VIII

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*** Narra Meritxell ***

Hace dos horas nos habíamos quedado dormidas en el suelo del bosque, justo al lado del lago que reflejaba la hermosa luna llena y todas esas pequeñas pero brillantes estrellas a su alrededor. 

El ambiente estaba silencioso y todo esto era mucho mejor de lo que recordaba.

Veo que el cuerpo de Yaiza se levanta y comienza a caminar con gran delicadeza, con una postura muy distinta a la que ella utiliza, estaba completamente erguida con su mentón alzado. Sus pisadas eran tan delicadas como si estuviese caminando sobre las nubes. 

Estaba aquí. 

Me levanto y camino hasta su lado, se había detenido a contemplar su reflejo en el lago. 

Dirijo la mirada al reflejo y es Varsha en todo su esplendor, no es Yaiza, es el demonio que siempre a estado a mi lado desde mi nacimiento, la que me protegió cuando los brujos mataron a mis padres despiadadamente frente a mis ojos. 

-¿Y bien? -me pregunta con una voz profunda pero con cierto encanto extremadamente peligroso

-Hace lo que le pido, no creo que sea tan difícil

-Necesito el cuerpo Meritxell, necesito estar a este mundo y vengarme de todos aquellos osados que han tenido el coraje de enfrentarme 

-Lo lograremos, sus padres siguen lejos y tratando de buscar nuestro rastro 

-¿Qué te pareció mi actuación? 

-La mejor que he visto, lograste convertir ante sus ojos a un conejito asustado a una fiera poderosa e indestructible 

-Y quiero que se mantenga así, Yaiza es débil, no resultará un gran problema terminar la posesión permanente 

Miro la luna y suelto un suspiro. 

-¿Cómo va tu entrenamiento?

-Aún no supero el morado -susurro 

-No me decepciones Meritxell, todo lo que eres es gracias a mí, me lo debes 

-Lo voy a lograr, pero tengo que seguir dándole confianza a Yaiza, hacerle creer que es poderosa y que tiene poder aunque no sea la primogénita 

-Es tan ingenua -dice riendo 

-Bueno, no esperaba menos, hasta hace unos días ella seguía creyendo que todo esto era solo ficción 

-Una fortuna para nosotros, una desgracia para sus padres 

-¿Qué tan peligrosa es la dichosa tía? -le pregunto

-No llegó a ser azul, también es magia morada  

-Una rival igual -susurro 

-Podrás con ella 

-Claro que puedo con ella, lo que me preocupa es luchar contra tres brujos morados y una amarilla al mismo tiempo

-Por eso debes de apresurarte a subir tu nivel 

-Lo estoy intentando Varsha 

-Pues no estás intentando lo suficiente, sigues siendo insignificante ante los ojos de los demás, puedes creerte mejor, pavonearte por ahí porque a tu corta edad has logrado mucho más que ellos, pero si no te superas a ti misma, terminaras igual que ellos, siendo una bruja barata y destructible, un blanco fácil para que otros te liquiden 

-Nadie va a lastimarme -le digo con rabia 

Sabe que odio que dude de mi capacidad por mejorar, por poder llegar a ser más poderosa, sabe que odio que me subestime así. 

-Tienes dos días para llegar a la rosa, sino, olvídate de la vida a la que estás acostumbrada

-Lo voy a lograr, llegaré a la rosa siendo una bruja azul -le digo con firmeza mientras desvío la mirada 

-Mírame Meritxell, es una orden 

La miro, a esos ojos que son como unas brasas ardientes de fuego incesante, que son perturbadores y terríficos, esos ojos que te arrastran al borde de la locura por tanto miedo que te provocan.

-Pudiste haber hecho un mejor trabajo con la serpiente, si daba miedo, pero no te dejaba sin aliento su monstruosidad, era bastante ordinaria

-Me esforzaré más la próxima vez 

-Más te vale que sea así, no sé si aguantaré otra desilusión por tu parte 

Se da media vuelta y se va a recostar con gran delicadeza sobre el césped fresco. Dejo de percibir su energía y sé que ha dejado que el alma de Yaiza tome el control de su cuerpo nuevamente. 

Tomo una piedra del suelo y la aprieto con mi puño ejerciendo una gran fuerza, hasta que la convierto en polvo. 

Suspiro y me siento a meditar, repasando mentalmente todas las cosas que necesito hacer, todo lo que debo de dominar en dos días y quitar esa sensación de incertidumbre que el hablar con Varsha me provocó. 

Sé que no soy una persona insignificante, he logrado muchas cosas antes que todos los brujos en la historia, pero nada la satisface, necesita que aumente mi poder y habilidades, necesita que sea yo quien la traiga a la vida en el cuerpo de Yaiza.  

****

-Buenos días Meritxell -me dice Yaiza con su voz de niña buena y soñolienta -¿No dormiste en toda la noche?

-No me dio sueño -le digo sin dejar mi postura de meditación 

-Debes de descansar, hemos caminando mucho, no es bueno que las personas no duerman sus horas, muchos estudios revelan que la falta de sueño puede traer grandes problemas de salud...

-Basta Yaiza, no quiero escucharte más, estoy tratando de meditar 

-Claro, lo siento 

Se calla por unos segundos pero después vuelve a hablar. 

-Tengo hambre ¿Conoces de algún lugar por aquí cerca?

Suspiro resignada y me pongo de pie, para comenzar a caminar. 

-Falta media hora para llegar a un pequeño pueblo, ahí venden comida, solo no hables con nadie -la miro con seriedad -La mayoría de ellos son rateros pero por suerte no traes nada de valor que puedan quitarte 

-¿Qué hay de mi collar? -dice indignada mientras toca ese feo dije en forma de corazón que le cuelga del cuello 

-Créeme, sería un favor si te lo roban 

Abre la boca para insultarme pero no sale nada, simplemente se cruza de brazos y sigue mi paso. 

Si hacer un comentario sobre su asqueroso collar la hubiera mantenido callada por tanto tiempo, lo habría insultado desde que despertó luego del caos que Varsha causó con sus padres. 

Llegamos al pequeño pueblo, donde la primera casucha nos recibe con una niña de cabello enredado alimentando a unos cerdos mal nutridos. 

Ella nos mira con desconfianza y corre dentro de la casa, supongo que a informar a sus padres que dos chicas foráneas han entrado a su amado y asqueroso pueblo. Pero el único en el que se puede conseguir algo de comida.

El demonio de pétalos de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora