Capitulo 35: Explosión

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Teo

Seis días sin sus abrazos.

Seis días sin sentir sus besos.

Seis días de no tenerla durmiendo a mi lado.

Seis putos días sin Isabela.

Esto no puedo seguir soportándolo un día mas, extrañarla tanto me está consumiendo a cada segundo.

Ella está mal, lo sé, la vi con mis propios ojos en la entrada del colegio, se encuentra mucho más delgada, sus ojeras cada día se marcan más y está sola, la veo todos los putos días solas.

¿Dónde rayos están sus amigas?

¿Dónde están Luka y Alex?

Me senté en mi asiento y deje caer mi cabeza en el banco. Últimamente mis mañanas son estas, encerrado en mi mismo, lamentándome cada puto segundo que no aleje a esa tonta de mi lado, si le hubiera gritado ese mismo día estoy con Isabela, sin importarme que Alex estuviera a mi lado, ella seguiría conmigo, discutiendo, besándome, abrazándome, solo estando conmigo.

Ahora tengo que conformarme con su horrible alejamiento, sin dejar acercármele para nada, ella solo decidió odiarme y no confiar en mí. Sé que lo merezco por todo lo que paso en el pasado, pero creí que estaba cambiando por ella, creí que si algo así llegaba a pasar ella iba a confiar en mi cariño.

Escuche como Luka se sentó a mi lado, espero que esta mañana me perdone, pero no tengo ganas de platicar, solo quiero estar hundido en mi miseria, conociéndolo no me va dejar y dentro de unos segundos va comenzar a picotear mi cabeza con sus dedos, hasta que me enoje y logre su cometido, que me voltee con cara de pocos amigos.

Los segundos pasaron y no sentí sus molestias para nada, gire mi cabeza para encontrarme con la persona menos pensada sentada a mi lado. Alex, estaba en el lugar que por mucho tiempo fue suyo, menos los últimos seis días que se sentó en otra punta con Isaac.

Isaac.

Me acomode rápidamente de la silla cuando vi a los dos en sus anteriores asientos.

¿Qué rayos está pasando? Se supone que me odian.

Alex en ningún momento de la clase volteo a verme, quedo toda la hora hasta que la campana sonó, con su mirada hacia delante.

Lo único que sé, es que platico con Isabela, logrando arreglar sus cosas y cuando me entere, me alegro muchísimo. Mi amigo realmente se había pasado con las cosas que le grito a su hermana, estallando con el "me alegra no ser tu hermano".

En mi vida vi a Alex pidiendo disculpas por las palabras que dice cuándo se encuentra realmente enojado. Sigo esperando mis disculpas de cuando éramos chicos y me grito que era un crio feo y que nunca volvería a ser mi amigo. El día después de eso, toco mi puerta como siempre lo hacía y sin pedir disculpas comenzó a tratarme como si nada hubiera pasado.

¿Piensa hacer lo mismo que cuando éramos críos?

Sacudí mi cabeza, imposible.

Esta sentado a mi lado por algún extraño motivo, me tire a su hermana, lo que tenía sumamente prohibido y me dejo en claro en varias ocasiones que si lo hacía era el fin de nuestra amistad, no hay vuelta en esta relación y el me lo grito ese día.

Cuando la campana suena, mi amigo sale apurado del salón, perdiéndose entre la multitud. Elegí salir también, respirar un poco de aire libre y tal vez cruzarme a Isabela para darme cuenta que todo estos días fueron una gran pesadilla y ella sigue conmigo, esperando un beso de saludo.

Como te gusta soñar despierto, Teo.

Me deje caer en unos de los bancos del jardín, resignado a encontrarme de casualidad a Isabela. En mi vida pensé estar en esta situación tan lamentable, esperando con mucha desesperación la atención de una chica.

Dos metros lejos (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora