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En cuanto bajo de aquel tren, comenzó a correr a toda velocidad como le era posible, se había quedado dormida, para variar, había olvidado poner su alarma para el día siguiente y para su mala suerte vivía muy lejos de su escuela

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En cuanto bajo de aquel tren, comenzó a correr a toda velocidad como le era posible, se había quedado dormida, para variar, había olvidado poner su alarma para el día siguiente y para su mala suerte vivía muy lejos de su escuela.

Aún estaba medio dormida, su madre le dio un regaño antes de salir de casa por no desayunar y por ni siquiera molestarse en arreglarse el cabello, comentarios que ignoro por completo pues si comía algo no alcanzaría a hacer la digestión para la hora de entrenar y sobre el cabello lo tenía corto y Kobayashi decía que el cabello corto era para no tener que peinarse.

Estaba furioso, como nunca lo había estado, iba tarde, cosa que odiaba, odiaba de una manera inexplicable la impuntualidad y mírenlo ahora llegando tarde, ni su padre ni su madre estaban en casa como para llevarlo a la escuela, se dio cuenta de esto muy tarde, su madre le dijo por mensaje que se fuera en tren para que llegara a tiempo ya que vivía algo lejos de la escuela, pero eso era algo que Sakusa no planeaba hacer ni por un millón de Yenes, Así que irse caminando fue la opción por la que optó, bueno ya no estaba caminando si no más bien estaba corriendo.

7:41 a.m.

Las clases iniciaban a las siete de la mañana, era demasiado tarde para ambos.

Sorpresa fue de ambos cuando se encontraron al mismo tiempo delante la escuela, ambos con la respiración agitada por venir corriendo.

— Sakusa-Sempai, buenos días — hizo una reverencia — Ambos vamos algo tarde — rio.

— Ni lo había notado — hablo en sarcasmo.

Ambos comenzaron a caminar a la entrada de la escuela, donde el guardia de seguridad estaba en la puerta principal para ingresar al instituto.

— Identificaciones — Pidió aquel adulto, de inmediato ambos comenzaron a buscar entre sus mochilas.

Y ahí fue cuando Kiyoomi se dio cuenta que por las prisas, había olvidado su credencial en casa.

— No traje la credencial, la olvide en casa — murmuró apenado.

— Lo siento, sin identificación no pasas.

— Me ve pasar todos los días, porfavor déjeme entrar, será la última vez — hablo en un tono cansado.

— En la escuela hay mil alumnos, veo muchas caras todos los días. — el chico torció los ojos.

La peliroja miró al guardia, luego al de cabello rizado y por última vez a su credencial que tenía guardada debajo de su manga del suéter.

— También olvide la mía, supongo que no podemos entrar — hizo una mueca triste — Vámonos Sakusa-san — sin esperar respuesta de nadie, tiro del brazo del muchacho hasta que llegaron a la salida.

Después de que el azabache procesara por unos segundo que la chica estaba invadiendo su espacio personal, se alejó rápidamente. 

Pero al momento que se alejó, tiro del brazo de la chica haciendo que una pequeña tarjeta se resbalara de su manga.

— Es tu Identificación — le dijo una vez se la devolvió — Mentiste, si la traías.

La chica soltó una risa nerviosa — Oh, bueno supongo que no quería dejarte solo afuera.

— No debiste, perdiste un día de escuela.

— Puah, es un aburrido día más, tendré muchos como esos — hizo un ademán con la mano restándole importancia — Supongo que iras a casa, así que ¿para donde vives?

— El norte.

— También yo, te acompaño.

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 - 𝚢𝚎𝚕𝚕𝚘𝚠 - 𝓈𝒶𝓀𝓊𝓈𝒶 𝓀𝒾𝓎ℴℴ𝓂𝒾 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora