Juego de niños.

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— Contéstame y te digo quién o quiénes se comían tus preciados panes caseros. — Damian le dijo, viendo las claras intenciones del contrario de volver a dormirse y mandarlo al diablo.

Jason se levantó y alzó la cabeza, considerando la dichosa oferta. Alguna alma impura había optado por arrebatar sus tan preciados panes antes de que él siquiera probara bocado. 

— Bien. —Aceptó. — Bueno, en teoría Tim nos contó que había estado organizando el plan desde hace... algunos meses, los cuales no recuerdo a decir verdad. Ahora, tu turno, ¿a quién tengo que matar por comerse mis sagrados panes? 

— No tan rápido, Todd. —Le dijo Damian con molestia. Él no le había contado nada. — ¿Cómo saben que está diciendo la verdad y qué acciones tomó padre contra Drake?

Jason bufó y habló: — Le dieron una droga a Tim y a su amiguito que era como un suero de la verdad y ninguno de los que estaban dispuestos a sugerir un castigo quería enviarlo a Arkham o a la cárcel así que se improvisó una pequeña prisión en la baticueva. 

Damian asintió, esperando que el contrario expliqué a profundidad lo que ocurrió, pero al ver que Jason no dijo nada, decidió seguir preguntando:

— Entonces, ¿Por qué rayos lo hizo?

— Problemas paternales, falta de atención, las comparaciones. —Respondió Jason con voz muy obvia. —Según lo que entendí: Tim quiso hacernos sentir un mínimo de lo que él sentía y qué cada acción que daba, tenía una consecuencia, tal y como cuando jugamos Monopoly..., él necesitaba mi casco para conectarse a unas redes, las cuales necesitaban demasiada energía, con el objetivo de contactarse con una de las esas organizaciones con nombre súper raro para distraer a Bruce y a Clark, y necesitaba una de las claves de la oficina del mismo para... ¡acceder al registro de policía y lograr rescatar algunos nombres de criminales no tan famosos! —Culminó Jason con su relato, orgulloso de sí mismo por haber recordado la mayoría. —¡Ah! Y todo con su fiel novio Bernard, el cual junto con Tim, lograron deshacerse de Conner. 

Damian lo miró, no podía creerlo; que lo dejarán de lado para la mayoría de ocasiones y se olvidarán de él, no era lo mismo a amenazar con muerte a varios inocentes, incluyendo a su amigo. 

— Bien, solo me faltaría decirte que la bodega pertenece a Elba Surero y que Bruce se enteró que ni tú ni Jonathan habían asistido a sus clases extracurriculares. Ahora, dime quién carajos se llevó mi bendito pan. 

Mierda, pensó Damian, se había olvidado de las actividades extracurriculares, el soccer

— Fui yo. —Confesó Damian, para luego irse rápidamente y buscar a Bruce. 

Jason en sí era peligrosamente impulsivo y agresivo, pero cuando se trataba de su alimento favorito, con las justas Alfred podía calmarlo. 

Caminó hasta llegar a  la oficina de su padre y tocó 2 veces la puerta la cual al pasar unos minutos se abrió. 

Damian entró con confianza y vio a su padre, traje de marca, teléfono en la mano y papeles tirados por todo su escritorio. 

Le indicó que espere mientras terminaba la llamada y tomará asiento, Damian obedeció. 

Al cabo de unos 2 minutos, la llamada culminó y por primera vez en mucho tiempo, Damian se sintió nervioso de lo que Bruce le iba a decir, aunque fuera él quien lo habría buscado. 

¿Estaría decepcionado de él? 

Bruce suspiró y se acercó a su hijo. Sin que ninguno lo esperará, Bruce abrazó a Damian y este se dejó. 

¡¿Niñero?! - JonDami/DamiJon | EDITANDOWhere stories live. Discover now