Capitulo 4: El idiota ✔

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Isabela

Me desperté y mire el reloj que se encontraba en la mesita de noche, marcaban las siete am. Es hoy. Lunes.

De un salto me levante y luego de colocarme el uniforme de mi nuevo colegio, me acerque al espejo a mirarme. Me desagrada mucho la idea de volver a llevar pollera.

Mierda.

Vengo de un internado de solo chicas, necesito controlarme a la hora de moverme con esta prenda. No esta apta para mi manera desastrosa de ser. Me acerque a mi armario, para buscar en el un pantalón corto y colocármelo debajo de la falda. Sé que no voy a tener cuidado al deslizarme y lo que menos quiero, es que algún idiota me termine viendo el culo en mi primer día.

Por lo menos este uniforme es mucho más lindo que los anteriores. La pollera es cuadrille, tipo escocesa de color amarilla y gris, una camisa blanca acompañada con una corbata del mismo color y por último el saco de color gris. Este último, lo deje, ya que todavía hace calor. No tengo intenciones de llegar con mis axilas empapadas de sudor, producto de mis nervios y la temperatura del ambiente.

Baje a la cocina y me encontré con mi familia en la cocina. Eva se estaba de espalda preparando el desayuno y mis ojos se abrieron como plato cuando vi que sirvió una tortilla.

¡Son las siete de la mañana!.

¿Acaso me quieren muerta?

Mi papá que estaba expectante a la situación, largó una carcajada, sin embargo mis ojos seguían mirando lo que tenía al frente para desayunar. ¿Cómo le explico que hay días en los que no desayuno?.

Definitivamente no voy a poder comer esto.

— Ehhh yo-yo. — no sé cómo avanzar sin sonar grosera. Eva hace todo con tanto amor que da pena negarse. — Nada, supongo que a comer.

Me rindo. No puedo.

Y ellos, como si supiesen, largaron una carcajada al mismo tiempo. Les mire un tanto confundida, hasta que Eva se acercó a mi lado tendiéndome una taza de café y medialunas.

Lo comprendo. Se complotaron para hacerme una pequeña broma de mañana.

— Comediantes salieron. — les acuse con mi cuchara. — Ahora entiendo por qué estas así Alex, si mira como desayunan.

— Y por eso tú estás así de pequeña, si solo comes eso.

— Decime Alex. — lo fulmine con la mirada. — ¿Cómo queres morir?

— Mamá, Isa me está molestando. — los dos mayores nos miraron por cortos segundos y decidieron que lo mejor era ignorar nuestra estúpida pelea infantil. — Siempre quise decir eso, es algo de hermanos.

Deje escapar una pequeña risa que mi hermano siguió. Es verdad. Es algo típico, de lo que nosotros no estábamos acostumbrados.

Luego de desayunar, mi padre me llevó al colegio ya que tenía que estar más temprano para hablar con el director.

Alex por otro lado, decidió irse caminando con Teo. Lo entiendo, íbamos a llegar media hora antes de empezar, hubiera elegido lo mismo.

Cuando llegamos al colegio, me sorprendí de su gran arquitectura, ocupaba dos manzanas y se lo veía demasiado moderno. Fuimos hacia el director, el cual se presentó y comenzó a dialogar con mi padre. Me desconecte de su conversación. La verdad es que no me interesa, para nada, escuchar las mismas presentaciones de cada año.

Mis ojos viajaron por toda la sala, debo admitir que es hermosa. Todo hace juego con el marrón de los sillones de cuero y en el techo se encontraba una lámpara estilo araña, era de vidrio, se la veía antigua y delicada.

Dos metros lejos (EN EDICION)Where stories live. Discover now