Epílogo

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Dos años después.

Todo el grupo había quedado para celebrar un picnic en la playa. Ese año habían decidido que sería hacia las playas de Seúl, más concretamente en casa de Jennie y Lisa.

Jennie se despertó cuando los primeros rayos de sol se filtraban sesgados a través de las cortinas. Lisa dormía profundamente a su lado. Le acarició la espalda con los dedos.

-Eh, dormilona.

-Mmmm...

-¡Es el gran día!

-¿Y si lo cerramos todo y fingimos que no estamos en casa? -susurró somnolienta.

Ella se acurrucó junto a Lisa y le dio un beso en la mejilla.

-Me encanta la idea, pero hay un niño ahí al lado que no creo que esté muy de acuerdo.

Lisa levantó la cabeza de la almohada, sonrió y la besó varias veces en los labios con suavidad. Su sonrisa se amplió más y con un movimiento inesperado la atrapó por la cintura y tiró de ella hasta que la tuvo sentada a horcajadas sobre sus caderas. Coló la mano bajo su camiseta y le acarició el estómago. La miró a los ojos risueña.

Jennie rozó con la punta del dedo el hoyuelo que se dibujaba cerca de su boca. Se había enamorado de ella la primera vez que vio esa misma sonrisa en su cara, y un poco más cada día desde entonces. Aún le costaba creer que esa mujer maravillosa formase parte de su vida. Había llorado y sufrido mucho a lo largo de todos sus años, por tristeza y dolor, por miedo e ira. Ahora solo existía la felicidad de ese día y la esperanza del siguiente. La amaba con cada partícula y cada molécula de su ser. A ella y al pequeño que dormía en la habitación contigua. Estaba enamorada de ellos y de la pequeña familia que habían creado juntos. No necesitaba nada más. Ellos eran todo su mundo.

-Cuando te quedas así, tan callada, me gustaría tener alguna especie de superpoder para averiguar qué estás pensando -susurró Lisa.

-No necesitas un superpoder para eso.

Apoyó las manos sobre sus pequeños pechos y se inclinó para darle un beso en los labios. Su corazón tembló al sentir su sonrisa traviesa contra la boca.

-Pienso en lo mucho que te quiero y en lo mucho que me gusta estar así contigo.

-Entonces, ¿nos quedamos en la cama? -preguntó Lisa con un mohín pícaro. Su voz era baja y ronca.

Jennie empezó a reír y la diversión brilló en sus ojos mientras se inclinaba para darle otro beso.

Lisa la estrechó con sus brazos y la sensación fue maravillosa. Le devolvió el beso con ganas, mientras deslizaba una de sus manos hasta su trasero y lo acariciaba por encima del pijama. Enredó la otra en su melena y la atrajo amoldando su cuerpo bajo el de Jennie.

-Solo un ratito -susurró Lisa, y volvió a apoderarse de su boca. Jennie se derretía con sus caricias y le costó la vida misma separarse de sus labios. Se apartó un poco y vio el brillo travieso que iluminaba sus cálidos ojos castaños. Su sonrisa ladeada era adorable y todo su ser le pedía que se dejara llevar por el deseo que reflejaba su expresión. Pero por mucho que quisiera perderse entre sus brazos, no podía. Entornó los ojos y lo agarró por las muñecas.

-Quedarnos en la cama, desnudas. Comerte a besos y lamerte entera. Mmmm... ¡suena tan bien! -susurró con un jadeo. De golpe alzó las cejas y tiró de Lisa para que se levantara-. Pero no, lo más caliente que haremos esta mañana será compartir un algodón de azúcar.

Lisa soltó una carcajada y se dejó arrastrar fuera de la cama.

-Eres perversa.

-Lo sé, y también sé que me adoras cuando lo soy.

Hilo Rojo [Jenlisa] G!PWhere stories live. Discover now