La Terapia Divina, la chica que elimino el caos y el secuestro fallido.

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Capítulo 6
La Terapia Divina, la chica que elimino el caos y el secuestro fallido.

Una reunión un poco incomoda se estaba sintiendo, el ambiente algo tenso se sentía en la sala de la pequeña residencia que se situaba en la fortaleza flotante. Por primera vez en mucho tiempo, Touya, el chico que se convirtió en el sucesor del Dios Todo Poderoso tenía frente a él a alguien que sabía perfectamente el dolor que sentía en su corazón. Pues se encontraba frente a la portadora de la bendición más grande de un mortal, la chica que en algún momento la llamaron como la bruja del altiplano, Azusa Aizawa.

"te veo un poco nerviosa, ¿estas bien?" – pregunto Touya muy nervioso. Pues, desde hace muchos años no había hablado con alguien fuera de los asuntos celestiales o de la misma fortaleza flotante.

"un poco, supongo que nunca fui de las chicas que no se sintieran tensas delante de algún hombre" – dijo ella tratando de evadir la mirada. Pero dentro de ella podía sentir algo. "esto es estúpido, hace menos de diez minutos podía hablar con el de una manera más fácil, ¿será que estaba tan enojada con él, que deje mis nervios fuera por la ira que me estaba cegando? No, tal vez sea el hecho que estoy frente a un chico que alguna vez tuvo nueve esposas" pensaba ella.

"supongo que te sientes incomoda por el hecho de que estas frente a una persona que tuvo nueve esposas, eso está bien, es de esperarse, incluso en mi antiguo mundo era algo muy raro, muy diferente al mundo en el conocí a las chicas" – dijo Touya algo serio y un poco nervioso mientras se paraba y camino hacia la ventana viendo el árbol del cual había caído el nido de esas aves, Pues al recordar las normas morales que se vivían en su antiguo mundo, el recordar esa clase de cosas lo hacían ponerse un poco nostálgico, pues de su mente emergían recuerdos de su pasado cuando era niño, cuando viva con sus padres, los días que estuvo en escuela... recuerdos que lo hacían añorar su pasado. Fue cuando Azusa lo noto.

"¿tu antiguo mundo? ¿a qué te refieres exactamente?" – cuestiono algo dudosa Azusa mientras pensaba "¿su antiguo mundo? ¿será que, él también...?"

Touya solo cerro los ojos por un momento mientras regresaba para sentarse a lado de Azusa – "supongo que ya lo haz de ver intuido. Así como tú, que no eres del mundo del que conociste a tus hijas, yo no soy del mundo en el que las conocí a ellas" – dijo Touya mientras giro su cabeza hacia el retrato de sus nueves esposas.

"Entonces tu..." – respondió sorprendida Azusa.

"sí, así es" – dijo Touya haciendo una leve sonrisa – "nunca creí que volvería a ver a alguien de Japón nuevamente" – señalo mientras tomaba asiento a su lado.

"supongo que debería de iniciar por donde mi vida cambio... el día de mi muerte..." – explico Touya, le sirvió un poco de Té a Azusa y continuo. – "me llamo Touya, Touya Mochizuki, antes de llegar a ese mundo vivía en Japón, era un estudiante de quince años cuando mi vida cambio, todo gracias a un accidente divino..." – explicaba Touya, para que Azusa perdiera un poco los nervios. Poco a poco al estar hablando de su pasado varios sentimientos melancólicos empezaban a surgir de él, el recordar esas memorias que reprimió por mucho tiempo empezaban a hacer crecer nuevamente un sentimiento de humanidad dentro de él. Por mucho tiempo, Touya estuvo actuando de una manera automática, como si un robot en funciones programadas, eso fue algo que los mismos dioses los hizo preocupar, pues el que alguna vez fue conocido como el Dios más cercano a la humanidad estaba perdiendo la misma.

Paso el tiempo, hablando de como conoció a sus esposas, el cómo le entregaron un territorio para crear una nación, incluso las batallas y aventuras que vivo cundo vivía con su familia en ese mundo; Todas las historias hasta llegar al final, hasta llegar al momento en el que sus esposas le pidieron que todo terminara. Fue cuando Touya por un momento no pudo aguantar más, su voz se quebraba, pues nunca le había contado ese dolor a nadie, pese a que todos los Dioses o las terminales de Babylon lo sabían, él nunca había sacado es dolor de su pecho; tal vez sea por el desborde de sentimientos que resurgieron en él, o porque sentía a alguien familiar por ser una antigua habitante de su mundo, o por el hecho que ambos vivieron una situación similar, el punto fue que por fin pudo sacar ese dolor que reprimía en esa cara de falsedad.

Por usos segundos Touya dejo salir sus lágrimas, para posteriormente volver a tomas la compostura, y ya secándose las lágrimas con su mano derecha hablo – "Perdóname, es solo que... bueno... Hace mucho tiempo que no hablaba con nadie, y pues, nunca hable con nadie después de la muerte de Leen, así que... Perdóname"

"Es como una especie de Terapia de Grupo... aunque solo seamos nosotros dos" – señalo ella, mientras veía la Taza con Té, giro a ver a Touya el cual estaba todavía algo apenado. – "supongo que entonces me toca a mí" – le respondió con una sonrisa.

"me llamo Azusa, Azusa Aizawa, al igual que tu viva en Japón, pero a diferencia de ti, yo era una asalariada corporativa, mi vida era completamente agotadora, morí a los veintisiete años, a causa de las extensas horas laborales que se nos exigían, prácticamente morí en el trabajo. Por suerte fui recibido por una Diosa la cual me otorgo una nueva vida..." – explicaba Azusa de una misma manera. Poco a poco sus palabras empezaban a tornarse felices, el platicar sus vivencias y aventuras con sus hijas y sus amigas hacían que su sonrisa empezara a contagiar a Touya. De pronto y sin darse cuenta Touya le espesaba a cuestionar cosas que le parecían curiosas, y ella lejos de molestarse le respondía como si fueran conocidos. Por alguna extraña razón, la timidez que sintió Azusa al hablar con él poco a poco empezaba a disiparse.

A la par que estos dos estaban hablando eran vistos por una chica de cabellera rosada desde la segunda planta de la residencia, una chica que busco la manera de ayudar a su hermano estaba con una sonrisa que no podía contener. Al fin su hermano había abierto un poco su corazón.

"Te ves contenta Karen" – se escuchó detrás de ella, era una hermosa y delgada chica de cabello corto color purpura plateado.

"soy una hermana preocupona, ¿Qué te puedo decir?" – sonrió ella en dirección a su compañera. – "y tú ¿Cómo sigues, Mohora?" – le cuestiono.

"mejor, pero ese chico si que tiene problemas para hablas con las personas" – Respondió Mohora dando un leve masaje a su cuello.

"hablando de personas que tienen problemas de comunicación... ¿dónde está la joven Akari?, no la he visto desde que inicio la primer incursión" – Cuestiono Karen.

"ella es tímida, Rimuru tiene problemas de ira, no los compares... aunque bueno era de esperarse ese comportamiento de ambos... ella fue a custodiar a la princesa, por cualquier situación que se presente" – respondió Mohora mientras las dos no dejaban de ver a su hermano menor interactuar con otra persona nuevamente.

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En un mundo aparte, el sonido estruendoso de cañones hacían eco en el campo de batalla, el incesante estallido de explosiones, y choques del acero resuenan el al zona, dos ejércitos estaban luchando ferozmente sin dar tregua, de un lado se encontraban las tropas de Tempest, lidereadas por el Rey de las llamas, el general de mayor rango en la orden militar de Tempest... el Oni Justo, Benimaru, que actualmente se encontraba acompañado por una persona de avanzada edad, el santo de la espada, Hakurou; del otro el ejercito del reino de Tils.

"¡¡¡ríndanse ahora, y prometeré que no lastimaremos a los desertores!!!" – se escuchó de una manera autoritaria e intimidante por voz del general Benimaru. De pronto una chica de raza elfica, cabellera rojiza cobre y con una armadura plateada con bordes dorados se lanzó con su espada en mano en contraataque de su petición.

"nosotros, los caballeros de la orden del Reino de Tils, jamás dejaremos de luchar... por el honor a nuestras raíces y nuestra nación... lucharemos para proteger nuestra patria de invasores despreciables" – señalo la chica atacando ferozmente lo que hizo que Benimaru respondiera atacando con su espada haciendo que la chica saliera proyectada al aire.

"que el ejemplo de esta chica sirva como una lección, Nadie se impone ante nosotros, nadie se impone ante Tempest... nadie..." – expresaba mientras estaba a punto de darle el golpe de muerte, pero fue detenido por una espadachina veloz de cabellera plateada. La fuerza de la espadachina era tal que incluso de un golpe mando a volar momentáneamente a Benimaru, lo que lo hizo sorprenderse, pues nadie desde hace mucho tiempo, había logrado tal hazaña.

"No creas que por el hecho de que ustedes sean más, tienen la ventaja" – grito la chica de cabellera plateada – "Zelena, ¿estás bien?" – se dirigió a su compañera. Mientras detenía un ataque repentino de Hakurou.

"¡¡¡Yo, Zelena Von Austien... líder de la orden de caballeros... miembro de la elite de su majestad la Reina Elea... hija de la prestigiosa casa Austien... jamás seria derrotada tan fácilmente por villanos invasores!!!" – gritaba con furia la chica élfica, mientras se ponía de pie y en posición de batalla.

"eres resistente, lo admito, pero jamás podrán contra nosotros... ya dominamos el Gran Imperio de Albarn, es cuestión de tiempo que ustedes caigan ante nuestros pies... ¿Por qué no mejor se hacen un favor y se rinden? Así evitaremos el derramamiento innecesario de tanta sangre" – señalo Benimaru de una manera demandante, lo que hizo que la chica élfica estallara en furia.

"¡¡¡ustedes... miserables demonios!!!" – grito furiosa Zelena arremetiendo contra Benimaru, rápidamente empezó a ondear su espada larga invocando un hechizo, creando un rayo que impacto directamente contra Benimaru, lo cual lo cegó momentáneamente, para posteriormente arremeter contra él con su espada, a pesar de dicho ataque el general se mantuvo tranquilo, pues con sus habilidades otorgadas, ese tipo de ataques no son nada para él, lo que hizo poner más nerviosa a la chica de caballera rojiza.

"no desesperes Zelena, te ayudare" – grito su compañera, pero fue interceptada por Hakurou, el cual ataco usando un corte en diagonal, haciendo que la chica de cabellera plateada retrocediera un poco.

"vaya, veo que eres impresionante, generalmente alguien normal habría sido decapitado con este ataque" – señalo en viejo espadachín.

"por favor, señor, un ataque tan lento como ese no podría tocarme siquiera" – señalo la chica.

"La soberbia te llevara a tu muerte, niña" – señalo el anciano mientras se colocaba en una posición de ataque.

"no sabe cuantas veces e escuchado eso de personas que han caído a mis pies" – señalo la chica riendo mientras se colocaba en posición de ataque, para luego poner una cara más seria – "Bien, empecemos"

Repentinamente el estruendo realizado por el choque de espadas empezaba a resonar en el entorno, a la vista de cualquiera solo se podían ver pequeños destellos de chispas del golpear de las espadas, pero ante la vista de los más experimentados podían ven un combate a la par, la velocidad y técnica del anciano eran repelidas por la fuerza y coraje de la chica.

Mientras eso dos luchaban, Zelena y Benimaru entablaban unas palabras. - "eres valiente chica, tu valentía y coraje es de admirar, tu determinación es fuerte, sin embargo, esta es una pelea que ya han perdido, ya tenemos el poder de la mitad de este mundo, ninguna nación de este mundo podría rivalizar contra la armada de Tempest, sería más prudente que nos dejaran pasar, y someterse a nuestra voluntad, prometo que no lastimaremos a los que nos sirven" – señalo Benimaru de una manera más educada.

"Maratón a la familia real del Gran Imperio de Albarn, asesinaron a miles de civiles inocentes que se defendieron en Vanolark y masacraron a las tropas de Brandel... y ¿todavía piensas que creeré sus mentiras? Este mundo estaba en paz y tranquilidad desde hace miles de años, y ustedes en menos de un día lo volvieron un infierno" – señalo Zelena enfurecida. Mientras canalizaba su energía. Poco a poco sus fuerzas eran restauradas. – "bien, segunda ronda"

"Zelena, no despiertes ese poder, todavía no sabemos la procedencia de esas habilidades, usa las nanomáquinas" – señalo la chica de cabellera plateada de una manera autoritaria.

"como usted diga, maestra" – señalo Zelena a regañadientes.

"¿Maestra? Pensé que eras una niña... pero veo que hay algo más especial en ti" – señalo Hakurou. – "Dime jovencita, ¿no te gustaría ser mi discípula?, si se rinden podre intervenir por ustedes dos ante nuestro amo"

"Me alagas, anciano, pero..." – decía la chica de cabellera plateada, pero de pronto empezó a aumentar su velocidad. Haciendo que del choque de las espadas las de ella se rompieran de la presión que ejercía sobre ellas. – "jamás aceptaría ser la discípula de alguien que a cegado la vida de personas inocentes por la peticiono de un amo maligno"

"¿y? ¿Qué piensas hacer ahora que ya no tienes armas? Ahora estas a mi merced" – señalo confiado el anciano.

De pronto la chica empezó a recitar un cantico mientras extendía la mano - "arde, llamas infernales... calcina hasta los huesos" – de pronto una llamarada golpeo al anciano dañándolo considerablemente. – "eres fuerte, lo admito, pero mi maestra en la espada esta arriba de tus capacidades, además, es una diosa" – repentinamente el anciano se levantó algo dañado.

"bien, segundo asalto" – dijo el anciano confiado. Colocando su espada en una postura de defensa.

Pronto, la chica de cabellera plateada, usando sus habilidades mágicas saco de la bolsa de su vestimenta una espada peculiar. Una espada cristalina empezaba a brillar alrededor. Algo que incluso llamo la atención de Benimaru, pues ambos podían sentirlo, esa espada tenía una energía que podía rivalizar contra las espadas de su amo.

"¡lárguense de este mundo... ahora!" – señalo la chica de cabellera plateada.

"esa espada... ¿Quién eres realmente?" – cuestiono algo confundido Hakurou.

"Me llamo Adele Von Ascham, pero pueden llamarme Mile, y soy solo una chica promedio" – dijo mientras de un salto ataco al anciano destrozando su espada en cuestión de segundos. – "vaya, veo que el primo Touya y la maestra tenían razón... esta espada si puede aguantar mi fuerza" – señalo Mile riendo.

"¿Promedio? Eso no tiene nada de promedio" – señalo Hakurou de rodillas y algo sorprendido, pues su espada habían sido destrozadas en el momento.

"¡aléjate de Hakurou!" – señalo Benimaru, lanzando un ataque con su espada, misma que fue bloqueada por la espada cristalina de Mile.

"eres demasiado fuerte, una de las personas más fuertes que he conocido en mi larga vida... dime, ¿Por qué invadieron este mundo? ¿Qué ganarían con invadir un mundo más débil que ustedes?" – cuestiono seria Mile mientras guardaba distancia entre ella y Benimaru, el cual ayudo a levantarse a Hakorou.

"Dudo que entiendas lo complicado de nuestra razón, pequeña niña, sobre la respuesta que busca nuestro amo" – señalo Benimaru.

"¿Qué respuesta vale más que la vida de miles de personas?" – señalo algo seria Mile.

"no cuestiono las decisiones de nuestro amo... su voluntad es nuestro deber... sus órdenes son absolutas" – señalo molesto Benimaru.

"ya veo, entonces solo son unos títeres que solo siguen ordenes ciegamente sin pensar un instante en ella, no se cuestionan si está bien o si está mal... solo lo hacen por seguir las ordenes de un amo tan ruin que ordeno la invasión de varios mundos" – señalo algo decepcionada Mile, pues en el fono no quería creer que existieran personas tan poderosas que siguieran ordenes de ese tipo.

"el deber de un general es seguir a su amo, no cuestionamos su autoridad" – señalo molesto Benimaru.

"entonces ¿me vas a decir que por un segundo... por tan solo un segundo no dudaste en entrar en conflicto contra una un mundo pacífico?" – cuestiono seria Mile.

"Dudar es algo que un general nunca haría" – señalo molesto Hakorou.

Fue cuando Benimaru recordó esa platica que tuvo con su maestro antes de empezar las incursiones. "... me convertí en Rey demonio para salvar a todos los que perdieron la vida por culpa del Reino de Falmuth, me convertí en un rey demonio para ayudarlos, si tengo que convertirme en un "conquistador de mundos" con tal de encontrar la forma de traerle felicidad a Azusa y a las demás personas que perdieron a alguien en nuestra nación, que así sea." Fue cuando Benimaru empezó a cuestionarse, ¿esto era lo correcto? Antes, su amo nunca había iniciado un conflicto de manera innecesaria o si alguien no lo provocara, pero esto era diferente, totalmente diferente.

"a veces, un líder no necesita un general que siga sus órdenes, sino un amigo que lo ayude a ver lo equivocado de sus acciones" – señalo Mile.

"eso sería insubordinación a un alto mando, nadie cuestiona una orden" – afirmo Hakorou.

"no se cuestiona una orden, sino el motivo de tal orden." – afirmo Mile.

Aunque estaba lleno de dudas, Benimaru no cedió ante las palabras de Mile, y pidiendo un poco más de fe ante su amo este empezaba a manifestar parte del poder de su maestro, poco a poco Benimaru estaba envolviéndose en una bruma inmensa de color negro, los cielos se empezaban a oscurecer, el cuerpo de Benimaru levito por los aires y se preparaba para atacar – "lo siento niña... pero son el enemigo y mi deber es acabar con ustedes" – señalo algo dudoso a la par de que una flama oscura se manifestaba ante todos.

"¡aléjate de mí maestra!" – rugió Zelena. Atacando a Benimaru con un relámpago azul oscuro.

"¡¡¡Detente Zelena!!!" – grito Mile molesta. Pronto una bruma igual a la que envolvía a Benimaru empezaba a cubrir a Zelena. Su mirada se veía completamente vacía, y su voz se escuchaba levemente, como si un trance hipnótico fuera.

"¡¡¡Acabare con todos ustedes!!!" – señalo Benimaru lanzando la ráfaga de llamas que fueron detenidas en el momento que un leve susurro de la voz de Zelena se escuchaba. – "Beelzebuth" – y así ambos ataque fueron lanzados, las flamas que lanzo Benimaru fueron repelidas por la misma habilidad de su maestro, lo que lo confundió más.

"ese ataque es el mismo que nuestro Amo" – señalo Hakorou

"¡¡¡Ordena a las tropas la retirada... ahora!!!" – afirmo Benimaru mientras veía a Zelene la cual seguía en un estado de trance y con la respiración forzada.

"pero señor" - cuestiono Hakorou.

"¡¡¡es una orden... ahora!!!" – afirmo Benimaru para posteriormente retirarse del campo de batalla, la batalla termino con una retirada estratégica, pues sin mencionar la duda que tenía ahora, tenía que informar a su amo sobre lo ocurrido en el campo de batalla. Después de todo, una chica que podía usar los mismos poderes que su amo era algo fuera de lo común.

Y a la par que se retiraban las tropas de Tempest, Zelena salió del trance y cayo a los pies de su maestra. – "le dije a esta chica que no usara esas habilidades, ahora es cuestión de tiempo que él llegue a este mundo" – Afirmo Mile.

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Dentro de la ciudad estado, el Rey demonio, Rimuru Tempest caminaba acompañado de una preciosa elfa, la segunda hija del duque en turno, Herina Ineas Mochizuki. Normalmente la princesa era muy amistosa con las personas que llegaban a este pueblo. Al cuestionarle por qué, su respuesta fue simple.

"todas las personas en esta ciudad me han tratado con un gran cariño y gentileza desde que era una niña, este es el tipo de pueblo que puedes pasear sin que algo malo le pueda pasar a alguien, solía pasear por la ciudad desde niña, todos me trataban muy bien, creo que es lógico que tengamos que responder al mundo con la misma cortesía del cómo se nos trata." – señalo Herina mientras saludaba a los transeúntes.

"Dijiste que tu nombre de familia Mochizuki, un nombre un poco peculiar ¿no?" – señalo Rimuru, algo curioso.

"somos descendientes del primer duque de esta nación, las leyendas dicen que era un chico que migro del lejano Eashen, otros que su familia eran nobles renegados de la antigua nación llamada Yulong" – señalo ella.

"ya veo, eso es algo sorprendente, por cierto, tengo curiosidad, esos medios de transporte que tenían los niños ¿Quién los invento?" – decía Rimuru de una manera educada.

"Parece que ni siquiera sabes nada de este mundo" – Rio un poco la Princesa de una manera encantadora – "esos fueron inventos del primer Duque, las bicicletas, la mayoría de los juguetes y los juegos de mesa... todo eso fueron inventos que creo el primer duque en colaboración con los antecesores de la Internacional "Strand Factory", esos productos fueron el pilar económico de esta nación por muchos años"- señalaba la princesa mientras llegaban frente a la estatua que se localizaba cara al palacio. Lo que hizo a Rimuru levantar la cabeza y reaccionar de una manera algo sorprendido.

"¿es él? ¿es su ancestro, princesa?" – cuestiono Rimuru mientras se cuestionaba. Es el, el chico que me ataco... acaso ¿me ataco un espíritu? No, eso es imposible, yo puedo dominarlos. Entonces el sigue vivo. Después se percató del aparato que tenía esta estatua en su mano... "un Smartphone, quiere decir que este tipo no era originario de este mundo" pensaba hasta que en su mente recordó, "claro, las bicicletas, eso autos, los juguetes en forma de robots... todo, todo esto lo saco para crear su imperio en este mundo, este tipo saco provecho de sus conocimientos para tener dinero y crearse una nación para él ".

"así es, Él fue Touya Mochizuki, el primer gran duque de este país, si quieres saber más de nuestra historia podríamos ir a la biblioteca de central de la ciudad, estoy segura que tus dudas estarían resueltas" – señalo la princesa. Rápidamente Rimuru pensó en una idea, "si secuestro a esta chica podría tener la ventaja contra ese tipo, dudo que deje que una de sus descendientes en peligro, si la capturo podría negocial la liberación de Azusa" pensaba y estaba a punto de usar sus habilidades para crear un portal y regresar a Tempest cuando se escuchó una voz a lo lejos.

"Princesa, no desatienda sus obligaciones" – señalo una chica con una máscara que solo le cubría los ojo, una hermosa chica de cabello oscuro y una figura torneada se acercaba delante de ellos.

"perdona Akari, me distraje un poco" – señalo la princesa – "joven Rimuru ella es mi amiga y maestra en la espada, Akari Mikami, Akari él es Rimuru Tempest, un viajero recién llegado, sé que es mucha molestia pero, ¿podrías enseñarle la ciudad?" – señalo para luego salir corriendo hacia en dirección del palacio.

"Claro princesa, será un placer" – señalo nerviosa la chica para extenderle la mano a Rimuru.

"bbb buen día señor, me llamo Akari, Akari Mikami, créame que es un gusto al fin conocerlo" – señalo la chica algo tímida.

"El Gusto es mío" - dijo Rimuru extendiendo la mano.

"Dígame, ¿en que puedo ayudarle?" cuestiono Akari algo seria.

"¿me podrías hablar más sobre la familia real?" – pregunto Rimuru mientras veía desaparecer a la chica Elfa a lo lejos.

"El Duque en turno, Liner Ineas Mochizuki, su padre era el antiguo duque y su madre era la tercer hija del rey del Reino de Lestia; llego al poder a la edad de catorce años por petición de su padre. Desposo a la princesa Astrid Tierra Elfrau, segunda hija de la Reina de Elfrau cuando ella tenía ciento setenta y nueve años..." – explicaba Akari a lo que Rimuru se asombró. "¿cómo que un chico de catorce desposo a una elfa de a tan corta edad?" se cuestionaba.

"muchos piensan que este era un matrimonio arreglado, como la mayoría de los reinos, sin embargo, aquí en Brunhild tienen algo que casi ningún país tiene" – señalo Akari algo feliz.

"¿Qué cosa es?" – cuestiono Rimuru.

"en otras naciones, los reyes solo pueden desposar a miembros de la realeza o nobleza, sin embargo, aquí se manejan de una manera muy diferente" – dijo riendo, giro a ver a Rimuru y explico - "En esta nación no existe lo que llamaríamos la aristocracia, nunca fueron necesario, y nunca lo será, por lo que nadie de la familia real está limitado a una clase social específica, " – explicaba la chica.

"¿quieres decir que...?" - decía Rimuru pero fue interrumpido por Akari – "Si, es por eso que Brunhilid es diferente al resto de las naciones del mundo, la cercanía que tiene la familia real con su pueblo es algo que ninguna otra nación tiene, la familia real está siempre con el pueblo, y el pueblo siempre esta con la familia Real, siempre a sido así, y siempre lo será."

"eso es fascinante" – señalo Rimuru.

"todos los miembros de la familia real tienen o han tenido una historia con algún civil en el pueblo, para bien o para mal... y la princesa no es la excepción" – Afirmo ella.

"una ciudad asi se le tiene que tener mucho cariño" – señalo él.

"asi es señor, yo le tengo mucho cariño a las personas de aquí y a este mundo" – dijo ella feliz mientras colocaba su mano en el hombro de Rimuru – "es por eso que no puedo permitir que haga lo que tiene pensado hacer" – señalo ella, y antes de que se diera cuenta el escenario cambio ante sus ojos, del palacio enorme y la estatua de Touya, ahora estaba en frente de la fuente en el centro de la ciudad Rimuru, en la capital de la federación de Tempest.

"¿Qué paso? ¿Qué hiciste?" – señalo algo sorprendido Rimuru. Al ver a su alrededor.

" lo lamento joven, pero no puedo permitir que haga lo que estaba pensando, no dejare que secuestre a la princesa, lo regrese a su mundo, le tengo que pedir que considere no meter a nuestro mundo en las disputas que tenga contra el joven Touya, lo que intenten hacer, háganlo entre ustedes, no arrastren a otros mundos a su pelea" – señalo la chica con una cara seria. Después de una reverencia se despidió y se transportó a su mundo.

"¿Qué demonios?, ¿Quién es ella?" – reaccionaba Rimuru para luego intentar regresar a Brunhilid, sin embargo, algo evitaba eso, como si una barrera fuera erguida evitaba el acceder a ese mundo nuevamente, "¿Qué esta pasando? ¿Cómo es posible que no pueda regresar de nuevo a ese mundo?" luego después de cuestionarse un poco menciono - "Akari Mikami, no se quien seas, pero lo averiguare y te arrepentirás de haberte puesto en mi camino"







El lamento de ser un inmortal. Choque de mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora