Reto princesa Horny

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Nuestro juego

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Nuestro juego

Esta es la parte que me gusta, el olor no es a libro nuevo, sino a viejo. Un poco de polvo mehace estornudar, entonces, mientras me rasco la nariz, algo resuena a mis espaldas. Comosi se hubiera arrastrado y escondido luego. Mantengo la misma postura, sentada en el únicosillón de la biblioteca y juego con un mechón de cabello, que luego acomodo hacia atrás;para hacerme lugar y acariciar mi clavícula.

El sol que se asoma por la ventana se siente con intensidad, ¿estaré sola ahora? Digamosque no me he puesto el vestido más fresco. Hundo los dedos en los huecos de mis mangas,tiro de ellas descubriendo mis hombros y vuelvo al libro

Leo las palabras, pero ninguna de ellas me suena coherente. Este calor es insoportable, nopuedo concentrarme. Comienzo a tirar de los finos cordones que unen mi corset, entonceslo oigo, esta vez más claro, ese ronroneo tan grave que no sabe controlar. Finjo que no mehe percatado, continúo y voy descubriendo la tela interior, esa que ha quedado pegada a mipiel. Empapada en sudor, ardiente y a la espera. ¿Lo sabrá? Ya no disimula estar al asecho,sus pezuñas chocan contra el suelo y producen un sonido que me eriza la piel. Aclaro migarganta y el ruido se detiene. Contengo la risa mientras recojo mi cabello con una mano,con la otra tomo el libro y empiezo a balancearlo de lado a lado, provocando una brisa queenducere mis pezones debajo de las enaguas. 

Siento sus ojos clavados en mis hombros, entonces pienso que será el, será el sol, peroque ya no puedo describir el calor que siento. Es una sensación nueva y es agradable, apesar de sentir que me va a explotar el corazón. Bebo un poco de agua y mojo mis dedospara salpicarme un par de gotas encima. No es suficiente, aunque me exite más. Vuelco elcontenido de la copa sobre mí, se me escapa un suspiro, que se vuelve gemido. Lo escuchogruñir, mientras acaricio mis pechos, rogando que deje de resistirse. Casi gritando con micuerpo que lo necesito.

—¡Bella, detente! —vuelve a gruñir, pero no está enojado, más bien parece suplicar.

—Bestia, por favor.

—Te haré daño —se lamenta. 

—Lo harás si no te acercas —le clavo la mirada, jurando con ella no detenerme y comienzoun viaje con mis manos en descenso. 

Llego al lugar correcto, otro descubrimiento para mí, me despido del pudor y me entrego ala lujuria. Más me gustaría entregarme a él, que me mira de frente y de relame los labios, hacambiado de forma una vez más. Solo así logro recuperarlo, sacar su humanidad de nuevo.Estoy a punto de llegar, pero no quiero hacerlo sola. Lo invito, a uno de los juegos, que deahora en más será nuestro favorito. 

Relatos ganadores de retosWhere stories live. Discover now