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Estaba demasiado nerviosa

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Estaba demasiado nerviosa.

Había tenido semanas de practica para esto. Incluso dejo el equipo de volleyball para ser la mejor. Le gustaba ser la mejor.

Pero eso de nada servía si le daban ataques de nervios cada 176 segundos. Si, los tenía contados, pero no Honey, si no Kiyoomi.

La había analizado estas últimas semanas, creo que no lo mencionamos pero después de aquella cita, ambos comenzaron a pasar todos sus descansos juntos. La mayoría de estudiantes ya daban por sentando que eran una pareja, pero para nuestra mala suerte esa no era una realidad. Al menos no aún.

Sakusa, al comenzar a pasar más tiempo del usual con Kobayashi pudo notar algunas cosas en ella que no había visto con anterioridad, como los segundos que duraba nerviosa o que tenia lunares en solo un lado de la cara. O que le gustaba el huevo pero jamás podría comerlo después de las 12 del día ya que decía que el huevo solo era para desayunar. O que le tenía miedo a las aves. O que tenía un gusto culposo con ver su horóscopo cada lunes. Si, también le leía el horóscopo a Kiyoomi.

Honey tenía hoy su presentación, hoy competiría delante todas esas personas. Sakusa tenía un partido, no podría asistir a animarla, se sentía horrible por ello aún que no fuera su culpa.

Quería estar ahí, quería verla.

Aún que... Una mentira piadosa no le hace mal a nadie ¿Cierto?

Y si les hacía mal, que se jodan.

Ante su equipo y entrenador, Sakusa había captado un resfriado y tenía fiebre. Ante Komori, el iría a ver a aquella pelirroja que hacía que su mejor amigo tuviera aquel brillo en los ojos.

Y Kiyoomi siempre supo tomar buenas decisiones si es que se lo proponía. El estaba tan contento, hace mucho tiempo no se sentía así.

Sakusa tomo el tren para llegar lo más pronto posible al auditorio, para llegar a tiempo.

El jamás iba en tren.

Honey estaba nerviosa, nadie iría a verla, ni su madre ni su hermana, y sabía que Sakusa no estaría ahí pues era consiente de que tenía un partido al cual asistir.

Así que ver a aquel azabache sentando en las gradas junto a toda esa multitud rodeando su preciado espacio personal hizo querer ir a besarle delante de todos.

No sé lo esperaba. Quería llorar.

En un instante los nervios se esfumaron, el viento se llevó todas las inseguridades que tenía sobre la competencia, llevándoselas a un lugar subterráneo donde no serían capaz de regresar, ella estaba segura de eso, por qué Sakusa estaba ahí, por qué el la calmaba.

Su presencia era tan gustosa para ella, tan placentera. Por qué, solo el era capaz de ponerla de esa forma.

Sabía que todo estaría bien ahora, por qué el estaba ahí.

Y Sakusa lo sabía. Oh, la conocía tan bien.

Había faltado a su práctica, viajado en metro y entrado en un lugar lleno de personas. Exactamente todo lo que evitaba hacer a menudo.

Lo hizo por ella.

Por qué ella lo valía.

Miradas conectadas a través de segundos.

La subjetividad del tiempo que les hacía sentir que eran los únicos en ese lugar, dedicándose una eternidad para apreciarse.

Sonrisas que se regalan. Y por supuesto se aceptan.

Latidos del corazón a una velocidad descomunal. Y no, no era por nervios.

Sentimientos que sabían que existían, pero no admitían.

El negro y ámbar de sus ojos, que mezclados daba de resultado un tono marrón.

Su amor era marrón.

Marrón como un roble, como el roble que sostiene las ramas que salen de el. Ramas de las cuales brotan hojas de diferentes tamaños y tonalidades.

El árbol, un pilar.

Un pilar básico que brota de una semilla y se convierte en algo que nos ayuda a vivir día con día. Que nos da esa chispa de vitalidad.

Sin los árboles, no somos nada.

Y Honey y Kiyoomi sin el otro tampoco.

Su amor era como un árbol, el cual crece cada día.

Ellos lo sabían.

Y ahora nosotros también.


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 - 𝚢𝚎𝚕𝚕𝚘𝚠 - 𝓈𝒶𝓀𝓊𝓈𝒶 𝓀𝒾𝓎ℴℴ𝓂𝒾 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora