68 | reunidos

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Luna y Pope se quedaron con un mecánico en el garaje mientras les explicaba lo que estaba mal con la camioneta. Luna, que conocía los autos mejor que la mayoría de sus amigos, ya sabía cuál era el problema y estaba sumando el costo en su cabeza mientras ella y Pope seguían al mecánico.

Cuando dejó el ticket frente a ellos, escuchó a Pope suspirar—. ¿370? ¿En serio?

—Y sí —respondió el mecánico.

Pope se volvió hacia Kiara, que se había unido a ellos—. Kie, ¿segura de que tus padres te dejarán pagar por esto?

—Claro que no —respondió Kiara—. Pero ya llegaré un día tarde y solo pueden matarme una vez.

—Entonces, ¿podemos comprar bocadillos? —preguntó Luna, mirando los estantes de comida—. No he comido en todo el día y me muero de hambre.

—Claro —respondió Kiara.

—Genial —respondió Luna—. La fiebre de azúcar va a causar un gran colapso —le arrojó unos caramelos a Kiara.

Cuando repararon la camioneta ya habían pasado la fecha límite para encontrarse con el misterioso Limbrey, por lo que decidieron estacionar en un camino apartado y acampar para pasar la noche. El clima parecía lo suficientemente prometedor, sin señales de lluvia, por lo que colocaron mantas en la caja de la camioneta y crearon su propio pequeño campamento.

Luna, que había comido demasiado después de pasar tanto tiempo sin comer, estaba acostada junto a JJ, quien tenía su gorro bajado sobre sus ojos, los cuales estaban cerrados. Se había quedado dormido unos diez minutos antes, con la petaca todavía en la mano. Cuando Luna se dio cuenta de que estaba lo suficientemente dormido, levantó el frasco de entre sus dedos y lo arrojó con el resto de sus cosas.

Se acercó a JJ, quien se agitó cuando sintió su brazo cubrirlo. Dándose la vuelta, dejó que su brazo cayera sobre su cintura, acercándola a él mientras le daba un perezoso beso en la frente. Sonrió sin abrir los ojos.

—¿Ahora quién es la que quiere dormir cerca mio? —murmuró JJ.

Luna le dio un golpe en el pecho—. Cállate.

—Buenas noches, princesa —murmuró JJ, presionando los labios contra su frente mientras hablaba.

—Buenas noches, JJ —susurró Luna en respuesta.

A la mañana siguiente, partieron de nuevo en dirección a Charleston. Cuando cruzaron un puente y pasaron por debajo de un letrero que decía "Charleston", JJ miró por la ventana.

—Me pregunto dónde estarán John B y Sarah —dijo JJ.

—Con suerte, a salvo —respondió Luna.

—Usando sujetadores de coco y tomando martinis —agregó Kiara.

—De elegantes copas de coco —continuó Luna.

—Con los pequeños paraguas.

—Y una fuente de frutas exóticas.

JJ y Pope compartieron una mirada mientras Kiara y Luna hablaban, ambos confundidos.

—¿Qué? —preguntó JJ.

—Hemos estado inventando escenarios —explicó Luna—. Cada vez que pensamos en dónde están, intentamos distraernos del hecho de que probablemente estén en algún tipo de problema.

—Sí, han estado en París, Italia, Grecia —enumeró Kiara—. Vagando por el Amazonas.

—Eso es raro —rió Luna.

—Sí, lo sé —respondió Kiara.

—Cambiando de tema, ¿alguien sabe algo sobre estas personas que probablemente nos van a asesinar? —preguntó JJ.

BANYAN TREE | JJ MaybankWhere stories live. Discover now