Prólogo

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Christian

¿Qué estás haciendo con tu vida hijo?

Recordé las palabras de mi padre

Por alguna razón, sentía que me oprimían el pecho solo de recordar su ausencia.

Saqué el último cigarrillo que me quedaba

Había prometido que dejaría de fumar, pero la ocasión ameritaba relajarme un momento para pensar en lo que estaba por hacer.

Encendí el cigarrillo y le di una sola calada, contuve y dejé salir suavemente para después apagarlo a los pies del árbol.

Recuerda que esto es por Lily.

Me levanté del césped y caminé hacia la sede del examen de admisión

—Identificación—me detiene el guardia de seguridad

Saqué de mi mochila una carpeta con la ficha de examen y mi Identificación

Una chica amablemente me conduce al salón en dónde debía presentar el examen

—Así que eres el famoso Larrea —Comienza a hablarme y me quedo en silencio sin decir palabra, ella parece continuar hablando, pero mi menta estaba distraída en asuntos más importantes que en una chica que intenta coquetear conmigo, pasos después se detiene y me indica el salón que me corresponde —suerte, aunque sé que no la necesitas —finaliza guiñándome el ojo.

Entro al aula, me acomodo en el lugar que se me ha asignado y esperó a que el aplicador indique en qué momento podemos empezar

Mientras esperaba pude notar como la mayoría de los jóvenes a mi alrededor se veían preocupados o estresados, se les notaban las ojeras, incluso había una chica a mi lado que repetía conceptos y fórmulas en voz baja.

La observé un momento mientras la escuchaba repasar, era linda, sus ojos eran café claro, nariz respingada, labios pequeños y de larga cabellera castaña. Pude haberla contemplado un momento más, de no ser porque el aplicador comenzó a hablar.

—Solo lo indispensable sobre la mesa, no celulares o algún otro aparato, tendrán 3 horas para responder...

Mientras el instructor seguía hablando noté que estúpidamente había olvidado traer un lápiz. Busqué en todos mis bolsillos, pero no tuve éxito.

—¿Necesitas un lápiz? —habla a susurros la chica a mi lado

Al mirarla de frente definitivamente sentí un flechazo por ella. Le sonreí

—SÍ, ¿Tendrás alguno extra?

—No, pero...—sin decir más rompe su lápiz azul a la mitad—ahora tengo 2—me da una parte y me brinda una sonrisa. 

Era Hermosa

—Gracias—Mi sonrisa era evidente

—De nada.

Desafortunada la hora en que me flechó, si no lograba concentrarme en el examen definitivamente seria su culpa

—El tiempo comienza ¡ahora! —dice por último el aplicador

Un poco distraído comencé a rellenar el cuadernillo.

Después de hora y media, entregué el examen, antes de salir miré a la chica, ella se encontraba muy concentrada en su examen.

Salí del aula y me propuse a esperar a que saliera para entregarle el lápiz que amablemente me había dado, y tal vez, por qué no, conversar un poco y pedirle su número de teléfono.

Una hora después el tiempo se había acabado para el examen, todos comenzaron a salir, y entre la multitud pude verla a lo lejos

Caminé en dirección a ella, pero mi teléfono comenzó a sonar así que contesté

Christian ¿dónde estás?

—Sigo en la universidad ¿Todo bien? —Pregunto al escuchar un llanto en el fondo

Será mejor que te apresures, la niña está llorando y pregunta por ti

—Entendido, voy enseguida—cuelgo y miro a la chica bajar por las escaleras—será para la próxima —guardo el lápiz en mi bolsillo y me retiro de la Universidad 

Contigo hasta los confines del UniversoOnde histórias criam vida. Descubra agora