5.

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Tiny Carlo no sabía cómo sentirse. Había imaginado miles de escenarios diferentes en los que se reencontraba con su alma gemela y establecían la conexión que los permitiría estar juntos y ser felices el resto de sus días, pero jamás se imaginó que lo vería por primera vez estando con los ojos rojos e hinchados por llorar toda una noche por culpa de la insensibilidad de su versión humana.

— ¿Qué quieres? —preguntó con recelo mientras se frotaba los ojitos para limpiar el rastro de las lágrimas.

Tiny Igor, hasta entonces, no había hecho nada y eso le estaba poniendo nervioso. Solo estaba plantado delante de él, mirándolo con una extraña fijación y sin decir palabra alguna. Antes habría soltado alguna broma petulante de las suyas, pero ahora la inseguridad y el miedo eran más fuertes.

— Eries muy guapo —dijo Tiny Igor con profunda sinceridad, saliendo de su ensimismamiento al escucharlo.

Tiny Carlo abrió mucho los ojos y se puso rojito inmediatamente, pues aquel cumplido lo pilló de improviso. Boqueó un par de veces, tratando de decir algo, pero por primera vez en su vida no le salieron las palabras y se vio desarmado ante la franqueza y aceptación de su alma gemela.

— Hostias —murmuró Carlo bajito antes de darle un codazo a Igor, que miraba la escena con evidente sorpresa. —Ya podrías aprender de tu Tiny, ¿eh? Es más abierto que tú.

— Igor no tenier sentimientos ni estiar programiado para decir cursiliadas —replicó el ciborg alzando el mentón con un aire muy digno.

— ¿¡LO VES!? —Tiny Carlo reaccionó de golpe, señalando acusadoramente con el dedo a Igor, que se quedó petrificado al notar cómo todos lo miraban. —¡NO ME QUIERE! ¡NUNCA ME VA A QUERER!

Tiny Igor observó con pánico cómo Tiny Carlo hacía un puchero y parpadeaba rápidamente para alejar las lágrimas. Lo vio darse la vuelta, seguramente para volver a la seguridad de su cápsula y una oleada de miedo lo hizo adelantarse y ponerle una mano en el hombro para frenarlo. Se agradeció mentalmente no haberle tocado la mano o la conexión entre ellos se habría establecido irremediablemente.

— ¡Espera, nio te vayas! Yo... yo...

Tiny Igor se sintió perdido, lo cual solo aumentó su creciente ansiedad. No sabía qué podía decirle ante un fallo que no había cometido él. Quería hacerlo sentir mejor, pero no lo conocía lo bastante como para eso. Y tampoco podía decirle que lo quería porque... aún no era así. Necesitaba tiempo y que le diera la oportunidad de conocerse y para eso era indispensable que no se fuera. Pero no sabía cómo retenerlo. Era un bucle del que no sabía salir.

— Oye, espera —pidió Carlo adelantándose hasta quedar frente a la cápsula.

Se puso de rodillas para quedar más cerca de los tinys y pudo ver cómo ambos se volvían hacia él. En los ojos de Tiny Igor había esperanza y una súplica muda, en los de Tiny Carlo había miedo al rechazo, dudas y la necesidad de sentirse valorado y querido. Pudo leerlos a ambos con facilidad porque ese tipo de miradas las había visto más de una vez cuando se miraba al espejo cada día y las ocultaba con soberbia, cinismo y orgullo.

— Entiendo cómo te sientes —dijo el italiano con voz muy suave mirando a su Tiny, que lo escuchaba con atención. —Pero no pagues con él los errores de su versión humana. Son distintos, igual que tú y yo. Y él está aquí, intentando luchar por ti. Se merece una oportunidad, ¿no crees?

Tiny Carlo se mordió el labio inferior para que no le temblara y, tras unos segundos, asintió.

— Pero, ¿Cómo le voy a dar una oportunidad a mi alma gemela si su humano no me quiere? Me... —bajó tanto la vista como la voz, abrazándose a sí mismo. —Me podría llevar a ese lugar...

— ¿Quié lugar? —preguntó Igor, genuinamente confuso.

— ¿¡Cómo que qué lugar!? —saltó Carlo como un resorte, poniéndose de pie de un salto y encarándolo. —A ninguno, porque te lo vas a quedar.

— Carlo, yo no sié si puedo...

— ¿¡CÓMO QUE NO!? ¡Claro que sí! No empieces con eso de que no tienes sentimientos, porque algunos tienes que tener para que te hayan dado un Tiny, no me jodas.

— ¡NIO SER SOLO ESO! —Explotó Igor, moviendo vehementemente las manos y estallando como nunca lo había hecho. —¡Yo no ser diseñado para esto! ¡Amios no querier que Igor distraerse! ¡Amios poder castigar Igor si se enteran de que tener Tiny!

— ¡PUES TE COMPRO Y ERES LIBRE, QUE TE LO HE DICHO YA OTRAS VECES!

— ¡Pero no funcionar así, yo tenier otros amios!

Los tinys observaron con tristeza cómo sus versiones humanas discutían y se quedaron cabizbajos, sintiéndose culpables de haberlos llevado a esa situación, aunque ellos no lo hubieran pedido o podido evitar. Tiny Carlo se frotó una vez más sus ojitos antes de tirarle de la manga de su trajecito a Tiny Igor, llamándolo ligeramente.

— ¿Quieres entrar hasta que se calmen? —preguntó mientras señalaba su cápsula.

Tiny Igor asintió y lo siguió hacia el interior, soltando ambos un suspiro de alivio cuando los gritos se amortiguaron al cerrar la puertecita de la mansión. En silencio, ambos caminaron hasta el salón de la primera planta y se sentaron cada uno en un extremo del sofalito, dedicándose miradas de reojo mientras Igor se alisaba las mangas de su traje cada poco tiempo, nervioso.

— ¿De verdad te parezco guapo? —preguntó Tiny Carlo de la nada, sobresaltándolo. Tiny Igor tragó saliva y asintió enseguida, lo que hizo que su alma gemela sonriera levemente. —Me alegro. Quería parecértelo... yo también creo que eres guapo.

Esa vez fue Tiny Igor quien se ruborizó y desvió la mirada, pues no estaba acostumbrado a que le dijeran cosas así. Una oleada de vergüenza lo invadió y trató de desviar el tema.

— Los sigo escuchiando. Ojaliá pudiera poner música clásica...

— ¿Te gusta la música clásica? —preguntó Carlo con sumo interés. —Yo sé tocar el piano, pero aquí no tengo uno. No sé por qué.

— Yo tenier un piano en mi cápsula, si querier poder venir un día a tocar. ¿Sabies tocar "Claro de luna" de Beethoven? Es mi canción favoritia para hacer... cositias.

— Sí que sé. —Tiny Carlo se quedó callado un segundo antes de proseguir, con cierta timidez. —Si quieres podría tocarla para ti si... al final me quedo.

— Eso me gustaría —admitió Tiny Igor, sintiendo algo de vergüenza por demostrar tan obviamente sus ganas de pasar tiempo con él.

Sin embargo, se relajó cuando ambos alzaron la mirada y sus ojitos se encontraron con idénticas expresiones de ilusión y anhelo. En contraposición a sus versiones humanas, que parecían estar bastante separados, ellos se sintieron mucho más cerca y esperaban poder tener la oportunidad de descubrir si realmente estaban hechos el uno para el otro. 

Stay with me {Carligor}Where stories live. Discover now