ya está servido, son; huevos revueltos, pan tostado con jalea de fresa y jugo de naranja.

Hago una mueca al ver tanta comida en un solo plato.

-Ya casi te quedas en tu cuarto Eleanor.

-Lo siento mama, me desperté un poquitooo tarde.

-Anda ven y siéntate.

-Mama no tengo hambre y ya voy retrasada al instituto, comeré algo en la cafetería del instituto y además no quiero que el Señor Phillips encuentre otra excusa para mandarme otro reporte por llegar tarde - Pongo los ojos en blanco al recordar al Señor Phillips-.

-Mmmm... Está bien hija, pero promete que si comerás algo.

-Si mama, lo prometo.

Empezando el día con mentiras, genial.

-Adiós hija, suerte hoy y cualquier cosa me llamas.

-Adiós mama, te amo.

...

Al llegar a la escuela lo primero que miro es una gran masa de alumnos empujándose entre sí para poder pasar, luego de dar algunos codazos logro visualizar a Alice; mi mejor amiga.

-ELEANOR!!!! –Grita Alice en cuanto me ve.

-Hola Alice, no hace falta que grites, te puedo escuchar muy bien. –Digo, pero a ella no parece importarle en lo más mínimo y me da un abrazo que casi me deja sin aire-

-Sí, Alice yo también te quiero –Esbozo media sonrisa-

- ¿Cómo has estado desde la última vez, has estado comiendo bien y tomando tus medicamentos?

-Ya mejor, el susto ya paso y si, si he estado comiendo bien –Segunda mentira del día, pienso para mí misma-.

-Eso me alegra mucho, ven vamos a clase.

Nos toca clase de literatura, mi favorita con la maestra María Ortiz; una gran profesora y no es por presumir, pero soy muy buena en la materia y soy una de las mejores de mi clase.

En cuanto llegamos puedo visualizar a algunos alumnos entrando y tomando asiento, yo hago lo mismo.

Ya en mi asiento; que esta hasta el fondo en la esquina del salón, saco mis cosas para estar preparada en cuanto inicie la clase.

Alice se sienta hasta enfrente, en clase no nos sentamos juntas y a su par esta Steve; su novio –pongo los ojos en blanco al ver a Steve-.

Luego de 5 minutos de espera entra la maestra y empieza la clase explicando la literatura medieval, yo pongo suma atención y apunto todo lo importante, estaba tan concertada que cuando llaman a la puerta doy un brinco del susto.

La maestra abre y hace un gesto de confusión al ver quien está ahí.

-Buenos días ¿en qué puedo ayudarle? –Pregunta la maestra-.

-Buenos días, soy Marcus Kellen y soy el nuevo estudiante, perdón por los 15 minutos de retraso, solo que me quede hablando con el director unos minutos de mas, tenga –Le tiende un boletín firmado por el director donde le indica el motivo del retraso y que le deje entrar a la clase, la maestra lo coge y le permite la entrada-.

-Bueno, en ese caso ¡Bienvenido!, tienes 3 minutos para presentarte con tus compañeros y luego escoges un lugar libre.

-Está bien, Hola, me llamo Marcus Kellen, tengo dieciséis años, me mude de Chicago para San Francisco, me gusta escuchar a Nirvana, pintar y escribir.

Debo admitir que me causo algo de intriga lo de escribir, ya que yo amo escribir y leer.

Me quedo mirándolo un rato, es castaño, alto a de medir 1.70 cm, sus ojos son como los de un gato; verde claro y tiene unos labios delgados y finos, creo que se da cuenta de mi mirada, porque voltea la mirada hacia mí, le sostengo la mirada y luego veo que avanza despacio hasta mí, sin quitarme esos ojos felinos de encima y caigo en la cuenta de que se sentó a mi par, me quedo sorprendida unos instantes, porque nadie NUNCA se sienta a mi lado, creo ahuyento mucho a la gente con mi carácter tan hostil.

Luego de unos segundos algo tensos Marcus se inclina un poco cerca de mí y me susurra cerca del oído, muy cerca, un:

-Hola, ojitos de mar. 

Mi propia destrucciónWhere stories live. Discover now