08 | el pervertido

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Luna se despertó con dolor de cabeza y se dio cuenta de que si no se movía, llegaría tarde al trabajo. Estaba tumbada en la cama, con una manta cubriendo su cuerpo, y mientras revisaba su teléfono para ver la hora, se quedó sin aliento cuando se dio cuenta de que su turno comenzaba en menos de una hora.

Miró a su alrededor en busca de sus amigos—. ¿John B? ¿Kie?

—Aquí —dijo John B.

Luna se dirigió al porche y encontró a John B en el césped—. Hola.

—Hola —sonrió John B—. Te ves como la mierda.

—Gracias —respondió Luna—. Entonces, sabes que odio preguntar, pero...

—Sí, te llevaré al trabajo —sonrió John B.

Luna se rió—. Me conoces tan bien.

—Déjame agarrar mis llaves —dijo John B—. Y una aspirina.

—Eres un ángel, John B —dijo Luna, mientras entraba para vestirse.

Tenía su ropa de trabajo en su bolso, por lo que se vistió lo más rápido posible y se dirigió a la camioneta con John B, saludando a Kie y Pope de pasada. Sentada en la camioneta, Luna estaba tratando de parecer menos como si acabara de salir de una zanja y más como si fuera a trabajar. John B le ofreció un cepillo de dientes y pasta de dientes, que ella tomó con gratitud mientras se pasaba la mano por el pelo.

—Dios, anoche fue demasiado —gimió Luna—. Me siento mal de solo pensar en lo mucho que bebí.

—Me sorprende que lo hayas manejado —dijo John B.

—Casi no lo hago —respondió Luna—. Oye, ¿JJ se quedó?

—Sí —respondió John B—, con una chica en su habitación.

—Genial —murmuró Luna—. Le habría pedido que me llevara. Me alegra no haberlo hecho.

—Estoy seguro de que irá a recogerte como siempre —rió John B—. Sabes que nunca llega tarde.

—Sí, tienes razón —dijo Luna—. ¿Por qué solo es confiable cuando se trata de mi?

—Porque eres su mejor amiga —respondió John B—. Es diferente cuando está contigo.

Luna resopló—. Dile eso a todas las chicas con las que se acuesta.

—Preferiría no hacerlo —respondió John B, y al compartir una mirada con Luna, los dos estallaron en risas—. Esta chica nueva es un 6.

No era ningún secreto que la vida sexual de JJ no era seca, y Luna y John B habían empezado a calificar a las chicas que traía a casa en una escala de "tontas a diez". Si se las consideraba tontas, significaba que era fácil para JJ, porque todo lo que tenía que hacer era aplicar un poco de su encanto. Si eran un diez, significaba que ni John B ni Luna podían entender cómo JJ logró convencer a la mujer para que se metiera en su cama.

—¿Un 6? —preguntó Luna—. Debe haber hecho algo de magia.

—El hecho de que te persiguió como un cachorro perdido y luego regresó luciendo como si lo hubieran pateado selló el trato —dijo John B.

—Cállate —dijo Luna, empujando el hombro de su amigo—. No lo rechacé.

—Cuando te vio tratando de llegar al Chateau te siguió muy pronto —dijo John B.

—Menos mal que lo hizo —dijo Luna—. Creo que vomité. Realmente no lo recuerdo.

—Sí, JJ no mencionó eso —dijo John B.

BANYAN TREE | JJ MaybankWhere stories live. Discover now