II. Temblores

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-Buenas noches, Buck.

El pequeño Chris se acercó hasta Buck para darle un beso en la frente y caminar hacía su habitación. El rubio estaba tumbado en el sofá de Eddie, viendo como este acompañaba a su hijo a la habitación. Una vez los ve desaparecer, alarga el brazo y mira su teléfono móvil. Abre la conversación con Taylor y suspira. Se queda unos segundos contemplando su foto.

-¡Cierra la puerta, Buck ronca mucho y muy fuerte!

Levanta la cabeza, ofendido por ese ataque y ve salir a Eddie con una sonrisa cerrando la puerta tras de sí. Se disculpa con los hombros antes de apartar los pies de Buck y sentarse a su lado.

-Tus ronquidos le gustan más de lo que parece, créeme.

-Eso espero, porque si no va la próxima vez no vamos al zoo.

Eddie suspira y se estira en el sofá después del día agotador que han tenido. Mira a su lado, a Buck, quien sigue contemplando la pantalla de su teléfono móvil con el ceño fruncido, como si esperase que sonase repentinamente con unas disculpas.

-Entonces... ¿Qué pasó?

El bombero rubio suelta un enorme suspiro y deja el teléfono a un lado. Se coloca una mano en la frente y pasa los pies por encima del regazo de su compañero.

-No lo sé. Dijo que quería centrarse en su carrera. Que estos meses habíamos estado bien, pero que ella siente que yo necesito otras cosas, y que sabe que quizás no pueda dármelas en mucho tiempo.-Hace una pausa para tragar saliva.-Yo... Le dije que podía esperar. Y ella aún así dijo que me estaba haciendo un favor.

-Y lo está haciendo Buck, solo que ahora no lo ves.-Eddie coloca una mano sobre la rodilla de su amigo, tratando de consolarlo.

-¿Qué clase de favor es dejar a una persona?

-Ella entiende que vuestros caminos son distintos, Buck. Te aprecia como amigo, y eso hace que ella sea incapaz de mentirte, aunque eso implique prescindir de... vuestra intimidad. No quería que esperases eternamente.

-Agh, cómo sea. A veces creo que simplemente mi destino es estar sólo.

-Tienes a Chris. Y me tienes a mi. Y dudo que Maddie, Chim, Hen o Bobby no te peguen si te oyen decir eso.

La mano de Eddie juguetea con su rodilla, y reconforta en algo a Buck, quien agradece tener el hogar de su amigo para esconderse cuando el resto del mundo pesa. Eddie tiene razón, siempre ha estado en las peores circunstancias, y ahí siguen, juntos, afrontando el mundo.

-Cómo sea, gracias por dejar que me quede, Eddie.

-Esta es también tu casa, Buck. Mañana tenemos que entrar a las ocho, así que deberíamos dormir.-Su amigo le lanza una de las almohadas que ha traído para él a la cara y Buck la recibe, sonriendo aún con tristeza. Eddie se levanta y se marcha rumbo a su habitación.

Buck se queda unos segundos plantados, notando el hueco de su amigo en el sofá. Repentinamente hacía más frío en el salón, y todo parecía tener un filtro azul.

-Bah...

Se levanta y va a su mochila sobre la mesa. Saca un pantalón gris de pijama y una camiseta vieja del 118 que utiliza para dormir. Se cambia el pantalón allí mismo, se saca la camiseta y se coloca la nueva. Toma su cepillo de dientes y camina al baño. Eddie está dentro, ya con el pantalón de pijama y sin camiseta, cepillándose los dientes. Buck se colocó a su lado, enseñando el cepillo y tomando algo de pasta.

Los dos, en silencio, se contemplan en el espejo hasta que Eddie no puede evitar reírse, a lo que Buck le empuja, sabiendo que el motivo de su risa es alguna burla sobre el bombero.

-¿Qué?-Pregunta tras escupir, mirando al moreno.

-Hen tiene razón. Eres como un golden.

-¿Por qué me veis así?

-Porque caminas como si todo dependiera de alguien más, Buck. Eres como un perro abandonado. Necesitas seguir a alguien. Hoy estabas super animado y mírate, ahora cuesta levantarte.

Eddie le recrimina aquello de manera que intentaba ayudarlo. Pero Buck no lo relacionaba aún como debía sonar.

-Bueno, tú actúas como si fueses el rey de hielo, que has roto con Ana y estás igual.

El bombero moreno abrió la boca sorprendido. Luego dejó caer la cara hacía un lado, notablemente ofendido. Intentaba buscar las palabras exactas, pero no parecía dispuesto a responder.

-Buenas noches, Buck.

Y pasó a su lado, golpeando su hombro con la mano y sin mirarlo directamente. "Mierda, Buck... La has cagado." Sin embargo se quedó allí de pie viendolo marcharse, y cerrar tras de sí la puerta de su habitación. Y lo único que quería hacer Buck ahora era ir a buscarlo y disculparse. Pero ya la había cagado demasiado. Apesadumbrado, volvió a su sofá y se acostó, cerrando los ojos y no pudiendo dormir hasta bien entrada la noche.

No se inmutó hasta que horas después, sobre las siete de la mañana, un ligero temblor empezó a sacudir la casa, escuchando la voz de Chris.

-¡Papá! ¡Buck!

Buck abrió los ojos. No era un sueño, ni su imaginación. El suelo temblaba, e iba en aumento. Se estaba produciendo un terremoto.

Bad Day Face - Buck and Eddie Endgame (Buddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora