Izuku amaba anidar. No había nada más reconfortante que llegar después de un largo día de clases y meterse de lleno en su cómodo nido. Era simplemente perfecto...o lo fue hasta que durmió en la habitación de su amigo de la infancia.
#4 en Bakudeku...
A la mañana siguiente Inko Midoriya y Mitsuki Bakugou estaban enternecidas mirando la escena que protagonizaban sus hijos. El mayor estaba abrazando protectoramente al peliverde como si quisiera protegerlo de todo mal, mientras que Izuku se aferraba a la camisa del rubio como si quisiera evitar que lo separaran de él. Sus rostros se veían pacíficos mientras dormían.
— Te lo dije Inko — susurró Mitsuki tratando de no hacer tan ruido para no despertarlos.
La noche de la cena cuando descubrieron que Katsuki fue el responsable de la invitación, Mitsuki había asumido y comentado con la peliverde que de seguro su mocoso lo hizo porque quería pasar tiempo con el roll de canela. Inicialmente Inko estaba feliz de que ambos retomaran su amistad, pero la matriarca de los Bakugou había negado eso diciendo que lo más probable es que fuera algo más que una amistad pues había notado las miradas que se dirigían ambos adolescentes en la cena cuando creían que nadie miraba.
Para procesar la noticia habían comenzado a beber, Mistuki rezando para que el demonio que tenía por hijo no se sobrepasara con el dulce de Izuku e Inko preocupada ya que no sabía cómo se sentía exactamente su pequeño respecto al hijo del matrimonio Bakugou y cómo reaccionaría ante los sentimientos de éste. No quería que terminaran alejándose de nuevo, por que lo que sí sabía era lo mucho que apreciaba Izuku a Katsuki
Pero cuando cuando los vieron a la mañana siguiente todas las dudas se despejaron. Mitsuki sabía que su hijo iba enserio y cuidaría al pequeño Omega, además de que se veía también bastante feliz. E Inko al ver la forma en la que se abrazaban supo que su hijo estaría bien cuidado y también feliz.
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— ¿Entonces era por eso? — Katsuki ahora no sabía si sentirse feliz o enojado consigo mismo.
— Si...— respondió tímidamente el pecoso jugando con sus dedos desviando la intensa mirada de su novio.
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Llevaban saliendo una semana cuando Katsuki notó que las ojeras del pecoso aún no se iban pese a que ahora ya no tenía que estudiar tanto y se supone que podría descansar. Además de que su lobo nuevamente en las noches trataba de obligarlo a ir con el pecoso. No entendía exactamente que pasaba, pero como ahora eran novios se sentía en más confianza de ir y buscarlo. Así que obedeciendo a su Alfa se dirigió al cuarto de su Omega.
Tocó varias veces pero no le abría "A lo mejor está dormido" por lo que no queriendo molestarlo más hizo el camino de vuelta. Grande fue su sorpresa al encontrar al pecoso en su habitación robándose sus sudaderas y una chaqueta. "¿qué mierda?"
Entonces el pecoso le contó finalmente de sus problemas para dormir, sus fallidos nidos y cómo parecía necesitar su aroma para poder conciliar el sueño. De ahí que tratara de robarle su ropa.
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Katsuki ahora entendía la necesidad de su Alfa de ir en busca de su omega ¡Claro que quería buscarlo! Su omega lo necesitaba para dormir y él no hacía nada por ayudarlo.
