CAPÍTULO 34

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-Listo -dije terminando de recoger todo.

Ya eran casi la una de la mañana, todos se habían marchado y Lucia se había quedado dormida en el sofá.

Me agaché al lado suyo -Lu -susurre sin obtener respuesta. -Despierta pequeña -intenté despertarla, lo cual fue inútil. Solo gruñía.

Me rendí, la cargué y llevé hasta mi habitación. Al llegar la recosté junto a su hermano en la cama y ella se comenzó a reír.

-¡Lucia! -me quejé. -¿Estabas despierta? -fingí estar molesto.

- No quería caminar, lo siento.

-Tontita -me senté a su lado y me acerqué a besarla. -Ahora duerme, ya es tarde -la tapé con las mantas de la cama y besé su cabeza. -Buenas noches -dije dispuesto a salir de la habitación.

-¿Alex?

-¿Si?

-Te amo -dijo con una sonrisa en sus labios, el hermoso brillo de sus ojos hizo que automáticamente una sonrisa boba se marcará en mi rostro y que mis mejillas se calentarán.

-Yo también te amo.

Salí, me fui a la habitación de invitados y me tiré en la cama. No podía dormir, no paraba de dar vueltas pensando en la manera de contarle a Lucia sobre el plan.

"...este es el final de la historia, todo lo que teníamos, todo lo que hicimos..."

Puede que suene exagerado, pero perderla era algo que realmente me aterraba.

No sé en qué momento me había quedado dormido, pero me desperté por unos toques en la puerta.

-¡Alex¡ ¡Levántate, tenemos que llevar a Samuel! -grito Lucia del otro lado de la puerta.

Me levanté con mucha pereza y caminé hasta la puerta tallándome el ojo.

-Ya voy, en 15 minutos estoy listo -contesté dirigiéndome hacia mi habitación para darme una ducha.

(...)

Estacione el auto frente a la casa de Lucia.

-He cumplido -me recosté en el asiento cerrado los ojos.

-¿Quieres un café?

-Por favor -respondí con un bostezo y giré la cabeza en su dirección. Apenas abrí un ojo, la ví sonreír.

Me veía fijamente y acariciaba mi mejilla con suavidad -¿Qué te parece si me voy adelantando a preparar café y tú levantas el saco de huesos? -señaló con su mirada a Samuel, dormido en el asiento de atrás.

-Esta bien -se acercó, me dió un corto beso en los labios y bajó del auto. -¡Lu! -hablé cuando cerró la puerta, se asomó por la ventana.

-¿Si?

-Te amo

-Yo también te amo tontito -sonrió divertida -no tardes.

Lo ví alejarse y entrar por aquella puerta blanca.

En vez de sentirme feliz, sentía que cargaba un vacío en mi pecho. Solté un suspiro al darme cuenta de que había vuelto a pensar en ideas que posiblemente no pasarían.

No pasará nada Alejandro.

-¡Hey Samu despierta! -hablé un poco fuerte. No pasó nada. Miré los asientos de atrás y el chico dormía plácidamente -¡Samuel! -lo sacudí, gruñó y susurró algo que no entendí.

-¡SAMUEL DESPIERTA! -grite.

-Mmmm -murmuró, levantó ligeramente la cabeza y prosiguió a enterrarla nuevamente en el asiento.

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