Capituló 7

17 2 1
                                    

Llegamos a casa y el trayecto fue algo incómodo, solo hubo silencio, demasiado para ser sinceros.
Mi papá baja primero del coche y abre la puerta de la casa, luego baja mamá y de último yo, entramos todos a la casa y mi papá solo señala con la cabeza que vayamos a la sala y eso es lo que hacemos. Él se sienta en el sillón de enfrente, mamá a su lado y yo enfrente- esto se parece a una escena estadunidense de cuando van a regañar al hijo/a- mi papá suspira pesadamente y habla.
-¿Por qué nunca me dijiste cómo te sentías?
-Nunca me haces caso, siempre que te digo como me siento, dices que vas a hacer algo al respecto, pero nunca haces nada- me encojo de hombros- creo que aprendí a quedarme callada y no opinar-digo lo más sincera que puedo-.
Mi papá me mira con ojos tristes y otras encomies que no puedo leer.
-Hija, sé que te molesta que no pase mucho tiempo aquí pero, no puedo dejar el trabajo y estar todo el tiempo con ustedes, el trabajo es lo que nos mantiene y nos da el pan de cada día- dice él, muy serio-.
Y, mamá lo mira con ojos asesinos y tristes, una combinación muy fuerte, la tristeza y el enojo pueden provocar una explosión.
-¿Qué demonios te pasa Víctor? Entendemos PERFECTAMENTE que no puedas estar TODO EL MALDITO TIEMPO con NOSOTRAS, pero para eso existe algo llamado horario, ¿sabes lo que significa? Muy bien podrías dividir tú tiempo y trabajar y pasar tiempo con tu familia, sin necesidad de dejar a tu familia por un lado- dice mi mamá muy enojada-.
Y yo estoy más que de acuerdo con ella.
Papá solo la mira incrédulo.
-N-n-no pensé que les afecta de tal manera que no esté siempre presente, saben que hago lo posible, pero a veces me cuesta.
-Claro que nos afecta papá, te necesito, te necesitamos y casi nunca estás, esta es una familia de 3 personas, no solo de dos.
-Has un intento de controlar más tu vida, Víctor e intentar separar el trabajo de la familia- dice mamá.
Mi papá solo nos mira y asiente, luego de varios minutos nos dice:
-Esta bien, lo haré.
-Gracias- digo yo.
-Gracias- dice mamá.
Luego nos abraza y nos dice que lo siente. Yo sé que papá hace lo posible para que estemos bien, pero no necesitamos cosas materiales, yo lo necesito a él, quiero que él esté ahí para mi en mis momentos más oscuros y me ayude a salir de ellos.
-Hija, vete a dormir- dicen mis padres.
Yo solo asiento y me dirijo a mi habitación.
Ya en mi habitación me pongo mi pijama y me pongo a ver videos en lo que me da sueño.
Luego de una hora de ver videos, ya me da sueño y pongo mis alarmas para el día de mañana qué hay escuela y me pongo de lado para dormir.
Pero fracasó hasta en mi intento de dormir, solo me hago preguntas, ¿o es mi conciencia? ¿O que rayos es? Porque solo me puedo preguntar qué pasará mañana, si podré comer bien, si todo irá bien en el instituto, si me fue en la tarea, si aún me queda un pantalón de hace dos años, pienso en todas las veces que les falle a mis papás en el instituto, pienso en todo y en nada.
Y solo miro el techo, en blanco, con las manos llenas de sudor, los ojos con lágrimas sin dejar caer y un frío que me provoca escalofríos, así que mejor decido levantarte de mi cama y ver la hora, son las 3:30 A.M.
Maldita sea.
Bajo por un té relajante a la cocina y tomármelo de una vez y así poder dormir o algo.
Pero, no funciono- suspiró pesadamente-.
¿Que hago ahora? Quiero dormir.
Se me ocurrió algo.
Subo por el celular y lo cojo, luego marcó el número de alguien que se que me puede ayudar.
Contesta a la segunda llamada, ups estaba dormido.
-Son las 3 y algo de la mañana, espero sea algo bueno- dice Marcus.
-Hola Marcus, soy Eleanor-digo algo tímida-.
Creo que eso lo despierta.
-¿Eleanor? ¿Qué pasó, estás bien?- pregunta alarmado-.
-Si, si, lo qué pasa es que no puedo dormir y pensaba qué tal vez tú podrías ayudarme- digo y me pongo roja al instante, ¿por qué? Ni la más mínima idea, solo siento mi cara ardiendo.
-Hay ojitos de mar...
Oírlo decir nuestro apodo es el mejor té relajante del mundo, me relajo al instante y me siento mejor ahora.
-L-lo siento por despertarte, es solo qu...- me interrumpe antes de que pueda terminar-.
-Ell, no te preocupes, no importa hora, momento, día o fecha, siempre estaré para ti, más cuando te sientas mal- lo dice con tanta paz, que me la transmite-.
-Gracias, en serio.
-¿Y que quieres hacer ojitos de mar?
-Mmm... No sé, la verdad.
-Ya sé- dice muy emocionado- te pondré algunas de mis canciones favoritas y las cantaras conmigo, a todo pulmón, calmada o solo tarareas, como tú quieras, pero hazlo en tu cama y con un té al lado- me dice ahora de repente más serio-.
-Está bien- le digo.
Ya en mi habitación me pregunta:
-¿Lista?
-Nací lista.
-Esta bien, está se llama The Winter Aid de The Wisp Songs.

-Esa no le e escuchado- le digo interesada-.
-Prepárate para que conozcas el gusto musical.
Solo me rio y empieza la canción, luego de unos minutos, Marcus la empieza a cantar para mi.
- To love me, to love me, to love me
This is the night when these woods sigh
Come with me
There are people who cannot speak
Without smiling
But they would take me from your hand
Or they would try, they would try
This is the murmur of the land
This is the sound of love's marching band
And how they hold you like a gun
And how I sing you like a song
I heard when I was young- canta tan despacio, con pasión y amor-.
Me encanta, es lo único que puedo pensar.
Luego, la canción terminó y puso otra, pero yo dejé de prestarle atención a las canciones, solo le hacía caso a Marcus.
Puso otras 5 y yo lo interrumpo:
-Que lindas todas las canciones, me encantaron, gracias- le digo con sinceridad-.
-De nada ojos de mar- dice él-.
-Ahora me toca a mi.
-¿Me cantarás?- pregunta sorprendido-.
-Nop, te leeré algunas frases de mis libros favoritos o fragmentos de ellos, creo que mejor fragmentos-.
-¿Sabes que también leo y que lo más probable es que ya los haya leído, verdad?- pregunta-.
-Si, pero no los has leído o en este caso, escuchado desde mi perspectiva- le digo, muy emocionada-.
-Esta bien-dice emocionado-.
-Orgullo y prejuicio: –Muy bien. No está mal esa respuesta de momento. Quizá poco a poco me
convenza de que los bailes privados son más agradables que los públicos; pero ahora podemos permanecer callados.
–¿Acostumbra usted a hablar mientras baila?
–Algunas veces. Es preciso hablar un poco, ¿no cree? Sería extraño estar juntos durante media hora sin decir ni una palabra. Pero en atención de algunos, hay que llevar la conversación de modo que no se vean obligados a tener que decir más de lo preciso.
–¿Se refiere a usted misma o lo dice por mí?
–Por los dos –replicó Elizabeth con coquetería–, pues he encontrado un gran parecido en nuestra forma de ser. Los dos somos insociables, taciturnos y enemigos de hablar, a menos que esperemos decir algo que deslumbre a todos los presentes y pase a la posteridad con todo el brillo de un proverbio.
Marcus me interrumpe para decir lo siguiente:
-Estoy seguro de que usted no es así. En cuanto a mí, no sabría decirlo. Usted, sin duda, cree que me ha hecho un fiel retrato.
Wow
WOW
Así que le respondo:
-No puedo juzgar mi propia obra.
Y así seguimos leyendo hasta que nos quedamos dormidos en la llamada. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 21, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Mi propia destrucciónWhere stories live. Discover now